Me he propuesto
traeros cada semana un caso insólito, de esos que muchas veces pensamos que es
imposible que sucedan, pero como dice el dicho: la realidad supera a la
ficción.
Hoy el caso que
os presento sucedió en Visby (Suecia), y cuando se escucha hablar de este país
son varios los temas que nos vienen a la cabeza. El primero que siempre ha
estado en la cabeza de muchos españoles varones, son sus mujeres exuberantes y
liberales, el segundo, y creo que más importante, es su alto nivel de vida y a
diferencia de muchos países, para los suecos una gran prioridad es la
protección del medio ambiente y la eficacia energética. Poseen una organización
y cultura corporativa que no es jerárquica, y colectivista en comparación con
sus homólogos anglosajones.
Pero vayamos al
grano. Como os comentaba los sucesos ocurrieron en la isla de Gotland, Visby,
una ciudad que en invierno alcanza temperaturas muy frías, por debajo de -5
grados. Pues bien, el 30 de diciembre de 2008, una anciana paseaba por sus
calles, en dirección que nadie pudo determinar,
cuando de repente fue golpeada por los excrementos de un San Bernardo,
muriendo en el acto.
Sí, no es una
broma. El animal se encontraba en el tejado de la casa y le entró el apretón,
soltó lo que en su interior le molestaba y en su descenso, dicha materia
orgánica y debido al frío existente, se congeló, convirtiéndose en un arma
mortal que cayó sobre la cabeza de la mujer.
Los herederos de
la malograda mujer, denunciaron al dueño del perro. No he podido encontrar más
noticia en cuanto al tema, pero me gustaría haber sabido que sucedió en el
juicio.
También me
pregunto, ¿qué hacía un perro de esas dimensiones en el tejado de la casa? No
estamos hablando de un Chiguagua, no, era un San Bernardo, cuyo peso al ser
adulto oscila entre los 55 a los 90 Kg.
Ahora no vayamos
a tener una imagen equivocada de este pobrecito animal de carácter apacible,
que tantas veces hemos visto con su barrilete y famoso por sus rescates en la
nieve. Él tampoco ha tenido la menor culpa, sino sus dueños.
Señoras y
señores, un animal de compañía no es un juguete, es un ser vivo que precisa de
determinados cuidados, pues él mismo, por sí solo, no puede llevarlos a cabo.
Por lo tanto, tengamos en cuenta que cuando decidimos adquirir un perro, gato,
pájaro u otras especies más exóticas, debemos responsabilizarnos de sus
cuidados, su salud y alimentación, y por favor, no dejen a un San Bernardo
subirse a un tejado a defecar, evitemos disgustos innecesarios. Si es que
algunos humanos precisan un reciclaje cada determinados años. ¡Qué mundo éste!