JOHN LOGIE BAIRD Y SU PRIMERA TELEVISIÓN |
¿Cuántos de nosotros podríamos
pasar sin un rato de televisión? Al menos a mí me costaría mucho y es que
cuando estoy solo en casa, tenerla de fondo, me hace compañía, al igual que a
miles de personas que por razones diversas, esa caja tonta, como tantos la
llamamos, es el único acompañante que tienen, por desgracia.
¿Por qué hoy os hablo de ello?
Pues sencillamente muchos, tal vez muchos, no sepan que ese electrodoméstico “imprescindible”
en nuestros hogares, fue inventado exactamente hoy, hace 90 años. El 26 de enero de 1926 por el físico escocés John
Logie Baird, quien como se merecía el evento, sin llegar a saber hasta que
límites su invento traería entretenimiento al mundo, reunió en su casa,
concretamente en su ático, a un grupo de miembros de la Royal institución
británica y a un periodista. Ante el asombro de todos ellos accionó su
mecanismo y en la pantalla de aquel “diabólico” aparato apareció en blanco y
negro la cabeza de su marioneta Bill.
Al día siguiente el London Times escribió: “Se mostraron a los visitantes
movimientos reconocibles de un muñeco ventrílocuo y de la persona que hablaba.
La imagen, en la transmisión, era débil y a menudo borrosa pero aun así,
confirmó que el televisor, como lo llama el Sr. Baird, puede transmitir y
reproducir instantáneamente los detalles de movimiento y cosas tales como las
distintas expresiones de un rostro”.
Tres años más tarde de ofrecer
aquella noticia al mundo, la BBC lanzaría su primera emisión abierta al público,
no sin una cierta desgana y el 26 de agosto de 1936 comenzó a emitir los servicios regulares; aquel primer
programa comenzaba con la voz del actor y presentador Leslie Milchell diciendo:
“Buenas tardes, damas y caballeros. Es un placer para mí poder presentaros la
magia de la televisión”
A España este gran invento no
llegaría hasta 20 años más tarde, concretamente la primera emisión fue el 28 de
octubre de 1956 con el discurso del ministro Arias Salgado
Hoy en día me imagino si John
Logie pudiera ver en lo que se ha convertido su televisor, aquel que “escondía”
en su interior un disco que daba vueltas con su imagen y su marioneta.