Esta quincena el invitado es Juan Flahn. Un vasco inquieto
que en el mundo del arte ha tocado diversos palos: música, guiones, dirección
de cortos y películas y actualmente escritor de novelas. Espero que a todos os
guste la entrevista.
J.S. Juan, como es
normal en mis entrevistas, las primeras preguntas son de carácter algo más
personal. Así que comenzamos. ¿Cómo te defines como persona?
J.F. Me resulta difícil de
contestar este tipo de preguntas “absolutas”. Es como una amiga mía que me
pregunta “¿eres feliz?" Y yo nunca le puedo contestar a una pregunta tan
absoluta, pues a veces sí, a veces no… Pues con esto de cómo me defino, igual:
no me puedo definir de ninguna manera, estoy en perpetua búsqueda de mí mismo.
J.S. En la sociedad en que
vivimos. ¿Cómo ves el amor y la amistad?
J.F. Otra pregunta absoluta; lo
siento, me veo incapacitado para responder estas cosas…
J.S. ¿Te consideras una persona
inquieta o con los años uno se va templando?
J.F. Me considero inquieto y con
los años me voy templando, lo que no quita para que siga siendo inquieto pero
con más temple…
J.S. Siendo norteño, ¿echas de
menos el mar y la naturaleza que en Madrid no tenemos?
J.F. No demasiado, no soy una
persona especialmente marítima. Además Bilbao no es una ciudad costera, el mar
está a unos 12 o 14
kilómetros.
J.S. Estudias Bellas Artes y eso
abre un horizonte hacia el conocimiento del arte más general. Una de tus
primeras aventuras es la música y creas el grupo “El Dúo Estático” ¿Qué te
aportó esta experiencia?
J.F. Me aportó desvergüenza y la
certeza de saber que cualquier medio de expresión artística es válido.
J.S. ¿Qué nos puedes comentar
sobre ése gran conocido y desconocido que es el mundo del doblaje?
J.F. Que puede ser otro medio de
expresión artística, como he dicho en la pregunta anterior. Está muy denostado
porque se supone que “sustituyes” enormes interpretaciones de actores para
prostituirlas con tus palabras y tonos españolizados, cuando también hay
doblajes que, no voy a decir mejoran, pero sí al menos dan un punto de vista
diferente al de la obra original. Por ejemplo, las películas de John Waters,
sobre todo las que sale Divine – especialmente “Pink Flamingos” y “Cosa de
Hembras” películas que adoro -, me encanta verlas dobladas, porque la voz que
le han puesto a Divine, las cadencias de los parlamentos, los esfuerzos de los
dobladores por encajar las frases en las bocas, aportan un plus de comicidad y
diversión que la obra original no tiene.
J.S. Ganas el concurso de series
convocado por la ETB ¿Fue influyente para luego abrirte camino hacia el guión
de nuevas series?
J.F. No especialmente, porque
enseguida me vine a Madrid y aquí nadie me conocía, o sea que fue como empezar
de cero de nuevo. En realidad siempre tengo la impresión de estar empezando de
cero, incluso hoy en día.
J.S. Abandonas tu tierra natal:
Bilbao y te desplazas a Madrid. ¿Hubo algún motivo principal para ese cambio de
ciudad?
J.F. Sí, el hecho de saber que
aquí en Madrid hay más oportunidades de trabajo en el sector audiovisual.
J.S. Asentado en Madrid,
comienzas con guiones para series tan conocidas como: Canguros, Ana y los 7, La
casa de los líos y Mujeres. ¿Qué diferencia, si es que existe, encuentras entre
trabajar un guión para una serie de televisión, para un cortometraje o
largometraje?
J.F. En la tele el trabajo es más
en equipo, tienes unas tramas prefijadas, tienes una duración concreta y una
serie de parámetros que debes respetar. En cine se supone que puedes ser más libre. Y luego está la
duración de cada cosa, una serie puede desarrollarse a lo largo de más tiempo
por lo que se pueden desarrollar tramas más secundarias, puedes detenerte en
acontecimientos menos relevantes. En cine es fundamental ir mucho más al grano
porque tienes un tiempo limitado.
J.S. Muchos dicen que
posiblemente tu mejor guión fue “Insomnio” Cuéntanos algo sobre este trabajo.
J.F. ¿Quién dice que “Insomnio”
fue mi mejor guión? Me encanta. Pues nada, muchas gracias. Fue un proyecto que
era más interesante en sus primeras versiones porque las tres tramas que se
entrecruzan en la película no estaban ordenadas cronológicamente y había
ciertos bucles temporales muy bonitos, yendo atrás y adelante en el tiempo,
pero el productor pensó que no se entendería bien y contrató a Fernando León
que lo que hizo fue ordenar cronológicamente los acontecimientos y, a mi
juicio, perdió cierta gracia… Claro que Fernando también le aportó mucha chispa
que la peli no tenía antes.
J.S. En 1996 eres nominado a los
premios Goya por tu cortometraje “Hábitos” ¿Qué se siente estar nominado en
unos premios tan importantes?
J.F. Nerviosismo… Muchos nervios.
Es lo más cercano a lo que puede sentir Meryl Streep que me haya pasado en la
vida.
J.S. Algunos afirman que ganar un
premio como el Goya o estar nominado, abre muchas puertas ¿Estás de acuerdo con
esta afirmación?
J.F. Sí y no. A cada uno le
funciona de distinta manera. A mí no me abrió demasiadas puertas la nominación,
pero hay gente que tras un Goya no para de trabajar y otros que no tienen tanta
suerte. Es más, lo que se comenta es lo
contrario de lo que tú dices: que tras un Goya dejas de trabajar de inmediato.
J.S. Antes de dirigir tu película
más comercial, habías realizado una anterior en el País Vasco, con el título
“Las flores de Bach” en sistema Mini – DV ¿Qué te reportó profesionalmente?
J.F. No la realicé en el País
Vasco, la rodé aquí en Madrid, cuando ya llevaba 9 años viviendo aquí.
Profesionalmente tampoco me reportó gran cosa. Fue una producción
baratísima rodada sin equipo ni
presupuesto que lo que más supuso fue un training para mí. Hacer un
largometraje y quitarme la espina del largo. Con los años me han llegado muy
buenas críticas de este primer trabajo, eso sí.
J.S. Recuerdo que era un viernes
noche, que saliendo de un local de Chueca me encontré con todo un despliegue
frente a otro local. Se estaba rodando una película y la verdad que me quedé
sorprendido por el despliegue. No era la primera vez que paseando por Madrid,
me topaba ante un rodaje determinado, de una serie, un corto o un anuncio.
Pregunté y me dijeron: Están rodando una película. Esa película era:
Chuecatown, tu primera película comercial. ¿Cómo surgió este proyecto?
J.F. Es un proyecto que me
pasaron Félix y Dunia, una idea de una productora que no recuerdo cómo se
llamaba que nos encargó el guión basado en los cómic homónimos. Nosotros
afrontamos la historia desde un punto de vista contrario al de los cómics. Al
principio no queríamos hacer una película alocada, sino una cosa de vidas
cruzadas en el barrio, con sus luces y sus sombras, tipo “Magnolia”, pero a los
productores no les gustó este tratamiento que les pasamos y nos dijeron que
querían algo más “torrentiano”, literalmente. Así que escribimos una versión
más alocada y cómica de “Chuecatown”. Y luego la productora cerró quedándose
congelado el proyecto. Por suerte una productora barcelonesa lo compró y se
hizo cargo y se pudo rodar la película.
J.S. ¿Tienes en mente algún guión
y futura dirección de otra película?
J.F. Guiones he escrito unos
cuantos en estos años desde que acabé “Chuecatown” pero no les han gustado a
los productores. Tengo en mente otro, de bajo presupuesto, pera rodarlo yo si
se da el caso, como con “Las Flores de Bach”, pero primero lo tengo que
escribir.
J.S. Llegamos al mundo de la
literatura, propiamente dicho y en el 2010 editas tu primera novela: De Gabriel
a Jueves con la editorial Egales. Hay una frese conocida de dicha novela que
reza: “A veces cuando vuelvo de marcha llamo a un chapero para follar”
Hoy por hoy, ¿Quién crees que
solicita más los servicios de un chapero?
J.F. No tengo ni idea, supongo
que todo aquel que pueda pagarlo, porque la prostitución se ha convertido en un
servicio que usa todo tipo de personas, casadas, comprometidas, solteras,
guapas, feas, jóvenes y viejas.
J.S. Reconozco que esta novela
aún no la he leído y es que cada año se publican muchos títulos y uno no puede
con todos – sonrisas – más cuando me gusta leer otros géneros literarios y
algunas novelas son copiosas en páginas. Para quienes como yo, no hemos leído
esta novela. ¿Qué nos puedes contar de ella?
J.F. Que se trata de un descenso
a los infiernos personales. Que yo pensé que se me había ocurrido un final muy
original y estaba muy orgulloso de él, hasta que vi la película de Roman
Polanski de 1976 “El Quimérico Inquilino” que tiene un final similar y me llevé
un chasco. Aún así me siento orgulloso de la novela, creo que, humildemente,
está bien escrita.
J.S. Tu segunda incursión en la
novela llega de la mano de Stonewall en el 2012 con “Orgullo Z” Ésta si la he
leído – se me escapa una sonrisa – Vuelves a centrarte en el barrio de Chueca
con tres personajes principales: Toní Ponzoña (travesti) Belén (una joven
lesbiana) Y Miguel (Un cachas mulato) La novela tiene dos partes muy
diferenciadas. Centrémonos en la primera parte, la novela en sí. ¿Cómo se te
ocurre plagar Chueca de Zombis?
J.F. En realidad todo surge hace
año y medio de una conversación con un amigo. Antonio, muy aficionado al género
zombie, que me contó que se llevaba mucho el tema, que había un resurgir de los
muertos vivientes, tanto en cine como televisión y también en literatura. A
partir de ahí se me ocurrió que todas las invasiones zombies sucedian en USA y
pensé que una invasión zombie en Chueca tendría mucha gracia y me puse a ello.
J.S. Ante el Apocalipsis que se
les viene encima, los personajes van mudando sus formas de actuar y sentir,
tanto exteriormente como interiormente.
¿Piensas que el ser humano ante determinadas circunstancias, deja atrás
sus máscaras para mostrase tal y cómo son realmente?
J.F. Claro, en una situación de
peligro real la gente es capaz de lo mejor y de lo peor. En una situación así
se vería quién tiene alma pura y quién es un mezquino, sin máscaras.
J.S. La otra parte diferenciada
de la novela, comienza justo cuando los personajes se refugian en el edificio
de la SGAE, encontrándose en su interior con otros nuevos personajes. Esta
parte está contada a modo de obra teatral. ¿Por qué ese giro en la historia?
J.F. Sabía que el final iba a
desarrollarse allí desde el principio de la novela y que se iban a encontrar
con nuevos supervivientes al holocausto. Entonces, al ser un único lugar con
nuevos personajes la cosa iba a ser sobre todo diálogos, entonces me dio pereza
empezar con “Hola que tal” dijo Fulano “muy bien” dijo mengano… me parecía un
rollo. Fue cuando se me ocurrió que si se mantenía la unidad de espacio y había
gente hablando sin parar, aquello podía ser una obra de teatro. Y así lo hice.
Me pareció además una muy buena idea, original y curiosa. Sólo empecé a tener
dudas de mi decisión cuando ya vi la novela publicada y es que pensé que el
lector tenía que hacer un esfuerzo por adaptarse a la nueva forma morfológica
de la escritura y no sabía si iba a ser agradable o no para el lector…
Afortunadamente a todo el mundo le parece muy bien el cambio y se adaptan sin
mayor dificultad.
J.S. La forma en que describes
las situaciones, como ya he comentado, es minuciosa en los detalles, entre
otras muchas escenas, como ya te dije personalmente en una ocasión, hay una que
me resultó la más impactante: Los personajes a oscuras se alumbran tan sólo con
las pequeñas luces que ofrecen sus móviles en los movimientos que ellos ejercen
por la sala, mientras hablan y discuten.
¿Buscabas con ello crear una mayor tensión en el lector de la que ya se estaba
produciendo?
J.F. Buscaba que hubiera una
imagen potente para el caso hipotético de que la obra de teatro se llevara
algún día a las tablas. Porque la obra de teatro independiente, sin el resto de
la novela, funciona perfectamente, me encargué conscientemente de que así
fuera.
J.S. Es una novela 100%
cinematográfica y a la vez teatral ¿Te has propuesto a te han propuesto
plasmarla visualmente?
J.F. No, me encantaría, pero no se ha
dado aún la ocasión. Creo que hay que darle más publicidad, hacer que llegue a
más gente para que haya ofertas en ese campo. Todavía la novela acaba de
comenzar su andadura como quien dice, no tiene ni un año y quiero que llegue a
la mayor cantidad de público posible.
J.S. Invito a todos a leer esta
novela, que no sólo es una historia con toque de terror, sino con momentos de
comedia muy: divertidos y ácidos. Y no voy a desvelar más de ella.
Terminando como siempre, es un
placer cada vez que nos encontramos y tenemos unos minutos para conversar,
aunque siempre lo hagamos en fiestas donde se tiene que atender a tantos amigos y conocidos. Y llega
la última pregunta, que como las primeras, siempre hago. ¿Qué te gustaría que
te hubiera preguntado que no he hecho?
J.F. Nada, la entrevista ha sido
perfecta tal y como ha sido, muchas gracias, eres muy amable.
Para mí ha sido un placer que
dispusieras de un tiempo para formar parte de mis invitados al blog.
Comentar que la próxima semana,
como ya viene siendo habitual, pondré algunos de los trabajos realizados por
Juan Flahn.