Quien pudiera
pensar que en este apartado de “Personajes de la semana” no hablaría de
determinados políticos, se equivocaba. En este apartado irán todos aquellos que
crea se merecen ser elogiados o criticados, políticos o no.
En este caso
para mí es más que una crítica, pues pienso que no ha sabido asumir que el
tiempo pasa y que las nuevas generaciones pueden ser más importantes que lo fue
él, y que quien debe decidir si su figura, trabajo, personalidad… debe de
servir de estudio o no, precisamente no es uno mismo. Modestia señor, modestia,
que es lo que desgraciadamente falta entre la clase política de hoy, y veo que
también del ayer.
Creo que el
atrevimiento y el ego debemos saber hasta dónde debe de ser permitido y dónde
se convierte en ridículo, absurdo y esperpéntico, dejando claros indicios de
una prepotencia y carencias por no haber asumido, tal vez, todavía su gran
derrota, ante la urnas en su momento.
No voy a caer en
descalificaciones hacia su persona, ni hacia su forma de gobernar durante sus
más de 13 años, no hablaré de que ha formado parte del consejo de
administración hasta este mismo año de una empresa a la que en su momento tanto
criticó, y tampoco debatiré que durante su mandato se dieron los primeros casos
de corrupción en nuestra democracia, como fueron los casos Filesa y Roldán. No,
porque todo eso es historia y la tenemos muy reciente. No, no nos hemos
olvidado de usted para nuestra desgracia, pues supo cómo nadie, romper las
ilusiones de millones de trabajadores que le dieron durante todos esos años el
voto, creyendo en un tiempo mejor que nunca llegó, al menos para el pueblo, no
así para usted.
Entonces me
diréis de qué voy a hablar. Pues de lo más descabellado que creo se le puede
ocurrir a una persona. De la excentricidad de un ex presidente de gobierno: Crear una fundación para el estudio de su
figura. ¡Ole sus cataplines! Ya no se conforma con darse bombo cuando asiste a determinadas
conferencias, se trate el tema que sea, pues en una gran mayoría de las
ocasiones, se pone como ejemplo. La modestia está claro que no es su fuerte,
pero centrémonos en la fundación. Los fines que persigue son: “el estudio, elaboración, recopilación,
sistematización y puesta a disposición del archivo documental, bibliográfico,
fotográfico, audiovisual y de cualquier otro soporte de la trayectoria
personal, profesional, política e institucional de Felipe González
Márquez” Y me hago una pregunta
¿Quién da más? Para esta “interesantísima e imprescindible fundación, de interés humano” ha contado con:
Él mismo como presidente (faltaría más) el sociólogo y ex ministro de Educación
José María Maravall Herrero como vicepresidente y a su hija María González
Romero como secretaria, aunque va añadiendo nuevos miembros a la misma.
Continúan exponiendo que: “Los
trabajos de elaboración del archivo se enmarcan en un programa de actividades
ordenadas a la investigación, la enseñanza y difusión de la historia política
de España, desde la segunda mitad del siglo XX en adelante. Además, la
fundación estará dedicada al impulso de actuaciones y proyectos que desarrollen
los valores relacionados con la democracia y las libertades, el bienestar
material y su distribución, la investigación, desarrollo e innovación y el
emprendimiento en el marco de gobernanza global vinculado al nuevo orden
mundial”
Y me vuelvo a preguntar. ¿Cree
sinceramente que es necesario? Y si a esa pregunta contesta que sí, que
conociendo su arrogancia estoy convencido que así será, le hago otra pregunta.
¿Se cree usted capacitado para tal trabajo? Porque no fue usted, precisamente,
un claro ejemplo de transparencia durante muchos de sus años de mandato, ni
siquiera, y me atrevo a decir, puede criticar la corrupción, cuando bajo su mandato surgieron los primeros
escándalos y además probados, como he nombrado anteriormente. Defraudó a
millones de trabajadores prometiendo bajar el paro e hizo todo lo contrario, aumentarlo. Escandalizó cuando
gritando que NO a la OTAN, en todos sus mítines, fue una de las primeras cosas
que aprobó tras un referéndum que dio pena la estrategia que siguió para nuestra incorporación. ¿Lo recuerda? Curiosamente Javier Solana que había estado gritando
junto a usted para que España no entrara en la OTAN, en 1995 se convierte en el
Secretario General de la OTAN. Que cruel es el destino. ¿Verdad? Y esto sólo es un pequeñísimo apunte.
“Prometer prometo y cuando esté
en el cargo, me olvido de lo prometido” Sería el eslogan que debería figurar en
su reciente institución. Posiblemente fue el primero en incumplir tantas promesas, que luego han continuado desde su partido y desde el PP.
Termino con un pequeño apunte de
la historia: El comandante Miguel Paredes en 1974, durante la Operación
Primavera, dijo de usted: Felipe González nos pareció un conversador
ágil, brillante, con “charme”… Pero, de pronto, sacó un largo Cohiba, lo
encendió con parsimonia y se lo fumó como un sibarita. A mí ese pequeño detalle
me chocó, me extrañó. Era un trazo burgués que no encajaba con sus calzones
vaqueros, ni con su camisa barata de cuadros, ni con su izquierdismo… En mi
informe oficial no mencioné esa bobada del habano ni lo que me sugirió. Pero en
mi agenda privada de notas sí que escribí: “Felipe González, el
sevillano, parece apasionado pero es frío. Hay en él algo falso, engañador. No
me ha parecido un hombre de ideales, sino de ambiciones”.»
Entre la añoranza y el
divertimento, me viene a la mente una gran frase, también histórica. “Váyase señor González” Deje a las
nuevas generaciones que hagan su trabajo, no quiera usurpar el trabajo de los
verdaderos historiadores que escriben la historia, y usted disfrute de esa
jubilación tan bien pagada, perdón, tan bien merecida que tiene.
Dejo un vídeo al final que nos
muestra como la historia se repite en actuaciones políticas, aunque en esta legislatura ha cambiado de siglas.
Un día tal vez haga una encuesta para votar de mayor a menor al: peor presidente, el más soberbio, el más mentiroso, al más auténtico, al más justo, al más manipulador... Podría ser un buen ejercicio.