sábado, 5 de enero de 2019

RAZZIA: CRÍTICA DE CINE


Una obra dura, intensa, dramática… Razzia es una coproducción entre Marruecos, Francia y Bélgica. Dirigida por Nabil Ayouch y guion compartido con Maryam Touzani.

Entre la supervivencia en las agrestes montañas de Marruecos a la subsistencia en la ciudad de Casablanca, partiendo de la vida de un maestro de escuela al que 30 años atrás le obligaron a  cambiar su forma de educar e incluso, enseñar en árabe y no en  bereber, por ser considerado un dialecto; hasta llegar a las grandes protestas en Casablanca en 2015.


 Entre flashback pasaremos de un periodo de tiempo a otro, con emblemáticos personajes que representan a los ciudadanos marroquís. 

“¿Qué importa la fe si les arrebatáis los sueños?” Una historia que te atrapará por su demoledora verdad, expuesta con total naturalidad y crudeza. Un filme donde Nabil Ayouch aborda temas como el paro en la juventud, el aborto, la prostitución, la homosexualidad tanto masculina como femenina, el rechazo a los judíos,  la ley de la herencia y la igualdad entre sexos;  la convivencia entre las tradiciones y las ideas europeísta, la política, la religión o la necesidad de abrir ventanas y puertas, para alejar las represiones machistas, entre intensos contrastes como el  encontrarnos a una joven viendo video clips  musicales actuales en televisión, a la vez que se prepara para realizar sus rezos, con la vestimenta autóctona.    


Cruces de vidas, cruces de destinos, comenzando con la del profesor que ama su profesión y le obligan a aplicar una nueva ley de educación, negándose y con ello, teniendo que abandonar su hogar y a su prometida, Yto, una mujer con un hijo pequeño de nombre Llyas. Ambos, ofrecerán su voz en off, durante esta historia. Me quedo con un fragmento que cita Yto en un momento determinado: “En mi rostro, grabé mi batalla. Con sangre y carbón. En mi frente, el olivo, símbolo de fuerza. En cada mejilla, el ojo de Dios. La estrella que nos guía en la noche” Y ya sabréis el motivo del porqué.

Seremos testigos del día a día de la pareja formada por Salima y Jawad, ella una mujer con una visión de modernidad, él con un fuerte y arraigado machismo, herencia de sus antepasados.  Joe, judío y dueño de un restaurante, cuidando de su padre enfermo, viviendo en soledad y  desahogando sus penas con uno de sus empleados, Llyas, quien sueña con una Casablanca sacada de la película de Michael Curtiz y Hakim, un joven gay carpintero, fan del grupo Queen y miembro de un grupo musical.  




El filme cuenta con una expresiva, poética y hasta metafórica fotografía a cargo de Virginie Surdej, en dónde una vez más, la imagen habla por sí sola, y a través de la cual Nabil Ayouch, ha sabido medir cada plano, cada encuadre, cada escena, con suma precisión. No hay nada al azar, todo es necesario para que la narración alcance el clímax absoluto, logrando un cierre conmovedor. Guillaume Poncelat, será el artífice de envolver toda la obra con su magnífica partitura.

Al reparto coral no se le puede pedir absolutamente nada. Cada personaje está perfectamente retratado por los actores que los representan, con absoluta credibilidad y verdad. Creo que con esa última palabra es como mejor se define este filme: Verdad, y esa verdad, cala en el espectador.

Hay muchos instantes que quedan grabados, pero tal vez los tres que mejor definen y defienden  lo que Ayouch desea transmitir  están cuando Hakim canta “We are the champions”, la gran escena  final y el  tema del grupo musical marroquí, interpretando una potente canción protesta sobre todo lo que está sucediendo en Casablanca, una ciudad, que como dice en la canción, que aun estando siempre en movimiento, hay una fuerte tasa de paro, vidas y bolsillos vacíos, intentando sonreír mientras se tragan las amargura y olvidan las apenas. Ni los estudios, ni el saber idiomas sirven a la juventud, para labrarse un futuro. Y me atrevo a rematar todo lo dicho con dos frases que navegan por el espacio durante el filme: ¡Qué importa el idioma, si les arrebatáis la voz! ¡Qué importa el idioma, si las montañas se vuelven sordas!

Una obra donde Nabil se apoya en la película Casablanca y el grupo Queen, como símbolos emblemáticos o la poesía, para desgarrar más el alma.

Mi nota es: 8

ESTRENO en ESPAÑA: 4 de Enero

REPARTO: Maryam Touzani, Arieh Worthalter, Amine Ennaji, Abdelilah Rachid, Dounia Binebine y Abdellah Didane.

PRODUCTORA: Unité de Production// Les films du nouveau monde// France 3 Cinéma// Artemis Productions// Ali n´Productions

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Pirámide Films.

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