Cuando llega este mes, una cierta nostalgia me invade y es este mes en el que más reflexiono, en el que pienso en el pasado, en el año que ha transcurrido. Hago mi balance particular, recreo los momentos vividos y los que deseé vivir. Los compartidos y los añorados por descubrir. De esos ya os hablaré en otra ocasión. Pero ahora quiero haceros partícipes de ese buen sabor de boca y de saber que ahí fuera, en lugares muy distantes, se encuentran amigos, amigos que no me han olvidado y que yo tampoco aunque hayan pasado años sin vernos.
Recientemente eso ha sucedido con una de las redes sociales: Facebook, donde amigos del pasado, de años vividos en un instituto, nos hemos reencontrado, aunque sea por un medio virtual. Recordamos esos momentos maravillosos y donde una juventud, que no considero perdida, sino guardada en el baúl de la mente, se renueva. Además de éstos, otros tantos, han surgido como de un ensueño.
Los años me han hecho comprender, que por más tesoros que ambicionemos o poseamos, nada como el calor de un amigo, las palabras sinceras, las risas compartidas, las miradas furtivas y las expresadas con total plenitud.
La amistad tiene ese grado insoldable, que si de verdad ha tenido cimientos fuertes, puede pasar el tiempo que sea, que jamás se olvida a un amigo.
Para todos vosotros, mis amigos de siempre, mis nuevos amigos y los que espero en un futuro encontrar y conocer, os dejo con una gran versión de un tema: Amigos para siempre.
Un caluroso abrazo.
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