Hoy se celebra el día
Internacional del Libro. ¿Hasta cuándo? Esta simple y sencilla pregunta, que
muchos tal vez no entiendan, la aclaro enseguida.
Las nuevas tecnologías están
haciendo mucho daño al libro, y me refiero al libro de verdad, al de papel, al
que tiene olor, prestancia, volumen, peso. Al que cada página que se pasa con
los dedos te presenta las palabras en forma de acción. Al que en las Librerías
admiras, te cautiva y lo llevas a casa conservándolo tras su lectura como una
joya. El que te puede dedicar tu autor favorito, cuando lo encuentras en una
presentación o en una feria. El regalo culto que compartes con tus amigos,
familiares o la persona a la que amas.
El libro de papel nos trae los
recuerdos de hombres como Shakespeare o Cervantes, escribiendo con sus plumas
sobre papel rústico. Donde la máquina de escribir, con su sonido especial logró
agilizar la escritura y más tarde el ordenador, nos ofreció la posibilidad de
no derrochar papel, algo tan importante para el ecosistema y sobre todo, poder
corregir, variar, ampliar y un largo etc. aquel texto que el autor estaba
imaginando y creando para el lector.
El libro de papel está vivo,
porque como todo lo vivo envejece y vemos como sus hojas se amarillean, sus
portadas cobran otro color y el haber sido abierto y leído una y otra vez, le
confiere un nuevo estado, un nuevo volumen, y habla, habla de lo que está
escrito, de lo que has compartido en esas páginas, en esas líneas, manteniendo
siempre su residencia en ese lugar de la casa, que tú, amigo lector, has
decidido para él, para ellos.
Pero se pone de moda el E-book y
entran los defensores, aquellos que dicen que es una forma de acercar la
lectura a otros lectores en países donde determinado libro no ha sido publicado
o tal vez nunca lo sea. Los que dicen que es más cómodo, porque en un trasto
plano puedes llevar cientos de libros. Los que afirman, y en parte es cierto,
que es más económico y medito y me digo a mí mismo: Eso no es un libro, no
reside la magia que el libro contiene. Porque es como comparar, un cocido sobre
un plato, a una pastilla que tenga el sabor del mismo.
Sí, estoy en contra, totalmente
en contra de que esa nueva y desfachatez que se considera el futuro del libro,
robe la esencia y el alma del mismo. Lo sustituya y un día, un futuro que tal
vez nosotros no veamos, muy seguramente y afortunadamente, cuando los jóvenes y
no tan jóvenes, se acerquen a una biblioteca, ésta estará dividida en dos
partes: EL MUSEO, donde se puedan ver a través de vitrinas intocables los
libros escritos en épocas pasadas, y LA SALA DE LECTURA, el lugar donde a través
de una pantalla, se encuentren los libros que en ese momento, si es que continúan
existiendo escritores, lean los demás. Porque hasta los escritores, tenemos los
tiempos contados.
No imagino un mundo sin
rotativas, sin imprentas, sin maquetadotes, sin el olor a tinta y papel. No
imagino un mundo sin libros, porque los libros han existido desde que el hombre
es hombre. Desde sus primeros trazos y escritos sobre placas de barro,
pergaminos, papeles rústicos hasta llegar al día de hoy. Me dirán algunos, hay
que cuidar el ecosistema. Sí, yo soy el primer defensor, pero para eso también
existe ya el papel reciclado, sobre el que se plasman mil y una historias en la
actualidad.
FELIZ DÍA DEL LIBRO, Y TÚ, MI
QUERIDO LIBRO, LUCHA POR TU SUPERVIVENCIA, YO ESTARÉ A TU LADO.