lunes, 26 de junio de 2017

HERMANOS DEL VIENTO: CRÍTICA DE CINE


         Hermanos del viento. Una deliciosa fábula sobre la amistad, rodeada de naturaleza en su estado puro, dirigida por Gerardo Olivares (Entre Lobos) y Otmar Penker, director de fotografía; rodada prácticamente en El Parque Natural de Hohe Tauern en los Alpes austriacos.

          “Érase una vez en el viento, un águila” Así comienza lo que podría haber  sido simplemente, un magnífico y espectacular documental sobre la naturaleza y la vida de un águila real, trayéndonos recuerdos de la obra maestra de Jean-Jacques Annaud, “El Oso”,  pero si en aquella película la presencia de los humanos, estaba muy limitada y la voz en off era inexistente, aquí sus dos directores: Gerardo Olivares y Otmar Penker, unen todo su ingenio para crear una película de una belleza fascinante.

         Bajo una idea de ambos, dejan el guion en manos de Joanne Reay, para recrear esa historia entre humanos y animales en estado salvaje.  Personajes viviendo en plena naturaleza. Un guarda forestal, Danzer (Jean Reno). Un hombre viudo,  Keller (Tobías Moretti), sumido en los recuerdos de la pérdida de su mujer, María (Eva Kuen) y su hijo, Lukas (Manuel Camacho), quien siente el rechazo de su padre, tras la muerte de su madre y quien se convierte en protagonista principal de las aventuras, que vivirá junto a la cría de un águila real.

          El polluelo es arrojado del nido por su hermano mayor, como dicta la naturaleza, el fuerte ante el más débil y será Lukas quien lo encuentra por casualidad. Mientras el polluelo se hace adulto y la naturaleza nos ofrece los cambios en las diferentes estaciones, la amistad entre el ave y el chico se hará más intensa. El distanciamiento existente entre padre e hijo, más doloroso. La soledad del guarda forestal será mermada por el acercamiento del chico, quien recibe sus consejos para cuidar del ave. Todo ello de la mano en gran parte, por la voz en off de ese guarda forestal, pues las conversaciones son escasas.

          Recordando un pasaje del Génesis, Lukas, buscando que nombre poner al águila, pensará en la historia de Caín y Abel. En esta ocasión, Abel sí vivirá, porque será cuidado, alimentado, adiestrado y mimado por el joven.

  
       Una película con todos los ingredientes para que el espectador disfrute desde el comienzo hasta el final,  y además lo haga de forma relajada, pues todo está a su favor. Naturaleza viva en imágenes tan poéticas, que nos invitan a traspasar la pantalla, con la soberbia fotografía de Óscar Durán y Otmar Penker y como broche, la banda sonora que dirige con maestría Sarah Class, evocando los sentimientos que nos enraízan con la naturaleza.


          Las interpretaciones ajustadas a sus personajes, siendo Manuel Camacho, quien ya trabajo con Gerardo en la siempre recordada “Entre lobos”, quien emociona al espectador con su naturalidad ante la cámara y las situaciones que vivirá en esta aventura.

Una película que recomiendo a todos los amantes de la naturaleza y que debería ser vista en familia.

Mi nota: 7

ESTRENO EN ESPAÑA: 23 de Junio

REPARTO: Jean Reno, Manuel Camacho, Tobias Moretti, Eva Kuen

DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Wanda Visión.

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