Mañana, 1 de Mayo, como cada año, se celebra el Día Internacional de los
Trabajadores. Es la fiesta a nivel mundial del movimiento obrero, jornada que
se utiliza para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales.
La historia de este día festivo se remonta al 1 de mayo de 1886, día de
huelga en Chicago, donde se reivindicaba la jornada de 8 horas y donde el punto
más álgido tuvo lugar tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de
haymarket. Ese día y durante la manifestación pacífica una persona desconocida
lanzó una bomba a la policía que intentaba disolver el acto de forma violenta.
Este acto desembocó en un juicio, que años más tarde se calificó de ilegítimo y
deliberadamente malintencionado hacia ocho trabajadores anarquistas, de los
cuales cinco fueron condenados a muerte y los otros tres recluidos. El
movimiento obrero les nombró Mártires de Chicago y así reza en la placa conmemorativa que el Gobierno de Chicago
dedicó a dichos trabajadores.
Curiosamente, en Estados Unidos y
Canadá no se celebra esta conmemoración, en su lugar se celebra el Labor Day,
el primer lunes de septiembre en un desfile realizado en Nueva York y
organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo.
Esta podría definirse como una breve
historia de porque celebramos esta fecha, y cada 1 de mayo comprobamos como los
sindicatos en este país celebran sus manifestaciones y donde sus principales
dirigentes hablan en pódium improvisados en calles de todas las ciudades, sobre
nuestro derecho al trabajo, a un salario digno y a una jornada justa. Y algunos
creemos, porque yo me considero entre ellos, sobre todo en los últimos años,
que todo esto es una pantomima. Ya no existe la lucha de los trabajadores,
porque desde los propios sindicatos no quieren que exista esa lucha. Muchas
palabras y pocas acciones, pues en realidad, sea quien sea el partido que obtente el poder, ellos van a
estar más a su lado, que al de los propios trabajadores. ¿Por qué? Por
intereses. “YO TE DOY, TÚ ME DAS” o mejor “YO TE DOY, VOSOTROS NO OS MOVÉIS MÁS
QUE LO NECESARIO” Hasta el punto, que hemos podido ver, como algunos
sindicalistas se han beneficiado con dinero destinado a cursos y otras acciones
más graves de manipulación, en algunas de nuestras regiones.
La verdadera conciencia de lucha por
el trabajador se ha perdido y en parte, hay que ser realistas, la tienen muchos
trabajadores, que viendo como sus trabajos eran destruidos, como han sido
manipulados, como se les obliga a trabajar jornada impensables con sueldos
miserables, como se dejan humillar ante el látigo de las palabras (“si no haces… vas a la calle” “Si no te
parece bien, hay más gente esperando” “Es lo que te ofrecemos, si quieres lo
tomas y sino…” “Te tienes que quedar dos horas más” Cuando luego esas horas
sabe el trabajador que no las cobrará. Cuando te despiden sin justificación
alguna, porque hoy así están estipulados los contratos. Contratos basura,
contratos miserables, contratos vejatorios, contratos que aun trabajando, quien
tiene la suerte de tener un trabajo, en ocasiones tiene que buscarse otras
salidas, porque no llega a fin de mes…) Sí, muchos de esos trabajadores no han dicho nada, han tragado porque no querían perder su trabajo, no han apoyado las huelgas y lo peor de todo, cuando han perdido sus puestos de trabajo, muchos se han dejado caer en los sofás y esperar, esperar a qué, a la justicia social. ¿Dónde está la justicia social? Sin
duda ciega, sorda y muda. No, no hay que esperar, hay que actuar.
El 1 de Mayo ha pasado a la
historia, al menos en este país, como una fiesta donde la gran mayoría de los
trabajadores lo tienen como festivo, donde algunos se unirán a las
manifestaciones y donde desde los informativos, que muchos manipulan hasta lo
que se tiene que escuchar y ver a través de la televisión, nos ofrecerán.
Soy optimista, siempre lo he sido, y
espero, deseo, ansío, que un día, sea el que sea en el calendario, volvamos a
salir todos a la calle, de forma pacífica y demostrando que somos nosotros
quienes movemos las máquinas en las fábricas, quienes solucionamos los
problemas informáticos, quienes estamos a los mandos y sacamos adelante la
productividad, con nuestro esfuerzo físico o mental y quienes tenemos el poder.
Para terminar, no se me ocurre mejor frase que la que acompañaba a
una campaña publicitaria: “… ¿Y si nos levantamos? Contestaría diciendo: Si nos levantamos,
temblaría el gobierno, los grandes empresarios y todos aquellos que siguen
manipulando y castigando al trabajador. Por lo tanto ¿A qué esperamos?
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