Un año cargado de tensiones
sociales que hemos ido capeando como el viento cuando nos impide caminar.
Un año cargado de indecisiones,
donde cada mañana se debía uno enfrentar al devenir de las horas, con la
incertidumbre que se cernía a nuestro alrededor.
Un año donde la lucha ha estado
en la calle, con millares de personas reclamando los derechos se les iba
arrebatando día a día.
Un año donde esa raza política no
ha escuchado a los ciudadanos, sino que se han enclaustrado en sus caparazones
creyéndose con ello intocables, sin serlo.
Un año donde se han sufrido las
subidas de los nuevos impuestos, sin recompensa en los sueldos.
Un año de recortes sociales, que
han mermado el equilibrio social.
Un año donde muchas familias han
tenido que pedir socorro a las instituciones benéficas por la falta de lo
esencial, como la alimentación y donde, para desgracia de la sociedad, algunos
decidieron quitarse la vida, desmotivados por la falta de humanidad.
Un año donde hemos visto
despojadas a muchas familias de sus casas, teniendo que refugiarse en aquellos hogares
en los cuales han sido acogidos.
Un año, donde el vil dinero ha imperado
y acampado a sus anchas, como jinete destructor de pensamientos, acciones y
deseos de progreso.
Un año donde la Iglesia Católica
se ha mostrado cruel, dictadora y falta de los preceptos humanos que deberían
regir los pensamientos del hombre bajo la cual está instituida, y que han
olvidado, por la necedad y sus intereses de manipulación, sin olvidar del
enriquecimiento que para ella ha supuesto.
Un año donde la pobreza se ha
respirado y se respira en las calles. Donde el desanimo flota en el ambiente, donde
los sueños parecen rotos, donde las iniciativas de avance han quedado
postergadas, donde la juventud frustrada piensa en abandonar sus casas en busca
de un lugar mejor para desarrollarse como ciudadanos.
Pero también ha sido un año donde
hombres y mujeres siguen luchando, siguen teniendo esperanza, siguen deseando
que todo sea un mal sueño y pronto puedan despertar, donde el sol les vuelva a
iluminar como lo hacía, la brisa acariciar
y relajar de las tensiones y con la confianza, aunque con recelo, de que
la clase política se dé cuenta de todo el daño que han provocado y lo remiende
pronto, pues sino, este maravilloso país, este maravillo planeta, seguirá
sufriendo la consecuencia de la falta de razonamiento por intereses creados y
manipulados por un dinero que a la postre, no deja de ser eso, dinero.
Tengamos esperanza para el 2013,
soñemos que poco a poco el camino se hace más ligero y liviano, que las
sonrisas no dejen nunca de aflorar en nuestros rostros y que la unidad de todos
cree esa energía que se transmita al cosmos y nos fortalezca.
Hubiera deseado, no haber hecho
recuento de todo lo acontecido en estos 365 días, pero creo que nadie puede
olvidarlos.
MI GRAN DESEO, MI GRAN SUEÑO, MI
GRAN ESPERANZA, ES QUE EL 2013 SUFRA UN CAMBIO POSITIVO PARA UNA SOCIEDAD, PARA
UN PLANETA, QUE GRITA AL ESPACIO, POR UN MOMENTO MEJOR.
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