Juan Flahn nos adentra, con
“Orgullo Z” en el mundo de los zombis, con tres personajes principales: Toñi
Ponzoña, una travesti materialista y egocéntrica, que irá cambiando su forma de
pensar y actuar a medida que la historia avanza. Belén, una joven lesbiana que
acaba de mudarse a casa de su novia y se verá inmersa en la imprevisible
situación, mientras su novia está fuera, trabajando; y Miguel, el cachas
mulato, seropositivo y gay, que se irá convirtiendo en una especie de héroe de
la historia.
Juan Flahn, guionista y director de
cine, nos presenta una narración con todos los ingredientes de una novela de
género, dividida en dos partes. La primera de ellas, la definiríamos como la
novela en sí y la segunda como una obra de teatro, en el momento en que entran
en el edificio de la SGAE.
Entre la comedia y el drama, esta
delirante historia nos sumerge, por una parte en el entramado de las calles de
Chueca, barrio gay por excelencia de Madrid, entre sus sombras, rincones y
edificios, algunos de ellos ya deteriorados por el paso del tiempo.
Viviremos, en muchas ocasiones, la historia a la luz del día, pues Juan rompe con el tópico de que
cualquier historia de terror se tiene que desarrollar forzosamente en la noche.
Los tres personajes buscarán la
forma de salir del Apocalipsis en el que se ven envueltos, provocando
situaciones que al lector le despertarán desde la ternura, la sonrisa pasando
por el drama, al despertarse una mañana, tras los locos días vividos del
Orgullo Gay madrileño y sin saber que está ocurriendo o como se ha provocado el
estado de sitio en la zona por una epidemia de zombis. Chueca está aislada, de
cualquier contacto con el resto de la ciudad, donde parece que nada ha
cambiado, llevando a los personajes a una cierta desesperación, al no tener ni
siquiera comunicación con el entorno más allá de esas calles. Televisión, radio
y teléfonos, han dejado de sintonizar toda señal con el interior de Chueca.
La primera parte de la historia,
como he dicho, es una novela en sí, o debería especificar más, y decir que es
una novela – guión, pues muy bien se podría llevar al cine, mientras que la
segunda parte, es en sí misma, sin dejar de formar parte de la historia, una
obra de teatro con momentos visuales muy logrados.
Chueca será un personaje más de
la historia, pero visto como un mero espectador donde contempla a sus
habitantes sumidos en el caos más profundo sin visión de futuro, de escape, de
sobrevivir al aborigen zombi que en los días va creciendo, y es entonces donde
el autor juega su papel mostrando a los personajes su lado psicológico,
desvelando de cada uno lo mejor y lo peor que todos llevamos dentro, y donde sólo
en una situación límite sacamos a la luz.
No quiero desvelar más de esta
obra, que aconsejo a todos los amantes del género y a todos aquellos que buscan
una historia diferente, más allá de las clásicas: Chico conoce a chico o chica
conoce a chica.
Orgullo Z, es además una obra
dinámica, entretenida, que a la postre, es lo que, en ocasiones, muchos buscamos en un libro,
que nos saque de lo cotidiano y a la vez, nos haga meditar sobre la capacidad
del ser humano.
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