Llega el último día del año y con él ese rito de hacer balance y reflexionar sobre lo que han dado de sí, estos 365 días. 365 días de transición. Un año, que tras lo acontecido en el 2014 precisaba un tiempo para recuperarse, para el relax, para que cuerpo y mente volvieran a recobrarse de todo lo sufrido durante las dos operaciones.
En estos 365 días me he dado cuenta
de lo importante que es la vida y de lo superfluo que resultan algunas de las
cosas a las que le damos tanta importancia, y en realidad no lo tienen; y eso
que siempre he valorado las cosas pequeñas, pero en estos 365 días, esas cosas
han dejado de ser pequeñas, para convertirse en gigantes.
He disfrutado de un paseo, sin tener
una meta a la que llegar. Me he internado en jardines y deteniéndome junto a
una rosa, embriagándome del perfume que emanaba. He escuchado a los niños reír
y jugar con sus madres y padres. He observado de soslayo a las parejas como se
miraban, como se besaban, como se sonreían. He visto la vida abrirse camino un día tras
otro delante de mí, con cada amanecer.
Muchos han sido los días que no tenía
prácticamente fuerzas para levantarme de la cama, por los dolores y malestares que
las secuelas de las dos operaciones causaban a mi cuerpo durante el proceso de
recuperación. Cada día a través de la ventana de esa misma habitación veía
aparecer el sol y como siempre hago, le sonreía
y esa sonrisa me cargaba de la energía suficiente para esforzarme y
evolucionar a cada paso.
En el año 2013 perdí el trabajo,
causado por una jefa que le daba más valor a las subvenciones que le concedía
el estado por meter a un nuevo trabajador, que a la calidad del trabajador que
ya tenía en su plantilla, aún recuerdo las últimas palabras: “El que sale ganando eres tú, ahora te vas
al paro y a descansar, mientras que yo tengo que preparar a dos personas que
ocupen tu puesto, y estoy segura que no rendirán como lo haces tú” El año 2014 fue donde la salud se puso en mí
contra, con las dos grandes operaciones: Pulmón y oído. Este 2015 que hoy finaliza,
ha servido para la recuperación, para la reflexión, para aclarar muchos temas
que tenía en mi mente pendiente y para reponer las fuerzas, que había perdido.
Dentro de unas horas nos visitará el
2016 y se quedará otros 365 días, y a él le quiero pedir recobrar mi actividad,
la que siempre tuve. Poder encontrar un trabajo. Que la salud continúe evolucionando positivamente, como lo están demostrando los resultados de las pruebas a las que me
someten. Y por qué no pedir también un
golpe de suerte, pero ese tema se lo dejo a la Diosa Tique, que de ello sabe
mucho y es diestra en repartir suerte y
fortuna. Diosa Tique, a ti también te invoco en esta reseña.
A todos vosotros, que no os falte
la salud y el trabajo. Que la sonrisa nunca se borre de vuestros rostros, que
tengáis tiempo para deteneros y así compartir con vuestros amigos, familiares y
conocidos, la esencia de la vida.
FELIZ 2016 PARA
TODOS. OS QUIERO. LO SABÉIS.