CAPÍTULO IX
A TODOS LOS AMIGOS
Aunque tal vez ya esté bien
para escribir y con el deseo de conexión en la habitación, quiero ofreceros este
nuevo capítulo, porque se lo quiero dedicar a todos mis amigos y conocidos.
Desde que comencé esta historia por el blog, muchos han sido los que
en privado, sobre todo por Facebook, me han enviado todo tipo de mensajes. Algunos
compartiendo sus enfermedades, hablándome de cómo lo pasaron y lo superaron, dándome
fuerzas con ello. Otros deseándome lo mejor y que todo va a salir bien, porque
no va a ser nada. Bueno, algo sí es, pero esperemos que lo menos posible. Uno
en concreto me decía que no debía hacer pública mi enfermedad y hablar sobre
ella, porque es algo que consideraba privado y personal; en parte estoy de
acuerdo con él, pero jamás he mentido u ocultado nada en mi vida, y para nada
me avergüenzo ni creo que sea íntimo el estar enfermo. Y si he compartido
siempre mis alegrías, esta vez me veía en la necesidad de compartir estos
momentos, me he sentido más aliviado, como si de una terapia se hubiera
tratado, y tal vez es lo que ha sido. También he creído saber el límite, sin
llegar a lo explícito, y por supuesto sé que es lo que para mí valoro como íntimo
y personal.
Quiero dar las gracias a todos esos amigos que han sabido medir muy
bien los tiempos en que me preguntaban como estaba, para no hacerme pensar
demasiado. La prudencia ha sido su cualidad, y me han hecho sonreír muchas
veces con el tacto con que han tocado el tema.
Dar las gracias a todos los que os habéis ofrecido para acompañarme
al hospital, a pasar conmigo alguna noche o en vuestros ratos libres, haciéndome
compañía. Gracias, porque siempre digo que los hospitales son los lugares que
nadie quiere visitar ni siquiera unos minutos, sean como paciente o
acompañante. A mí, sinceramente no me gustan nada de nada, aunque sé
positivamente que son esos espacios donde se descubren nuestros males y se
curan.
Dar las gracias a todos los que habéis leído y seguramente seguiréis
leyendo en los días sucesivos, pues iré a modo de diario, relatando algunos
pasajes, de estados de emociones, de ánimos en las nuevas esperas…
Me decía un amigo: Creo que
has sido un pionero al ponerte frente del teclado y de forma pública lanzar lo
que te está ocurriendo, con entradas positivas, valientes, rigurosas y con
determinados consejos. Tal vez sea todo lo que él me ha comentado en uno de
sus mensajes, pero para mí, vuelvo a repetirlo: ha sido la necesidad de compartir con todos vosotros, a los que
considero amigos y a muchos cercanos a la familia, esa familia que uno se labra
con el paso del tiempo y que nada tiene que ver con la de sangre.
Me despido una noche más, y mientras tanto, un día, una tarde, una noche más, dependiendo de la
hora en que lo leáis, os deseo todo lo mejor en la vida. Abrazos para toda la
gente buena del planeta.
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