A estas alturas no debería ser un
mes el de la lucha mundial contra el cáncer de mama, sino una constante defensa
y financiación ante una de las enfermedades que más muertes ocasiona al año, y
no sólo de cáncer de mama, sino de muchos otros, que desgraciadamente sufre el
ser humano.
Hace unos años el que una persona
tuviera cáncer se ocultaba a la sociedad e incluso ante algunos miembros de la
familia, como si el padecer una enfermedad como ésta fuera un castigo divino,
cuando por el contrario, como sucede con cualquier enfermo: el apoyo, la ayuda
y el cariño logra muchas veces la fortaleza suficiente en el enfermo para
vencerla o al menos, vivir con más dignidad y una sonrisa en sus rostros.
Desgraciadamente yo he vivido la
enfermedad en mi madre que falleció hace ya unos años y en una tía. Y si el
paciente sufre, porque el dolor en ocasiones es muy grande, por mucho que
intente ocultarlo y poner una sonrisa en su rostro a sus seres queridos, los que
estamos a su lado lo vivimos de una manera agonizante, dolorosa y frustrante
por no poder hacer más de lo que hacemos.
Uno de los motivos principales por
los que un paciente oncológico recae en su enfermedad es por la presencia en el
organismo de células madre cancerígenas (CMC), que se resisten a los
tratamientos con quimioterapia y radioterapia. Dos tratamientos muy agresivos, que debilitan al paciente y los causantes entre otros, de la caída del
cabello.
Las células madres cancerígenas se encuentran en los tumores en muy
bajo número y tienen como característica importante la formación de las metástasis
en sitios distantes al tumor original. En estado normal estas células se
encuentran dormidas y la radio o quimio no son capaces de destruirlas. En
algunas ocasiones, incluso tras una respuesta inicial al tratamiento, muchos
pacientes con cáncer tienen recaídas debido a que las células madres tumorales
no habían sido destruías.
La gran noticia que ha saltado a la prensa es que un equipo de
investigadores del instituto Biosanitario de Granada ha logrado dar un paso más
hacia la erradicación del cáncer y ha hallado un medicamento que ataca y
destruye a esas células madre cancerígenas en tres tipos concretos de tumores:
Colon, mama y piel. Este logro llega tras 20 años probando más de 2.000
compuestos. Dicen que la unión hace la fuerza y en este caso ha sido gracias a
la reunión de los científicos del grupo “terapias avanzada: diferenciación,
regeneración y cáncer” que dirige el catedrático de la Facultad de Medicina
Juan Antonio Marchal. Junto a él colaboran Joaquín Campos, de la Facultad de
Farmacia y María Ángel García, del hospital
Virgen de las Nieves, así como las Universidades de Jaén y Miami (Estados
Unidos) Al fármaco lo han llamado Bozepinib y abre una puerta a la esperanza. Por
lo pronto, el producto ha demostrado su actividad frente al cáncer y además es
selectivo, ya que actúa únicamente sobre las células madre tumorales, por lo
que se reduce la toxicidad habitual en este tipo de compuestos, que suele
atacar también a células sanas, provocando la mencionada anteriormente, caída del
cabello.
Este gran avance ha sido publicado por sus investigadores, en la revista “Oncolarget”
De momento ha sido probado con resultados positivos en ratones,
ahora buscan financiación para poder adentrarse en la realización de estudios más
específicos de seguridad de seguridad que les permitieran, finalmente, poner en
marcha un ensayo clínico en fase uno, en pacientes.
Marchal apuntó a que lo ideal sería una combinación de tratamientos,
desde la intervención para destruir al máximo la masa tumoral y después
combinar este fármaco con quimio en dosis más bajas, y por lo tanto menos
agresivas para el paciente.
Esperemos que se logre conseguir dicha financiación y que todo
adelanto para vencer esta enfermedad sea bienvenido.
He tomado parte de lo escrito en este post, de la noticia publicada
en el diario cuya foto incluyo en esta reseña.
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