Parece que para
algunas personas la crisis no existe y con lo más absurdo buscan la forma de
sacar mayores beneficios.
No hace mucho
tiempo, yendo con unos amigos a un supermercado a comprar café, visitamos la sección de productos de selección,
también llamado: El Rincón del Gourmet (suena más fino) y entre toda la variedad de productos a
elegir, por primera vez descubrí botellas de agua a precios impensables. Uno de
mis amigos intentaba justificar el precio diciendo que además de que el agua que contenían las botellas provenía
de manantiales con una calidad de agua especial, las botellas eran de diseño,
bla, bla, bla.
Con todos mis
respetos, lo que aquellas botellas contenía era: AGUA, que a mi juicio
embotellada tiene una misión: QUITAR LA SED.
Pues bien, todo esto viene a cuento porque buscando noticias sorprendentes, divertidas o insólitas para deleitaros a vosotros mis queridos lectores durante este verano, el agua ha vuelto a hacer acto de presencia y esta vez congelada, aunque yo creo que más que agua congelada quien se queda como el hielo es quien recibe la noticia de su precio, porque, agárrense los machos, vender la bolsa de 50 cubos de hielo a la módica suma de 325 dólares. Me parece un poco desorbitado, al menos a mí, no se a vosotros. ¿Lo sometemos a votación?
Este maravilloso
lanzamiento tan asequible a los bolsillos de toda la humanidad, ha sido ideado
por la empresa Gläce Luxury Ice Co, que lanzó los famosos cubos de agua
congelada para fiestas de lujo. Sí, porque para las fiestas que yo puedo
organizar por mi cumpleaños, como que me resultaría un poco excesivo, a no ser que
sea lo único que ofreciera a mis invitados y les hablara de las grandes
cualidades de dicha agua y su congelación. Va a ser que no.
Estoy de acuerdo con la reseña donde se habla de la noticia, que hay personas que tienen el paladar muy fino y algunos hasta puede que sofisticado, pero en mi modesta opinión, esto raya la estupidez más absoluta. ¿Quién es el bobo (y que me disculpen todos los afortunados que están forrados de dinero y se pueden permitir estos lujos) que paga esa cifra por una bolsa de 50 hielo? Señores, les quieren tomar el pelo de una forma intolerable. Si no se habían dado cuenta, se lo digo yo.
La empresa en
cuestión, será astuta en intentar colar en el marcado su producto explicando
que cada cubo está tallado a mano, que mide 2,5 pulgadas por cada lado y que
posee además la cualidad de que dura 40 minutos dentro de la copa, pero señores, ya que están ofreciendo un
producto “elegante, sofisticado y con mucho glamour”, no sean tan burdos a la
hora de intentar menospreciar a la competencia diciendo: “la máquina de hielo tradicional, generalmente compuesta de agua del
grifo, puede contener más de 150 impurezas y sustancias cancerígenas” ¿Quién
se puede creer tal patraña? No señores, no, tal vez su agua sea de mayor pureza,
no lo voy a discutir, al igual que la duración de un hielo en una copa es muy
inferior a lo que ustedes ofrecen. ¿Pero a quién le dura 40 minutos una copa
entre las manos? Otras preguntas que me
asaltan tras esta noticia tan "trascendental" para la supervivencia de las
grandes fiesta ¿A quién le importa que cada lado del cubo mida 2,5 pulgadas?
¿Acaso a esas fiestas de bien, se van con un calibre, que será de oro y platino
para estar a la altura de las circunstancias y miden los hielos?
Al leer esta noticia me ha venido a la mente alguien muy querido por mí, que cuando veía, escuchaba o leía alguna noticia insólita que provenía de la clase alta, muy alta, solía decir: “Los ricos se deben de aburrir mucho, para decir y hacer tantas estupideces” Totalmente de acuerdo y me voy pensando en esos hombres que les gusta asegurarse de que todo es real, yendo a una de esas fiestas, sacando su calibre de oro con incrustaciones en piedras preciosas del bolsillo de su americana de diseño y tomando el hielo entre las manos, medir cada cara, y si la medida es correcta su mirada se asentará en la de su pareja y dirá con voz cálida y determinante: “Querida, estos hielos son auténticos, podemos estar tranquilos”
P.D. Para que las féminas que leen estos artículos no se sientan desplazadas por este último comentario, decirlas que esta acción tan estúpida (de medir un hielo) la veo más propia de un hombre que de una mujer, que no suele caer en estas debilidades tan absurdas.