Hoy se celebra el 165 aniversario
del nacimiento de Bram Stoker.
Nació el 8 de noviembre de 1847
en Clontarf y murió el 20 de abril de 1912, en Londres, a los 64 años de edad.
Aunque su novela más conocida
fue: Drácula (1897), su obra resultó muy extensa entre: sus novelas, obras
cortas y de no ficción.
Se crió en Irlanda junto a sus
padres: Abraham Stoker y su madre, feminista, Charlotte Mathilda Blake y sus
seis hermanos, en el seno de una familia burguesa, trabajadora y austera, cuya
única fortuna, de la que presumían, eran sus libros y la cultura.
En sus primeros años, tuvo
profesores privados en su casa, debido a su delicada salud y mientras permanecía
postrado en la cama, su madre le contaba historias de fantasmas y misterio,
temas que influirían en gran parte de su obra.
En 1864 y tras recuperarse por
completo de su enfermedad, ingresó en el Trinity College y se matriculó con
matricula de honor en matemáticas y ciencias en 1870.
Fue un gran atleta y presidente
de la sociedad filosófica.
Alternó sus estudios como
funcionario en el castillo de Dublín, sede del gobierno británico en Irlanda y
como crítico de teatro para el Dublin Evening Mail, además de sus críticas en
varias publicaciones irlandesas e inglesas.
Cinco días antes de trasladarse a
Londres, se casó con una antigua novia de su amigo Oscar Wilde, Florence
Balcombe, con la que tuvo un hijo.
Antes de alcanzar su mayor éxito
con Drácula, sus primeros relatos de terror fueron publicados por la London
Society y la revista Shamrock.
Stoker alabó la actuación de
Henry Irving en su papel de Hamlet y éste lo contrató para ser su secretario
particular y gerente, mientras trabajaba para el actor publicó: The Snake´s Pass (1890) y Drácula (1897) y en 1905 The
Lady Of The Shroud (1909) y The Lair of the White Worm (1911)
Drácula se convertiría en su obra
más reconocida, en la cual realzó los matices del vampirismo. Aún siendo una
obra ficticia, algunas fuentes aseguran que se centró en el personaje real de
Vlad Draculea, también llamado Vlad Tepes “el empalador”. Contó con los
conocimientos de un erudito orientalista húngaro llamado Arminius Vámbéry con
el que se reunía varias veces para que le contara las aventuras del príncipe de
Valaquia. Se inspiró en Irving y en Franz Liszt para fijar el aspecto del Conde
Drácula, donde se reflejaba la lucha entre el bien y el mal.
Óscar Wilde dijo con respecto a
la novela, que se trataba de la novela de terror mejor escrita de todos los
tiempos y la novela más hermosa jamás escrita.
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