Por fin quedaron atrás los días
de frío, de nieves, de lluvias intensas, de nubes grises y plomizas, de
mantenerse embutidos en prendas de abrigo que a todos nos asfixian, de preferir
estar en casa que salir con los amigos, de pasar frío fumando un cigarro a la
puerta de un local, sí, muy importante para los fumadores; de olvidarse de los
resfriados y catarros, gripes y otros donde los virus de las estaciones ya
pasadas, se ceban en uno. Por fin, llega la estación en la que nací. Llega la
estación del color, de la vida abriéndose camino entre la vida. Donde los árboles
se engalanan con sus frutos y hojas. Donde los setos se visten con hermosas
flores de miles de colores y aromas. Donde el césped se vuelve suave como el
terciopelo. Donde los enamorados cogerán margaritas y las deshojarán con el Si –
NO. Donde mi hermano sol brilla intensamente y nos ofrece el abrazo del calor. Donde
los retoños de los animales que han estado refugiados ven por fin la naturaleza
que se abre ante ellos. Donde los pájaros cantan con mayor intensidad y en los
nidos los huevos comienzan a eclosionar.
Por fin, por fin llega la estación
que prepara a la más deseada. Al verano.
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