Christian
Carion con guion propio dirige, Perdido, un intenso drama narrado sin prisas y eficaz en su
desarrollo.
Julien Perrin (Guillaume Canet) es un hombre que viaja por gran parte del mundo,
pasando largas temporadas fuera de casa, lo que provoca que su mujer Marie Blanchard (Mélanie Laurent) le pidiera el divorcio
por estar alejado de ellos, pues ambos tienen un hijo, Mathys (Lino Papa), quien está a cargo de su
madre. Marie tiene una nueva pareja y está pasando por un mal momento. Un día
Julien recibe la llamada de su ex mujer comunicándole que su hijo Mathys ha
desaparecido del campamento donde lo habían llevado ella y su nueva pareja
para de esta forma, estar un tiempo juntos, sin la presencia del pequeño.
Julien, al ver que su hijo no aparece, decide lanzarse en su búsqueda.
Perdido, es en apariencia un filme
sencillo, pero muy lejos de esa realidad, realidad que iremos descubriendo a medida que el metraje avanza, entre sus dolorosas
capas: El sentido de la culpa por los errores cometidos, la obsesión por el
trabajo, la protección infantil, el coraje paternal, todos ellos y algunos más,
a través del viaje que emprenderá en busca de su hijo desaparecido, del supuesto o no
secuestro, del miedo a no encontrarlo con vida; por la negligencia de unos padres que han pensado
más en ellos mismos, que en cuidar de la vida que un día engendraron.
Carion somete al espectador a una
narración tal vez demasiado pausada, pero en parte necesaria, pues busca constantemente en su meditada exposición, que nada quede al azar, aunque deje algunos flecos sueltos y aún preguntándonos el por qué, no desmerece a la historia contada,
sino que provoca el debate tras la proyección. Una película no exenta de una
extraña tensión que a medida que avanza en el tiempo, eleva y crispa los
nervios del espectador por la agonía que sufre su personaje principal, por la
violencia desatada, que Christian, con buen atino y gusto no muestra de forma
escabrosa, sino que lo deja para nuestra imaginación, apoyándolo en los sonidos,
aunque en realidad, no sé qué es peor.
Una obra con magníficas
interpretaciones, todas totalmente creíbles y me atrevo a decir, que
imprescindibles; destacando al padre coraje y vengativo que representa Guillaume Canet y al que seguiremos gustosos
en todas sus andanzas, esperando el momento de esclarecer el misterio que rodea
a la desgarrada ausencia de su hijo y lo que haya podido sucederle.
Un filme donde la fotografía de Eric Dumont, tiene mucho que decir y lo
hace de forma acertada, entre sus paisajes nevados, entre montañas solitarias, de
albergues desérticos guardando en terrible secreto, de carreteras interminables
en busca de un resignado final, pero final al fin y al cabo, que le saque de la
incertidumbre… Y por supuesto, esa compañera infatigable, casi siempre dándose la mano, como es la banda sonora, está vez en la partitura de, Laurent Pérez del Mar. Tensa,
resignada, evocadora, dura, angustiosa y por breves instantes, relajante.
Mi nota es: 7
ESTRENO en España: 16
de Marzo
REPARTO: Guillaume Canet,
Mélanie Laurent, Olivier de Benoist, Marc Robert.
PRODUCTORA: Nord-Ouest
Production
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA:
BTeam Pictures.