Las grietas de Jara está dirigida por el argentino Nicolás Gil Lavedra.
¿Una grieta física o social de un país donde la corrupción, aunque haya mejora
en los últimos años, sigue siendo el pan de cada día? Cuenta con guion del
propio Nicolás Gil Lavedra junto a Emilio Torres, basándose en la novela de Claudia
Piñeiro.
Leonor (Sara Sálamo) entra en el estudio de arquitectura Borla y
Asociados, preguntando por Nelson Jara (Óscar Martínez), pues desde hace
un tiempo, ha perdido el contacto con él. Las miradas y la forma de esquivar la
pregunta sobre el paradero del Señor Jara, por parte del arquitecto Pablo Simó
(Joaquín Furriel), su jefe Mario Borla (Santiago Segura) y la
socia de este último, Marta Hovart (Soledad Villamil), evidencian que
guardan algún secreto inconfesable.
El espectador irá descubriendo la
verdad a través de los flashback que tiene pablo sobre Nelson Jara, el
propietario de una vivienda que sufre una grieta importante en su salón y lo
achaca a las obras que la empresa Borla y Asociados están realizando al lado de
su edificio. Les solicita una indemnización por los daños que le están
ocasionando. ¿Qué hay de verdad y mentira? ¿Cómo actuará la empresa? ¿Qué ha
pasado con Nelson Jara?
Nicolás nos adentra en una historia oscura y misteriosa, envuelta en los problemas sociales y políticos que atraviesa Argentina. La estafa en los inmuebles es simplemente una excusa para denunciar la corrupción existente aún en ese país, donde pocos se salvan en lo político, empresarial, social y las propias administraciones, provocando con ello, como suele suceder tantas veces, que el ciudadano tome cartas en el asunto y los atajos que sean necesarios, utilizando la argucia para solventar su economía, sus necesidades y sus problemas, con el mínimo esfuerzo, aunque no sea lícito. Una obra con un final revelador.
Nicolás nos adentra en una historia oscura y misteriosa, envuelta en los problemas sociales y políticos que atraviesa Argentina. La estafa en los inmuebles es simplemente una excusa para denunciar la corrupción existente aún en ese país, donde pocos se salvan en lo político, empresarial, social y las propias administraciones, provocando con ello, como suele suceder tantas veces, que el ciudadano tome cartas en el asunto y los atajos que sean necesarios, utilizando la argucia para solventar su economía, sus necesidades y sus problemas, con el mínimo esfuerzo, aunque no sea lícito. Una obra con un final revelador.
Una sociedad de juguetes rotos para
algunos, solo necesarios para cuando hay que votar y olvidados el resto del
tiempo, viviendo en una sociedad que respira tristeza y agonía, cuando debería ser
lo contrario, pero nada cambiará, nada se solucionará, hasta que los engaños,
los trapicheos y la codicia de unos, cese para el beneficio de todos.
Interpretaciones muy correctas como
nos tiene acostumbrados el cine argentino, destacando al trío formado por Oscar
Martínez, Joaquín Furriel y Soledad Villamil y suspendiendo una vez más a un
Santiago Segura, que no deja de imitarse a sí mismo, resultando cansino con un
registro actoral carente de toda expresividad, naturalidad y quedando
burlesca su imitación del acento argentino. Pero parece que este cómico, no es
consciente de sus limitaciones y equivocaciones. Osado es un rato.
Mi nota es: 6,5
Mi nota es: 6,5
ESTRENO en ESPAÑA: 13 de Julio
REPARTO: Oscar Martínez, Joaquín Furriel, Soledad Villamil, Sara Sálamo, Laura
Novoa, Santiago Segura, Zoe Hochbaum.
PRODUCTORA:
Coproducción Argentina-España/ MyS Producción/ Gaman Cine/ Telefe/ Cindy
Teperman/ Benteveo Producciones Audiovisuales/ DK Group/ Royal Cinema Group/
Non Stop Digital/ Bowfinger Internacional Pictures.
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: 39 Escalones.