Hoy en día, tal vez, la atracción
más deseada de los parques de atracciones sean las montañas rusas, por la
adrenalina que se descarga en cada una de sus vueltas. Pero la atracción por
excelencia en las ferias de las grandes ciudades e incluso en algunos parques,
han sido, a través de los años: La Noria.
La construcción de esta atracción
data del año 1893, cuando se vendieron por primera vez entradas para disfrutar
de ella.
Fue construida por George Ferris,
que nació en Illinois, Estados Unidos el 14 de febrero de 1859. Ferris se
dedicaba a la industria del ferrocarril y a la construcción de puentes. Fundó
su propia compañía GWG Ferris & Co.
En 1883 y con motivo de la
Exposición Universal, a celebrar en la ciudad de Chicago, los directores de la
misma retaron a los ingenieros a construir un gran monumento para la ocasión. George,
que se sentía fascinado por la Torre Eiffel, creada cuatro años antes en París,
se propuso levantar una enorme rueda giratoria que superase en altura al
edifico más alto de Chicago. La gran noria, se convirtió en la principal
atracción de dicha exposición. Todo el mundo quería verla, sentarse y subirse
en la noria más grande del mundo.
En 1906, la noria de George
Ferris fue demolida tras haber elevado a más de 2,5 millones de pasajeros.
Posiblemente, en un día como el
de hoy. San Valentín, y en otras tantas ferias, muchas parejas recuerden subirse sobre una de esas norias
y desear quedarse por unos segundos en la parte más alta detenidos. El paisaje,
la libertad de sentirse en el espacio y la complicidad de no ser vistos, habrá
generado millones de besos de amor.
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