Siempre has sido una amante de
los deportes extremos, disciplina que abandonaste, como tantas mujeres cuando
se casan y tienen sus hijos, pero cuando alguien ama los deportes, al final la
reclaman, como han hecho contigo.
Cuando te conocí, como estudiante
que eras de óptica en Madrid, tu espíritu libre, tu energía desbordante, tu
forma de hacerte querer, por como te entregabas a los demás, era innegable.
Aventurera sin igual, libre como
el águila, fue como te conocí en tu afición por el montañismo, especialidad que
seguramente conservas muy viva en la mente, pero ahora, ahora has tomado las
dos ruedas y te has lanzado a disfrutar del aire libre y de los entornos
naturales con un nuevo grupo de amigos. Como todo en la vida, te lo has tomado en serio, pero sobre todo
disfrutando del todo.
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Felicidades mi querida amiga. Felicidades
por seguir siendo una luchadora en la vida y disfrutando con ella y la gente
que te rodea.