Volvemos al
reino animal y es que si el hombre en ocasiones imita a la perfección a muchos
animales, éstos no quieren ser menos y cogen costumbres, malas costumbres, como
suele suceder de los humanos, y las llevan hasta sus máximas consecuencias.
Esta historia
que no sé hasta qué punto puede ser real o no, no por lo sucedido, sino por las
palabras que luego pondré en negrita y fueron dichas por un concejal.
Los sucesos
acontecieron en Colpisa, Sevilla, donde un vecino de la localidad gaditana de
San Roque solicitó una indemnización por la muerte de una de sus vacas, al
Ayuntamiento. El motivo no fue otro que el acoso. Sí señoras y señores, la vaca
sufrió acoso sexual por parte de un asno que traspasó el territorio donde la
vaca descansaba apaciblemente, con intenciones deshonestas, no sé dice si era
la primera vez o no que el burro la rondaba, pero se intuye que sí, ya que la
vaca al verlo salió como alma que persigue el diablo, intentando escapar del
acoso y con tan mala pata que cayó por un terraplén, muriendo en el acto.
Este asno fue
adquirido en su día por el Ayuntamiento de San Roque para el Portal de Belén
viviente que instalan todos los años por Navidad. El burro pasa el resto del
año en una finca de la localidad, lindante con la del propietario de la vaca
fallecida, que se dedica a la producción de leche.
Y aquí llega la
parte que más me cuesta creer, sí, porque ya hemos visto en innumerables
documentales el comportamiento de animales, en todas sus especies y variantes,
por lo que no me extrañaría que un borriquito se intentara cepillar a una vaca.
¿Por qué no? ¿Quién se atreve a decir lo contrario cuando muchos humanos han
hecho cosas peores, o mejores, según se quiera entender? El caso es que el
Ayuntamiento considera que la vaca provocó al asno, mientras que el dueño de la
vaca, defiende a la pobre víctima, incluso José Lara, concejal del Ayuntamiento
de San Roque explica (Atentos a las palabras, si no son verdad, al menos nos
corremos unas risas por la broma) Su versión es: “Se trata de un burro joven, con mucha fuerza, y claro, al salir la
vaca completamente desnuda, con las tetas al aire, pues igual el animal se
salió de madre y embistió” Y me
pregunto, ¿Quién es más burro de los dos, el animal en sí o el concejal, si en
efecto lanzó estas palabras?
Lo que no se
sabe es cual fue la sentencia, pues todo quedó bajo los servicios jurídicos del
Ayuntamiento, que tenían que decidir si hubo o no acoso sexual por parte del
burro. ¡Madre mía, menos mal que Platero ya descansa en el reino de los asnos! Sino
sentiría cierto rubor por parte de su descendiente.
Así que amigos
ganaderos, si cerca de vuestras vacas hay caballos, burros, ponis, etc.,
comprad unos buenos sujetadores para vuestras vacas y así os libráis de futuros
problemas y acosos a las descocadas rumiantes.
¿Cómo se le ocurrió a la vaca estar en pleno campo con las tetas al aire?
No hay vergüenza, se están perdiendo los
papeles. Dios mío, Dios mío. ¿Qué
será lo próximo que os cuente?