Ya son varios
años los que escrito sobre esta fecha a tener en cuenta, 28 de Junio. Para
muchos no significa nada, para otros supuso la libertad de expresión y de ser
ellos mismos ante el mundo y ser aceptados.
El 28 de Junio
de 1969 en un bar al oeste de Manhattan, llamado Stonewall Inn, mientras se
hacía un sentido homenaje a Judy Garland, fallecida el 22 de ese mismo mes, la
policía irrumpió en el local con la intención de hacer una nueva redada, pero
esta vez les salió mal y durante 3 días hubo grandes disturbios, pues el
colectivo LGTB de aquella zona, no estaban dispuestos a más humillaciones. El
final de aquellos días fue el nacimiento del Gay Power, que se celebra en
muchos países reivindicando la tolerancia e igualdad que se tiene como ser humano.
Hay quienes están
a favor y otro en contra de lo que se ha convertido esta celebración en muchos
países y concretamente en España. No voy a entrar si está bien o no celebrarlo
de esta manera, lo que está claro, una vez más, que el poder del dinero lo
arrasa todo, pues incluso una gran mayoría de las personas que acuden a esta
fiesta, no sólo LGTB, sino muchísimos heterosexuales, no tienen ni idea de lo
que se celebra. Y eso sí me parece lamentable.
Lamentable
porque aún en muchos países el ser
homosexual, bisexual, travesti o transexual, se persigue hasta límites de
condenas a muerte.
Lamentable
porque aún cada año mueren de forma violenta personas LGTB por desalmados que
no asumen que todos somos iguales y que se ama de la misma manera, se escoja a quien se elija para compartir ese amor.
Lamentable
porque muchos padres reniegan de sus hijos con lo que para el hijo/a supone un
gran trauma, que en ocasiones les lleva al suicidio.
En definitiva,
lamentable porque muchos seres humanos siguen sin darse cuenta, no sólo en este
tema sino en muchos otros, que todos somos iguales. Que todos pertenecemos a la
gran cadena que es la sociedad. Que todos sufrimos y reímos de la misma manera.
Que todos tenemos la sangre grana y circula por nuestro cuerpo de la misma
manera, alimentando nuestro corazón. Que todos tenemos un cometido en el gran
plan de la humanidad. Por tanto, desde estas líneas, un año más invoco al
respeto y a la educación, por un mundo unido.