Clasificar
Júpiter Ascending (El destino de Júpiter) dentro de la ciencia ficción resulta
un tanto complicado, pues mama de las películas de CF de las últimas décadas
con claros referentes a: Dune, La Guerra de las galaxias, Los inmortales,
Galáctica, Flash Gordon y muchas más.
Partimos
de un guión donde en los primeros minutos nos sumerge en una familia de
emigrantes rusos, no, esta vez no son malos, aunque cueste creerlo, eso sí, se
presentan como una familia caótica y donde la historia nos hace centrarnos en
Júpiter Jones (Mila Kunis) huérfana de padre con claro referente a la
cenicienta, ella es la que limpia la casa, hace la comida, el café… y como
ocurre con toda cenicienta, cuando ésta se encuentra en apuros, aparecerá su
príncipe azul Cain Wise (Channing Tatum) que patinando con sus botas voladoras,
la rescatará. Pero es que resulta que Júpiter no es una mortal normal, no
señores, la cenicienta de nuestra peli es la soberana, la dueña, la señora del
planeta Tierra, nacida con el gen reencarnado de reina intergaláctica, así como
lo leen y el guión da un paso más, el planeta Tierra se lo disputan los
miembros de una familia de otro planeta, los miembros Abrasax quienes intentarán
aniquilar a nuestra terrícola para apropiarse del planeta por las propiedades
que éste les proporciona, y como se suele decir, hasta ahí puedo contarles.
La
película está escrita, producida y dirigida por los hermanos Wachowski
creadores de la famosa saga Matrix, y sobre esta saga claro está, también hay
homenaje, referencia, como cada uno quiera llamarlo.
El
guión a mi juicio tiene lagunas importantes, pero es ciencia ficción y se puede
perdonar, y como en mucha ocasiones ocurre en las películas de ciencia ficción,
hace alusión a personajes clásicos, en esta ocasión el conflicto edípico en el
personaje de Balem (Eddie Redmayne), lo que no es perdóname en estos hermanos
es el exceso de efectos especiales, hasta el punto que hay momentos en los que
no se sabe que puñetas estás viendo en la gran pantalla, porque el ojo humano, por si ellos no lo
saben, tiene una capacidad de captación de imágenes por segundos determinada y
no lo que ellos pretenden que visualicemos. Afortunadamente la vi en 2D, no me
quiero imaginar lo que sucederá con los 3D, dolor de cabeza asegurado a la
salida.
Es
lamentable que así suceda porque las actuaciones son muy respetables. Es
lamentable, porque el guión aunque flaquee, da juego. Es lamentable porque la
ambientación, la banda sonora, el maquillaje, peluquería y el impresionante
vestuario le otorgar a la cinta un colorido y vistosidad espectacular, pero no
se puede perdonar que teniendo la escuela, experiencia y valía con otras
películas a sus espaldas, como la legendaria Matrix, destrocen los ojos de los
espectadores con efectos sin control, con caídas de torres y edificios que aparecen por arte de magia en
primeros planos, con ataques de rayos destructores, a saber de dónde proceden,
que llenan la pantalla como lluvia de colores en todas las direcciones posibles
y donde los personajes no reciben impactos sobre sus cuerpos, apenas algún
arañazo en sus caídas entre las placas de metal.
El
espectáculo está servido, sí, lo reconozco, pero lo que también está servido es
que cuando te levantas de la butaca te cuesta reaccionar y saber que has visto,
al menos durante el transcurso de las batallas, y entonces es cuando te atreves
a preguntar a quienes han ido contigo y respiras aliviado porque a ellos les ha
pasado lo mismo.
Posiblemente,
sea de esas películas que precise de un segundo visionado, pero al menos yo no
lo voy a hacer.
No
puedo darle más de un 7 de nota, y eso siendo generoso y lo hago entre otros
pequeños detalles, por el respeto a los hermanos Wachowski y porque las escenas
de vuelos de patinaje galáctico que se monta Cain Wise (Channing Tatum) a mí
particularmente me cautivaron.
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