jueves, 27 de marzo de 2014

UN TIEMPO PARA MEDITAR, SUFRIR Y LUCHAR ( CAPÍTULO IX )


             CAPÍTULO IX
      A TODOS LOS AMIGOS
 
Aunque tal vez ya esté  bien para escribir y con el deseo de conexión en la habitación, quiero ofreceros este nuevo capítulo, porque se lo quiero dedicar a todos mis amigos y conocidos.
            Desde que comencé esta historia por el blog, muchos han sido los que en privado, sobre todo por Facebook, me han enviado todo tipo de mensajes. Algunos compartiendo sus enfermedades, hablándome de cómo lo pasaron y lo superaron, dándome fuerzas con ello. Otros deseándome lo mejor y que todo va a salir bien, porque no va a ser nada. Bueno, algo sí es, pero esperemos que lo menos posible. Uno en concreto me decía que no debía hacer pública mi enfermedad y hablar sobre ella, porque es algo que consideraba privado y personal; en parte estoy de acuerdo con él, pero jamás he mentido u ocultado nada en mi vida, y para nada me avergüenzo ni creo que sea íntimo el estar enfermo. Y si he compartido siempre mis alegrías, esta vez me veía en la necesidad de compartir estos momentos, me he sentido más aliviado, como si de una terapia se hubiera tratado, y tal vez es lo que ha sido. También he creído saber el límite, sin llegar a lo explícito, y por supuesto sé que es lo que para mí valoro como íntimo y personal.
 
           Quiero dar las gracias a todos esos amigos que han sabido medir muy bien los tiempos en que me preguntaban como estaba, para no hacerme pensar demasiado. La prudencia ha sido su cualidad, y me han hecho sonreír muchas veces con el tacto con que han tocado el tema.

           Dar las gracias a todos los que os habéis ofrecido para acompañarme al hospital, a pasar conmigo alguna noche o en vuestros ratos libres, haciéndome compañía. Gracias, porque siempre digo que los hospitales son los lugares que nadie quiere visitar ni siquiera unos minutos, sean como paciente o acompañante. A mí, sinceramente no me gustan nada de nada, aunque sé positivamente que son esos espacios donde se descubren nuestros males y se curan.

Dar las gracias a todos los que habéis leído y seguramente seguiréis leyendo en los días sucesivos, pues iré a modo de diario, relatando algunos pasajes, de estados de emociones, de ánimos en las nuevas esperas…
           Me decía un amigo: Creo que has sido un pionero al ponerte frente del teclado y de forma pública lanzar lo que te está ocurriendo, con entradas positivas, valientes, rigurosas y con determinados consejos. Tal vez sea todo lo que él me ha comentado en uno de sus mensajes, pero para mí, vuelvo a repetirlo: ha sido la necesidad de compartir con todos vosotros, a los que considero amigos y a muchos cercanos a la familia, esa familia que uno se labra con el paso del tiempo y que nada tiene que ver con la de sangre.
           
         Me despido una noche más, y  mientras tanto, un día, una tarde, una noche más, dependiendo de la hora en que lo leáis, os deseo todo lo mejor en la vida. Abrazos para toda la gente buena del planeta.

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