La directora norteamericana, Karyn Kasuma, dirige, Destroyer, con guion de Phil Hay y Matt Manfredi.
Erin Bell (Nicole Kidman), una policía fuera de servicio, llega a la escena de
un crimen. El cuerpo es de un varón indocumentado, tumbado boca abajo. No
precisará ver su rostro o conocer su documentación, para saber de quién se trata. Los billetes
marcados que se encuentran junto al cadáver y el tatuaje que el hombre muestra en
su cuello, son la clave para sospechar que ha vuelto a atacar un asesino
llamado Silas (Toby Kebbell), a
quien conoció cuando era más joven.
Erin Bell y su compañero Chris (Sebastian Stan) se infiltraron, años
atrás, en una banda muy peligrosa del
desierto de California, donde conocerán entre otros al despiadado y carismático
Silas y a su pareja, Petra (Tatiana
Maslany). Durante la misión, Erin quedará embarazada, trayendo al mundo a
una niña, Shelby (Jade Pettyjohn),
pero no será este acontecimiento lo que mantiene atormentada a Erin, en la actualidad; aunque la
relación con su hija, no sea nada positiva.
Destroyen es uno de esos filmes a los
que me gusta clasificar como: Sucio. Incluso la cuidada fotografía de Julie Kirkwood, produce ese efecto a
través de la baja iluminación y los
tonos apagados, que utiliza. Sin olvidarnos del ambiente claustrofóbico y
sórdido que ofrece su directora, a toda la narración, entre el pasado y el
presente.
Un filme en el cual Karyn Kasuma, despliega
dos historias en dos épocas distintas, en un singular juego de flashback. Mantiene un cierto engaño visual y narrativo, para conservar el misterio, pues hasta el mismísimo final, no sabremos realmente cual es el presente actual de los protagonistas y lo sucedido. Si
bien pasado y presente, se diferencian por determinados detalles,
entre ellos, el cabello largo (pasado) y el corto (presente) de su actriz principal; no
todo lo que parece presente, es el instante actual y de esta forma, Kasuma sigue manteniéndonos en alerta, sin dejar que nos relajemos. Un thriller intenso y
asfixiante.
Un nuevo filme y van… bastantes este año
y no es queja, sino todo lo contrario, donde parece que las protestas por parte
de las actrices, directoras y técnicas en general de todo el mundo, han despertado a las productoras y las mujeres por fin cuentan con papeles importantes e incluso poco habituales, como ya
hemos visto en algunas ocasiones, y en particular el caso que nos atañe, con una Nicole Kidman
violenta, angustiosa, sufrida, intrigante, demoledora y todo lo que nos podamos
atrever a imaginar de ella. Una interpretación sobresaliente con una imagen
sorprendente en cuanto a su aspecto físico. Lejos ha quedado la belleza y
estética femenina de Kidman, con respeto a este impresionante trabajo y
transformación. Sin la menor duda, puedo afirmar y afirmo, que la nueva imagen
e interpretación de Nicole, no va a pasar indiferente a nadie. Cuesta mucho pensar
en la Kidman de siempre, encarnada en Erin
Bell. En cuanto al resto de las interpretaciones, todas muy correctas, sin
destacar ninguna sobre las otras. Grandes “secundarios” apoyando a la gran
estrella, ya mencionada.
Un thriller que combina drama, acción y violencia extrema, con
un grado importante de suspense que se nos va ofreciendo a cuenta gotas, en una
narración excesivamente lenta. Ese "defecto", en la lentitud, puede ocasionar cierto tedio en el espectador, si no ha logrado conectar con esta obra oscura, los
diversos personajes y la banda sonora. Una partitura inquietante,
desconcertante y opresiva en la batuta de Theodore
Shapiro.
Mi nota es: 8,5
ESTRENO en ESPAÑA: 15 de Febrero
REPARTO: Nicole Kidman, Sebastian Stan, Tatiana Maslany, Toby Kebbell,
Scoot McNairy, Bradley Whitford, James Jordan, Toby Huss, Jade Pettyjohn,
Shamier Anderson y Jan Hoag.
PRODUCTORA: 30West// Automatik
Entertainment
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: A Contracorriente
Films.