La gran obra del francés Víctor
Hugo, publicada en 1862, me sobrecogió cuando la leí, me emocionó como musical y ahora, me ha hecho recordar, sentir y vibrar como en
aquel año 1993, en el teatro.
La película, dirigida por: Tom
Hooper, nos envuelve en la Francia del siglo XIX y donde sus interpretaciones a
cargo de: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried… entre
otros, consiguen que el espectador se crea la historia que está viendo y se
emocione con ella.
Una sobria y magnífica ambientación,
un vestuario muy cuidado y nada ostentoso, un maquillaje y peluquería que más
de una actriz no se atrevería mostrar en pantalla. Porque ante todo la película
quiere que el espectador se sumerja en la historia y no en artificios que
deslumbren la vista y no dejen pensar al cerebro y encogerse el corazón.
La obra busca el razonamiento
sobre el bien y el mal. Sobre aquello que es justo y ético, y donde la política
y religión del momento, son ejes principales.
Algunos críticos han dicho sobre
la película que resulta aburrida, pues sencillamente, tendrían muchas ganas de
irse de paseo, que lo podrían haber hecho. Yo que me conocía el argumento, que
había visto el musical, no me he movido de la butaca ni un solo instante en las
más de dos horas y media que dura.
Sencillamente deliciosa, cargada
de dramatismo, un romanticismo bien medido y unas interpretaciones
sobresalientes.
La banda sonora es espectacular y por encima de todos, al menos para mí, un tema, que tiene que ver mucho
con mi forma de pensar, que a mí juicio es el eje principal de la obra: Sale el sol. Como
siempre he dicho, un día puede resultar duro, por al día siguiente el sol sale
de nuevo para todos. Tengamos esperanza en ese nuevo amanecer, como los protagonistas de la obra, porque quién
sabe, si ese día las cosas cambiarán para nosotros o para el resto de la
humanidad.
Muy recomendable para amantes del
musical.
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