Peeping
Tom regresa a Teatros del Canal para estrenar en España S62° 58', W60°
39', una reflexión sobre la creación artística entre apocalíptica y
surrealista.
La afamada compañía
belga Peeping Tom regresa a Teatros del Canal del 5 al 8 de octubre para
estrenar en España su último trabajo S62° 58’, W60° 39’, una visión entre apocalíptica y
surrealista de la creación artística en la que se hace un repaso a
los veinte años de existencia de la compañía creada por fundada
por Gabriela Carrizo y Franck Chartier.
Tras el éxito de
público y crítica que cosechó en su última visita a Madrid para inaugurar el
Festival de Otoño de hace dos años con Triptych: The missing door, The lost
room and The hidden floor, los belgas recalan de nuevo con este espectáculo,
que coproduce Teatros del Canal con el sello Creación Canal, que nos quiere
mostrar lo que hay detrás de la escena, lo que se mueve entre bastidores.
Esta creación de
danza-teatro comienza con un viaje de proporciones apocalípticas. Un barco ha
encallado, atrapado en una montaña de hielo ártico. Para los pasajeros
obligados a sobrevivir en este universo hostil, sólo hay una esperanza: que la
nieve se derrita y libere el barco. Pero pronto, la ficción se resquebraja, la
situación extrema se suspende y se despliega una nueva realidad: la de los
artistas y el director que están creando la obra. ¿Qué se representa, qué es
real y cómo manipulan al público los creadores del espectáculo?
Alternando
imperceptiblemente escenario apocalíptico y puesta en abismo del teatro, S 62°
58', W 60° 39' es un espectáculo en forma de introspección para Peeping Tom. La
compañía belga hace un balance de sus veinte años de investigación artística.
Así, esta creación condensa todo lo que hace que su obra sea única en su
género: escenarios ultrarrealistas y espectaculares, un paisaje sonoro donde se
expresan los mundos interiores de los personajes y una pequeña comunidad de
intérpretes, bien obligados a habitar bailando el universo inestable. al que son
catapultados. A estos compañeros de toda la vida el tiempo también les está
pasando factura: para quienes lo han dado todo en el escenario, envejecer no es
tan sencillo
En esta última creación
de Franck Chartier, la fragilidad está en primer plano. La búsqueda
de la verdad y de las emociones auténticas lleva a todos más allá de
sus límites. Los intérpretes muestran sus emociones y sus vidas, pero
también luchan contra la urgencia del director de ir aún más
lejos. Después de años de sacrificio, voluntario o forzado, empiezan
a preguntarse qué pasaría si se negaran. La disparidad entre ficción
y realidad se disuelve, en un intento de escapar de los círculos viciosos
de la violencia. Los actores intentan escenificar una revolución, el
fin de todo, un nuevo comienzo. Pero este, este fin y este nuevo
comienzo, bien podría ser otra obra de ficción.
En un proceso continuo
de reordenamiento y repetición del trauma, en un paisaje ártico
implacable, S 62° 58', W 60° 39' entabla nuevas discusiones sobre lo
que queremos crear en el escenario en este día y tiempo. Y nuevas
preguntas: ¿Es esta la única manera de digerir nuestro trauma? ¿Qué poesía
queremos generar? ¿Qué mensaje? ¿O deberíamos, en última
instancia, dejar de crear para siempre? ¿Debería el director dejarlo todo?
“Después de todos estos años creando, siempre guiado por la misma
violencia interior que se vive alrededor, quería compartir esta pregunta
con otros y ofrecer al público un espacio para cuestionarse a sí mismos
también. En otras palabras: violar el tema e invitarlos a tener un
diálogo. Como dice Romeu Runa en la obra: “Podría haber sido un
delincuente, soy un artista", explica Franck Chartier.
Con esta pieza,
estrenada en la reciente Bienal de Danza de Lyon, Peeping Tom presenta una
nueva creación cinematográfica visualmente impresionante que explora las
relaciones humanas, las manipulaciones cotidianas y los
fantasmas intergeneracionales, al tiempo que profundiza en la cuestión del
arte, de lo que significa entregarse por completo al escenario como artista,
y la impostura en lo que se presenta como auténtico. La obra desafía los
límites del teatro. Imaginando un universo ecléctico que toma prestado de
la música, el movimiento y la tecnología, los artistas en escena lanzan
una fascinante reflexión sobre lo que significa crear una obra y entregarse por
entero a una forma de arte.
Peeping
Tom
La compañía de danza y
teatro Peeping Tom, fundada por Gabriela
Carrizo y Franck Chartier, irrumpió en la escena belga en 1999
con Caravana. En estas dos décadas, ha desplegado su fascinante
universo creativo por escenarios de todo el mundo. Todo su imaginario
parte de un contexto hiperrealista. Las escenas aparentan un
entorno familiar: una casa de retiro en Vader, dos caravanas en su
aclamada 32 rue Vandenbranden o una sala de estar en Le
Salon. Sin embargo, rompen ese realismo transportando al espectador a mundos
subconscientes, destapando pesadillas, miedos o deseos.
Esas atmósferas
perturbadoras en las que enmarca sus reflexiones, de clara inspiración cinematográfica,
les han reportado fama internacional. La compañía ha recibido numerosos
premios, entre ellos, el Olivier Award en el Reino Unido por 32
rue Vandenbranden, un Patrons Circle Award en el International Arts
Festival en Melbourne, así como diversas distinciones en los Festivales de
Teatro de Bélgica y Holanda. S62° 58', W60° 39' ha sido creada
con el apoyo del Tax Shelter del Gobierno Federal Belga.