Leyendo algunas noticias, me resulta
imposible creer que estemos en pleno siglo XXI y en una supuesta democracia.
La Señora Esperanza Aguirre saca
de nuevo las uñas y se cree la dueña y señora de Madrid. Por una parte es
normal, está respaldada por otra Señora “de buen nombre” y de apellido Botella
y su séquito, como siempre, al frente, el Sr. Rajoy. Y es que el
descaro ya es tan evidente, que se pueden escuchar frases como: “No quiere a
los zarrapastrosos de los perroflautas en su puerta del Sol” o “No se van a ir
de rositas”
Me pregunto, y sólo es una pregunta, ¿qué más pretenden hacer con los ciudadanos de Madrid, hasta que les demos la patada definitiva en sus maravillosas posaderas? Sí, estoy cabreado, porque la desvergüenza no tiene límite en estas personas que se ríen día a día de todos los ciudadanos madrileños y del resto de los españoles.
Recortes para todos, menos para
ellos: para la iglesia, para un senado que no hace nada de nada, para unos
diputados que ni siquiera se asoman la mayoría de las veces por el congreso, para
unas dietas a diputados que hinchan sus cuentas bancarias viviendo incluso en
Madrid y teniendo sus pisos propios, para coches oficiales pagados con nuestro
dinero, y un larguísimo etc.
Intentan coartar la libertad
ciudadana de manifestarse con las amenazas de encarcelar sin ningún tipo de
pudor. La Señora Aguirre ha reclamado que se impida los actos de conmemoración
del aniversario del movimiento 15M. Hemos vuelto a la época oscura que pensábamos
se había quedado en el olvido. Sí, hemos vuelto a la etapa de la dictadura, y
les da igual lo que pensemos. Se lo pasan por el forro del sobaco, por intentar
ser un poco fino. No les importa lo más mínimo lo que estén sufriendo o no los
ciudadanos de a pie. Los últimos recortes en educación y sanidad, lo demuestran
y vendrán otros, donde los impuestos nos abrasen a todos, pero ellos seguirán
llenando sus arcas, ellos seguirán en sus casas de lujo y sus pisos de verano,
ellos seguirán viajando en coches de protección oficial pagados por todos
nosotros, ellos seguirán volando en primera clase, ellos seguirán teniendo
dietas aumentando sus impresionantes sueldos; mientras nosotros, tenemos que
hacer mil números para llegar a fin de mes, eso claro, quienes tenemos todavía
un puesto de trabajo. Porque ellos también se están encargando de seguir
destruyendo empleo y ahogando a los pequeños empresarios.
Estoy muy cabreado y no soy el
único y en una ocasión ya he dicho, que la cuerda está muy tirante y ante la
desesperación ciudadana, que se preparen, y no es una amenaza, es una realidad
y ellos lo saben, por eso la ciudad de Madrid está sitiada por la policía desde
hace mucho tiempo. Vayas por donde vayas, hay coches de policía, furgones, motorizados
y a pie. Como me dijo un amigo un sábado que paseábamos por la Puerta del Sol: “Algo
temen y algo se avecina, no es normal que a cada paso que demos, tengamos tanta
policía a nuestro alrededor”
Se han cargado de un plumazo: la
democracia, el estado de bienestar, el poder presumir de la mejor seguridad
social que teníamos, el derecho a una educación necesaria, el derecho a un
trabajo digno. Volvemos a los tiempos de la oscuridad, donde los ricos cada vez
son más ricos y los ciudadanos de a pie, cada vez más pobres.
Pero señores, entonces pocos se
atrevían a hablar, pocos se atrevían a salir a las calles, pero aprendimos la
lección y hablamos, actuamos, salimos a la calle y reclamamos lo que es nuestro
y lo que ustedes se están agenciando día a día, enriqueciendo más a una iglesia
falsa e hipócrita, que sigue menospreciando a la mujer, a las parejas de
iguales, y a los derechos como hombres libres que somos. Están enriqueciendo a una banca que ha
arruinado a cientos de familias y desahuciado por los intereses de las
hipotecas. Y están enriqueciéndose ustedes, que no se han bajado el sueldo, sino
todo lo contrario, y por supuesto no han renunciado a ninguno de los
privilegios.
La gente está cansada y total, si
vamos todos a la cárcel por reclamar nuestros derechos, muchos al menos, tendrán
un techo bajo el que dormir y tres comidas calientes, que a ustedes no les
falta, pero a miles de ciudadanos sí.
Abran los ojos y piensen, que
desde hacía décadas no había tanto hambre y miseria como existe en estos
momentos en nuestro país. Y no es sólo cuestión de culpar a los que salieron,
que por supuesto también han tenido mucha culpa, o a la crisis, sino de
ustedes, que no están realizando una buena gestión y no quieren privarse de
nada, mientras quienes les mantenemos, recuerden que somos los ciudadanos, les están ahogando.
La cuerda está a punto de
romperse y ustedes lo saben y son los culpables.
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