Sin duda, la celebración del orgullo gay en Madrid, ya no es sólo una fiesta para reivindicar y como dicen muchos: son las grandes fiestas de Madrid. Ni la Almudena, ni San Isidro, ni otras fiestas que también son importantes en esta ciudad. El orgullo gay es la fiesta de todos y para todos.
Este año, la ciudad se ha volcado y por primera vez, ha salido del barrio de Chueca y el éxito ha sido total, aunque como era de esperar Chueca sigue siendo el gran corazón.
El desfile, la manifestación, como cada uno quiera llamarla, ha vuelto a movilizar a miles de seguidores, incluso teniendo el gran partido de España entre medias, pero daba igual, la gente quería disfrutar, vivir la tarde y encontrarse con amigos, familiares y conocidos.
Armonía, diversión, organización, seguridad, serían las palabras adecuadas para catalogar estos días. La gente sale a divertirse, sean de la condición sexual que sean. La normalidad, al menos en esta ciudad, es un hecho.
Desde estas líneas, felicitar a la organización que cada año pone en marcha todo este tinglado, a todo el personal de seguridad que nos hace sentirnos más seguros, al personal de limpieza, ole sus cojones, dejan la ciudad como la patena y a quienes cada año acuden a esta ciudad para disfrutar de unos días que seguramente retendrán en sus retinas hasta otro nuevo año.
No me puedo olvidar, lógicamente, de los locales que amenizan de formas muy diversas, para que cada uno encuentre lo que busca y desea.
Un año más el orgullo termina y muy seguramente, en la mente de muchos, ya están preparando el próximo.
Ahora es tiempo para el descanso tan merecido y el trabajo bien hecho.
Felicidades Madrid, felicidades al orgullo gay más importante de este planeta, y no lo digo yo, sino desde todos los países donde organizan los suyos propios.
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