Hola invierno. No te doy la bienvenida como a otras estaciones con la misma alegría, porque como bien sabes, eres la estación del año que menos me gusta, pero sé positivamente que resultas necesaria para el ciclo de la naturaleza.
Época en la que la naturaleza se repliega, en que las plantas se vuelven más agrestes, los animales se refugian y el sol, mi gran y querido astro ilumina pero no puede calentar.
Tiempo para la nostalgia y para los recuerdos. Del calor de las chimeneas y de las calefacciones. De tertulias alrededor de un café caliente o un chocolate con churros humeante. De castañas asadas que nos recuerdan tiempos de antaño. Donde las reuniones se hacen más habituales y la convivencia más intensa. Donde la familia comparte más ratos de ocio y los amigos se conocen aún más. Donde las terrazas se sustituyen por cines y teatros. Donde en las calles los cuerpos se contraen buscando siempre un refugio que les proporcione bienestar.
Hermano invierno, que tu paso nos deje lo que el ciclo de la vida tiene establecido y pronto des paso a la primavera. Donde las hadas llenen de nuevo de color los entornos naturales que podemos disfrutar.
No te doy la bienvenida con la misma alegría que a otras estaciones, pero como siempre sé que estarás entre nosotros ejecutando tu destino, y nada hay que achacar a ello.
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