Siempre se ha dicho que la
juventud es la mejor etapa de la vida para acometer cualquier sueño, cualquier
proyecto para estar preparados para el futuro. Este es el caso del entrevistado
de hoy, como el de otros que ya he incluido en este blog.
Tiene 20 años, es de Torremolinos
– Málaga y su nombre es Francisco José Cabrera Martínez, más conocido por
quienes saben de él como: Fran Cabrera.
Bueno Fran, comenzamos con la
entrevista y como sabes siempre lo hago con algunas preguntas de carácter más
personal. Vamos con la primera.
J.S. ¿Cómo se define Fran
Cabrera?
F.C. Me defino como una persona
divertida, simpática, muy sociable, casi responsable, más bien una cabeza loca
a la hora de organizarme, pero que siempre consigue llevar a cabo todo lo que
se propone. Fran Cabrera es sobretodo y aprendiendo con el tiempo, una persona
libre que huye de los problemas tras afrontarlos, eso sí, que evita las
tristezas y sabe exprimir el jugo de la felicidad. Una persona que se ríe de
todo el mundo, pero que sabe reírse de sí mismo. Fran es un chico muy sexual,
con gustos muy variados. Muy cariñoso y romántico. Un chico sin miedos a nada,
ni a experimentar. Con ganas de trabajar y vivir. Pero este es mi punto de
vista, siempre he creído en que la definición de uno mismo es un compuesto de
las opiniones de las personas que le rodean.
J.S. ¿Qué lugar ocupa la familia
en tu vida?
F.C. Es una gran parte de mi
vida. Actualmente convivo con mi madre, “La Emi” que muchísima gente conoce y
quiere, y con mi hermana Belén que han sabido darme muchísimo cariño y
muchísimo amor. Hace dos años me fui de casa con una cabeza llena de pajaritos
enamorados que volaban hacia una vida mejor, acompañada de alguien que me
conquistó. El destino y la vida han querido que lleve unos meses ya de vuelta
con mis chicas y que haga de equilibrio en su relación, ya que mi hermana “una
teenager rebelde” trae loca a mi madre y viceversa.
En mi familia he aprendido
sobretodo que el afecto y el cariño se demuestran día a día. Nos damos besos,
nos llamamos durante el día, cenamos siempre juntos e incluso tenemos una
pizarra en la cocina (a modo de terapia familiar) en la que nos escribimos
mensajes de cariño, insultos, ánimos, dibujitos, etc. – Risas.
J.S. Sobre el amor dices: “Creo
que el amor no es para siempre, sino un sentimiento que nace y muere” ¿Piensas
de verdad que el amor muere alguna vez?
F.C. ¡Por supuesto! De hecho me
resulta muy extraño que un sentimiento dure para toda la vida. ¿No? Además no
sé ni si calificarlo como “un sentimiento”, ya que sigo mucho la teoría que
plantea Elsa Punset en “Una mochila para el universo” donde comentaba que el
amor es una enfermedad ya que degenera en muchos casos en: posesión, celos,
cometer locuras, llorar, reír, sentir felicidad… Pero que no se diagnostica como
enfermedad ya que todo el mundo la ha padecido alguna vez y además no habría
hospitales para todas las personas.
J.S. Siempre se te ve rodeado de
amigos, tanto en fotos como en persona. ¿Qué valor le das a la amistad?
F.C. En la escala de 1 a 10, infinito Creo que sin
gente en tu vida, ésta es muy aburrida ¿no? De hecho creo que no se puede
vivir. Por desgracia, hace dos días, una chica de mi barrio se suicidó en su
casa (a tres casas de la mía) dejando una nota en la que escribió que su novio
la había abandonado y que ella sola no servía para nada. Esta chica, tenía
pocos años más que yo, pero no había salido al parque nunca con los chicos de
mi barrio, siempre estaba con sus perros y en su casa, por eso creo que la
amistad es algo muy importante.
Hay una cosa que me da muchísima
pena y es no tener tiempo para ver a tantísimos amigos como tengo y que por
esta falta de tiempo muchas veces se desgasta, pero gracias a Facebook,
Whatsapp, los tengo a los más importantes controlados – sonrisas - Me encantaría hablarte de todos mis amigos
porque cada uno es un mundo, pero para eso con ver mis fotos en Facebook es más
que suficiente. Lo más importante es disfrutar de ellos en el momento en el que
los tienes al lado y nunca, nunca olvidarlos.
J.S. Como iremos viendo a lo
largo de la entrevista, eres de esos chicos que no has perdido el tiempo. Te
has y sigues preparando en tus estudios. Observando el panorama social en el
que nos encontramos ¿Qué opinas al respecto?
F.C. Pienso que se ha
desperdiciado una generación completa en la que el fracaso escolar ha sido
bastante notorio. Además de pensar que el sistema de educación que se tiene hay
que cambiarlo, pues no funciona. La escuela de hoy en día no es aquella en la
que si no te sabías la lección te daban con la regla; la escuela de hoy, la que
vale, en mi opinión, es la de salir, aprender, practicar y memorizar lo justo y
necesario. No veo ningún fundamento positivo en aprender la historia
contemporánea mundial en una carrera de Bellas Artes. Sí que pienso que es
importante saber y conocer, tener cultura, pero eso te lo pide el cuerpo más
tarde o más temprano, cuando te vas dando cuenta, al hacerte mayor, de que es
un poco ridículo no entender nada cuando un grupo de amigos habla o cuando ves
algún canal de televisión. Además de esos horripilantes exámenes infinitos de
hojas y hojas de temario que en menos de 1 minuto todo el mundo ha podido
encontrar en Wikipedia a través de su
Smartphone.
Se pierde mucho tiempo, es un
gran retraso en la formación de dichos estudios, ya que son asignaturas que no
me enseñan nada de lo mío, mientras que en un ciclo de grado medio, en dos años
van a saber de su tema más que yo durante cuatro años.
Hay que dar un gran salto en ese
tema.
J.S. Me decías que desde muy joven,
vamos, desde niño – sonrisas – te ha interesado todo sobre el mundo de las
artes y a los 7 años ingresas en una escuela de música porque aún no te
admitían en el conservatorio. ¿Qué te provocó acercarte al mundo de la música?
F.C. Si te digo la verdad – me
mira directamente - ¡No me acuerdo! – se ríe a carcajadas – Era tan pequeño,
sólo 7 años cuando empecé a tocar el piano, seguro que desde los 6 lo estaría
pidiendo. Me has despertado curiosidad, tendré que preguntárselo a mi madre. Lo
raro es que en mi familia no hay músicos. Mi madre es profesora, mi padre
camarero, mis tíos son guías turísticos y amas de casa, mis primos, la mayoría
no han estudiado, excepto una que estudia actualmente psicología, pero sí que
es verdad que no he parado. He sido un chico de ideas fijas y aquí estoy con
todas mis cositas.
J.S. A los 8 años ingresas por
fin en el conservatorio realizando 10 cursos de piano: análisis de la música,
composición, coro, música de cámara, acompañamiento… ¿Con cual de estas
modalidades disfrutabas más?
F.C. ¡En coro me lo pasaba bomba!
– Nuevas risas – Era un poco liante en clase, pero la profesora me cogió
cariño. Di clases en el tercer y cuarto año porque era obligatorio, pero el
último año se podía cursar como asignatura optativa y me encontré con la misma
profesora que me reconoció y me recordó lo petardo que había sido.
Análisis, me pareció una
asignatura fascinante, en la que saqué un 9 en último año, además de tener una
profesora maravillosa que me enseñó muchísimas cosas más a parte de analizar una
partitura.
Acompañamiento, me ha enseñado a
poder disfrutar del piano como ahora hago, tocando acordes de las canciones que
me gustan con sólo escucharlas.
Y por supuesto, piano, con una
magnífica profesora, Yolanda Calle, para mí una persona con un corazón inmenso
que me ha aguantado durante 6 años muchísimas tardes. Algunas buenas, otras
malas, pero siempre ha estado ahí, animándome incluso, en los momentos en los
que me tambaleaba y me rebelaba pensando en abandonar mis estudios.
J.S. Quienes me conocen, saben
que mi instrumento favorito es el piano, junto con el saxofón. ¿Por qué
elegiste el piano como instrumento a tocar?
F.C. Porque me lo dijo mi madre… La cosa tuvo “guasa” Yo
estaba con 7 añitos en la elección de instrumento previo al comienzo del curso
junto a cientos de personas en un conservatorio inmenso. Mi madre me dijo: “Uy,
van quedando menos plazas de piano” y Yo le dije: “Pero yo quiero tocar la
gaita”… Su cara era un poema – Risas – Me hizo entrar en razón y escogí piano.
Luego, con el tiempo, me alegré
de que mi madre me acompañara en la elección de instrumento – Carcajadas.
J.S. Con 9 años pasas de estudiar
en un colegio privado a uno público y para salir a la misma hora que en el
anterior colegio, te apuntas a varias actividades, además de continuar en el
conservatorio eliges el patinaje artístico y el dibujo ¿Por qué patinaje
artístico?
F.C. Otra cosa que no recuerdo.
Voy a tener que revisar mi memoria – Risas – Sólo tenía 8 añitos, me enseñaron
un folio con varias actividades típicas de colegio: dibujo, patinaje artístico,
baloncesto, kárate, fútbol, psicomotricidad, técnicas de estudio… Y a mí los
deportes de “machotes, con M de marica” no me gustan nada, por lo visto, desde
pequeñito.
J.S. Como te comentaba, desde muy
niño mi madre me llevaba a ver exhibiciones de patinaje artístico en mi ciudad
natal y ahora de mayor disfruto viendo los campeonatos sobre hielo. Te he visto
en algunos videos que patinas sobre ruedas ¿Lo haces también sobre hielo? Y
¿Qué diferencia percibes entre ambas modalidades?
F.C. Sí que he patinado algunas
veces sobre hielo y la diferencia es bastante grande. Aunque hagamos los mismos
saltos. En hielo se hacen de una manera y en ruedas de otra. Las piruetas son
completamente diferentes; además, que el hielo con la velocidad que se coge, la
potencia, fuerza de giro y altura, es mucho más grande y por lo tanto se
alcanzan a dar más vueltas.
Me quedo con mi modalidad, ¡por
supuesto! – suelta esta frase con todo orgullo.
J.S. Dicen que patinar, además de
ser un gran ejercicio, libera adrenalina y te sumerge en tu propio mundo. El de
las sensaciones que provoca esa libertad de desplazarte de forma diferente a la
habitual. ¿Qué percibes cuando estás en una pista patinando con una determinada
coreografía y el público que te observa?
F.C. Para empezar voy a decirte
que patino mejor que ando, pero sin duda – carcajadas – Montado en unos patines
soy Fran Cabrera al completo, puedo moverme como quiero y hacer lo que quiera.
Referente al tema de patinar
delante de la gente, no te voy a engañar y decirte que me da vergüenza y tal.
Me encanta patinar para el público. De hecho he patinado dentro de un pabellón
repleto de gente y me gusta muchísimo la sensación de que disfruten del tipo de
arte que hago y de apreciar el esfuerzo del día a día.
J.S. Al llegar al instituto
abandonas las actividades extraescolares para ingresar en una escuela de
pintura, en el club de patinaje y a la vez cursar el grado profesional de
piano, habiendo obtenido la 7ª plaza de tu promoción en la prueba de acceso.
¿Dónde quedaba el tiempo libre para Fran y disfrutarlo con sus amigos?
F.C. No tenía. La verdad es que
fue una de las cosas que cambiaron de mí. De pequeño y hasta 3º y 4º de ESO, no
salía a la calle con amigos. Todo mi tiempo lo dedicaba a hacer cosas y
estudiar. Es a partir de esos cursos cuando comienzo a conocer gente con la que
congeniaba a la perfección y comencé a salir por las tardes, conocer más gente,
salir de noche y empezar a compaginar las semanas de estudios con los fines de
semana de placer.
J.S. Mientras estudias 4º de ESO,
participas en tu primer campeonato de España y consigues los primeros títulos
como: Campeón de Málaga y Andalucía, de patinaje artístico. ¿Qué siente un
joven, cuya afición se ve correspondida por dichos títulos?
F.C. ¡Una alegría enorme! Llevaba
unos años patinando, pero fue ese cuando me involucré de lleno en el mundo del
patinaje artístico. Me veía vídeos de patinadores de todo el mundo y me aprendí
sus coreografías para hacerlas en mis entrenamientos. Empecé a entrenar con
muchísima más intensidad de lo que hacía y junto a mi entrenadora y mejor
amiga, Sandra Robles, conseguí mis objetivos muy rápido.
Aún recuerdo cuando una
entrenadora de Mijas, Rosa Liarte, me enseñó el vídeo de una jovencísima Alba
Pérez, campeona de España, Europa y el Mundo en categoría junior y de la que me
quedé prendado al ver su estilo patinando.
J.S. Pero esa afición al patinaje
se va convirtiendo en un trabajo convirtiéndote en entrenador en un colegio
público. ¿Disfrutas más patinando o enseñando?
F.C. Uy… No e puedo responder a
esto porque no lo sé. Son totalmente diferentes y disfruto mucho de las dos
maneras. Me siento muy orgulloso de mí mismo cuando consigo realizar cosas
nuevas y también me siento muy orgulloso cuando mis patinadoras aprenden, así
que mitad y mitad.
J.S. Tras finalizar la ESO
ingresas en la Escuela de Artes Plásticas, Imagen y Diseño de San Telmo en
Málaga, donde cursas el Bachillerato de Artes. Sobre estos años tienes grandes recuerdos que esbozan
una sonrisa al hablar de ellos. Cuéntanos un poco dicho motivo para que lo
descubran nuestros lectores.
F.C. Cuando estaba en 4º de ESO, la psicóloga del
instituto nos pasó un test para ver hacia dónde debían ir enfocados nuestros
estudios para sentirnos autorrealizados y a mí me tocó estudiar un bachillerato
artístico.
Había dos opciones donde podía
cursarlo en Málaga y una de ellas era la Escuela de Artes San Telmo de la que
hablaba maravillas y me aceptaron en Junio.
Con esta admisión comenzaba una nueva
etapa de mi vida. Tenía que estudiar fuera de Torremolinos, con gente que no
conocía de nada, con gente que compartiría mis gustos y al llegar allí, todo
fue como imaginaba e incluso aún mejor. Era una escuela maravillosa, con la
mayoría de profesores maravillosos y una libertad que se podía apreciar a
simple vista.
Estaba todo lleno de gente más
mayor, que cursaban ciclos formativos y las puertas permanecían siempre
abiertas. De esta manera aprendí que a clase se va porque uno quiere aprender y
aprobar, claro, está. – Nuevas risas.
J.S. Terminas 2º de Bachillerato,
tu último año en el conservatorio y entonces decides venirte a Madrid con un
chico que habías conocido ese verano y como dices: “En Madrid me perdí durante
un año. ¿Necesitabas, tras todo lo que habías estado haciendo, un año sabático?
F.C. En realidad fue un año sabático obligado, ya
que suspendí Filosofía para Septiembre y cuando la aprobé ya no quedaban plazas
para Bellas Artes en ninguna facultad, ni ningún ciclo formativo admitía a nadie
en esas fechas, así que me fui con una mano delante y la otra detrás.
J.S.
En el curso 2011-12 te instalas en casa de este chico y cursas 1º de Psicología
en la Universidad Complutense de Madrid. Me tienes asombrado, a estas alturas
de la historia - Le sonrió – Terminas
dicho curso y regresas a Málaga para cursar, según tú mismo dices, los estudios
de tu vida: Bellas Artes. ¿Por qué estudiar Psicología? ¿Qué te atrajo esta
especialidad?
F.C.
Nada – risas –
Mi madre cursó tres años
y me había hablado al respecto,
y me
parecía algo bonito, pero detrás de este cambio hay algo mucho más materialista
y ajeno a mí, escondido.
J.S. Y por si fuera poco, ahora
pruebas suerte en el mundo de la moda, de la televisión y del cine. Comencemos
por el mundo de la moda. ¿Te sientes cómodo siendo modelo?
F.C. La verdad es que sí, es algo
que no conocía de mí mismo – sonrisas – Cuando vivía en Madrid unas amigas me
llamaron para hacer unas fotos pues estudiaban en una academia del centro de la
capital. Fui a hacerles un favor y los resultados fueron magníficos. No sabía
yo que era tan fotogénico – Carcajadas – Cuando volví a Málaga me llamó un
amigo de la Escuela de Artes por si quería realizar una sesión de fotos para
una revista digital “yomagayzine”
http://www.yomagayzine.com/wp-content/uploads/Yomagayzine14-JunioJulioAgosto2012.pdf
La sesión me encantó y comenzaron
a llamarme otros fotógrafos con los que trabajé más adelante y mejorando los
resultados de las sesiones.
J.S. ¿En qué series has hecho
figuraciones?
F.C. En “Arrayán” una serie
realizada en Andalucía para Canal Sur Televisión, en la que necesitaban
patinadores, y en un largometraje de Fran Kapilla titulado “Las hijas de Danao”
J.S. Hablando contigo, antes de
la entrevista, hacías apología de tu propio credo: “Creo en la libertad como
base de todo, en la tolerancia y en los discursos reivindicativos. Creo en mi
madre y en mi hermana, aunque es un poco cabrona cuando quiere. Creo en mis
amigos. Creo en la risa, en la felicidad, sobre muchas otras cosas. Creo en mis
mascotas y en los chicos guapos con cabeza y corazón. Creo en los buenos ratos
y en aquellas personas que pasan por mi vida en una pequeña etapa, pero que
dejan huella. Pero sobre todas las cosas en las que creo, es en mí mismo, en
mis posibilidades, en mis capacidades para conseguir cualquier cosa que me
proponga” Interesante credo, pero curiosamente, también dices que no crees en
Dios. La no creencia en Dios, ¿Es motivada al Dios que la Iglesia Católica nos
ha presentado? O por el contrario, no crees en ninguna divinidad que esté por
encima del hombre
F.C. Por supuesto, a la iglesia
la extinguía del mundo. En ningún momento hacen apología de lo que predican,
así que fuera.
No creo en ninguna divinidad por
encima de nosotros. En el momento en que crees en algún ser superior a ti, te
infravaloras como persona, como ser, y yo no creo ser más que nadie, pero por
supuesto tampoco menos.
J.S. Vamos con la ante última pregunta.
Actualmente aunque no has abandonado el piano, lo disfrutas como una actividad
personal, tocando canciones que te gustan y acompañamientos. Continuas en tus
estudios en la facultad de Bellas Artes de Málaga y siendo entrenador en un
colegio donde tienes a más de 50 patinadoras repartidas en 3 grupos. Aún siendo
tan joven, pero viendo todo lo que has hecho. ¿Existe en Fran algo que no ha
hecho y le gustaría emprender en un futuro?
F.C. ¡Claro que sí! – Vuelven las
risas –, sino moriría y aquí se acabaría Fran. Pienso hacer mil cosas
diferentes en mi vida. Lo último que he hecho ha sido comprarme una máquina de
coser. Quiero hacerme mis propios maillots para patinar. Me encantaría estudiar
maquillaje y caracterización. Me gustaría irme al extranjero a vivir, aprender
idiomas. Me gustaría aprender fotografía, saber cocinar, aprender a cambiar un
enchufe, hacerme un mueble a gusto para mi cuarto, ayudar a gente, aprender a
peinar a mi hermana, seguir a Joana Jiménez durante toda su trayectoria,
reivindicar la copla en España, pintar millones de camisetas… Siempre hay que
querer hacer algo más en la vida, si pierdes la ilusión por eso, no tiene
sentido vivir.
J.S. La última pregunta siempre
queda para el entrevistado. ¿Qué te gustaría que te hubiera preguntado y no he
hecho?
F.C. ¡No me has preguntado acerca
de mis gustos en cuanto a chicos! – Risas maliciosas – Ha sido una entrevista
muy completa y me ha servido como terapia para realmente saber que todo en mi
vida sigue acorde al plan.
Gracias Javier Sedano.
J.S. Gracias a ti por concederme
un rato del poco tiempo que te queda libre al día y sobre la cuestión que
planteas al final, eso queda para la privacidad. Nunca hago preguntas privadas
a mis entrevistados a no ser que sean necesarias para aclarar algún tema. Mucha
suerte en la vida, te lo deseo de corazón.