Anoche se celebro la 58 edición
del Festival de Eurovisión. Un festival que perdura en el tiempo y que une a
toda Europa en el certamen de la canción. Ayer desde Malmö (Suecia) con 26
representantes, tras las finales contra otros países, de un total de 39 que se
presentaron.
Debo confesar, como ya he dicho
en varias ocasiones, que no soy un gran seguidor de este festival y por lo
tanto, no soy un Eurofan, pero de vez en cuando he visto parte de él, como
sucedió anoche. Las últimas 10 canciones en concreto, porque me gusta el
espectáculo y la música. Pero anoche, en particular me resultó un festival
aburrido, más de lo mismo y sin originalidad.
Estoy de acuerdo con que estamos
en crisis y gastar por gastar no tiene sentido, y los suecos son inteligentes y
no se han dejado llevar por el derroche. Pero al menos los grupos sí podrían
haber puesto más de su parte, porque en realidad, son ellos los que desean
promocionarse y, sinceramente muchos países dejaban mucho que desear. Siendo tremendamente
aburridas, tanto sus puestas en escena como sus canciones.
Hablar de la ganadora, no se
puede decir mucho: era la favorita, todos lo decían y en realidad, tras lo
visto, la que se lo merecía. Buena voz, buena canción, coreografía más que
decente, en fin, que me alegro por Dinamarca, no así como por los representantes de
España, que han quedado no sólo muy bajos en la clasificación, los penúltimos,
sino que por muchas excusas que se escuchen de que los nervios traicionan, no
cuela. Y el motivo es que El sueño de Morfeo no son unos amateur, llevan muchos
años en escenarios, y lo de ayer fue lamentable: desafinada, respiración
agitada, carente de glamour y con unos acompañantes que parecían estar tocando
más en una feria de pueblo que ante un Festival como Eurovisión. Y es que
cuando un grupo no se cree la canción que tienen que interpretar, las cosas
salen así. Desastre total.
O España aprender a presentarse
con dignidad, o mejor que abandone el festival, como así hizo durante unos años
Italia y ayer dio una muestra de elegancia y buena interpretación.
El festival de Eurovisión, guste
más o menos, es una plataforma para algunos cantantes, como así se ha
demostrado a través del tiempo: Abba, Celine Dion, Cliff Richard y muchos más. En
los últimos años ha adquirido un toque de modernidad, escuchándose temas muy
variados, pero también se ha convertido más en una pasarela de moda, que en lo
propiamente importante: la voz.
La puesta en escena de un artista
lo es todo: Coreografía, vestuario, presencia, saber cantar e interpretar, y
ante todo, ofrecer espectáculo, que llegue a los presentes y a los
teleespectadores. Luego, lo de ganar o no, es otra cuestión, pues también
sabemos que Eurovisión se ha movido siempre por políticas, un ejemplo que me
viene a la cabeza, es cuando Massiel Ganó a Cliff Richars por un punto. Por la
historia luego se supo que los votos estaban comprados.
Que España no quiere ganar, eso
lo sabemos todos, pero al menos, quedar con dignidad y entre los 10 primeros
puestos, sería más que positivo.
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