jueves, 21 de junio de 2018

NADIE NOS MIRA: CRÍTICA DE CINE

          La directora Julia Solomonoff dirige, Nadie nos mira, con guion compartido con Christina Lazaridi en una coproducción de Argentina-Estados Unidos- Brasil- Colombia y España.

          Nico es un actor argentino (Guillermo Pfening) que tras terminar su contrato en un culebrón en su país, decide probar suerte en Nueva York, pero por más que lo intenta, no le contratan. Como le comentan en una ocasión “Eres demasiado caucásico para parecer latino y posees un acento demasiado cerrado, para pasar como estadounidense”
           Una amiga casada, Viviana (Paola Baldion)  le deja al cuidado de su hijo pequeño Theo, cuando la niñera no puede estar con él.   Al conocer la noticia de que Nico comienza a tener problemas, le contrata como cuidador de Theo, pues la niñera se ha despedido.

          Nadie nos mira, es una obra que destila amargura, esperanza y orgullo, en gran parte. La amargura de haber dejado su país en busca de una oportunidad y un futuro mejor, para terminar viviendo, prácticamente, como un mendigo si no fuera por el apoyo de sus amistades. La esperanza de que a través de una entrevista,  durante una de las  fiestas a las que es invitado o la llamada de un agente, le abran las puertas para actuar en  una película u obra teatral, y el orgullo de no querer mostrar a los demás en la situación tan precaria en la que se encuentra. Pero tras esa historia de por sí ya interesante, iremos conociendo otra que le persigue como un fantasma, la de un ex amor, que ha dejado en Argentina.

          La inmigración una vez más como eje central de un filme, en una narración honesta y sincera, mostrando la cruda realidad ante el idealismo del sueño americano. Los contraste de comprobar como una mujer blanca posee trabajos importantes, mientras sus hijos son cuidados por latinas de piel tostada. Las escenas del parque donde Nico pasea a Theo, son muy reveladoras en este aspecto. Mujeres que no comprenden como un hombre con el físico de Nico, es cuidador de un niño y entre otros detalles, la frase que una de ellas dice en un momento determinado: “Antes no querían que hablásemos a sus hijos en español y ahora sino sabes español, no quieren contratarte”

          Solomonoff nos sumerge en la gran manzana para ofrecernos la cara y la cruz de la gran urbe, navegaremos entre los rascacielos, las grandes oficinas, los apartamentos de lujo, los coches y trajes caros, para “zozobrar” entre parques habitados por cuidadoras contando sus duras y resignadas vidas, mendigos y otros personajes. Viviendas de una habitación, con lo básico para ser habitadas y donde un sofá se convierte en un lujo para dormir. La fotografía de Lucio Bonelli, se encargará de plasmar todas estas situaciones sin ningún rubor.

          Si el guion es lo suficientemente inteligente y directo, la dirección tan correcta que estremece, no podemos olvidar al gran pilar de este filme, Guillermo Pfening, en una interpretación magnífica, sincera, real, tan natural que conmueve, hasta el punto que cada gesto  y palabra vertida, te hace pensar. Te hace sentir que mientras cada bocado sirve de  alimento al cuerpo, la dignidad lo es de todo el ser y sin ser consciente, le acompañarás en sus desventuras hasta ese final con clara moraleja, como las existentes durante el resto del filme.

          Mi nota es: 8

          ESTRENO en ESPAÑA: 22 de Junio

          REPARTO: Guillermo Pfening, Cristina Morrison, Elena Roger, Paola Baldion, Rafael Ferro, Marina Artigas, Kerri Sohn, Ana Carolina Lima, Noelle Lake, Marco Antonio Caponi, Paige Sciarrino, Blanca Vivancos, Josefina Scaro, Nadja Settel, Ava Tracy.

          PRODUCTORA: Aleph Motion Pictures/ CEPA Audiovisuales/ Epicentre Films/ La Panda/ Mad Love Film Factory/Miss Wasabi.

          DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Versus Entertainment.

miércoles, 20 de junio de 2018

EL ORDEN DIVINO: CRÍTICA DE CINE


          El orden divino” o el sufragio del voto de la mujer, está dirigida por la suiza Petra Biondina Volpe quien además lleva el peso del sólido guion.

          Nos encontramos en un pueblo suizo en 1971. Nora es ama de casa (Marie Leuenberger) vive tranquilamente junto a su marido Hans (Maximilian Simonischek), sus dos hijos y su suegro. Disfruta de la amistad de la gente del pueblo, pero un día todo cambia, cuando decide trabajar y su marido se lo prohíbe.  Sin la aceptación del marido, las mujeres no podían trabajar.  

          En plena irritación por la negación de su pareja, Nora conoce a dos activistas feministas que están en lucha por el sufragio femenino y se une a ellas. La decisión no cae nada bien en el pueblo y menos cuando las mujeres deciden ponerse en huelga.

          Una obra inteligentemente narrada con una dirección elegante y efectiva. A caballo entre el drama y la comedia, será el primero el que predomine, pues Petra nos presenta sin tapujos la “violación” de una parte de los derechos fundamentales del ser humano. El estar sometida bajo el yugo del marido, la oposición al derecho a la igualdad y por supuesto, ese sufragio universal, que aún muchas personas desconocen lo duro que resultó para las mujeres llegar a conseguir votar, como un ciudadano más.  Dignidad, igualdad y libertad, que la mujer no tenía, simplemente por ser mujer.

          18 años hace que hemos entrado en el nuevo siglo y muchos jóvenes no comprenden que en la década de los 70, la mujer en muchos países, seguía bajo la dictadura del hombre, apoyados como siempre, no solo por el Estado, sino por las falsas doctrinas de la iglesia. Un drama con diálogos precisos y directos hacia la mente del espectador, con un elenco actoral femenino, perfecto, destacando a Marie Leuenberger, con quien tanto el espectador masculino como femenino, empatiza desde las primeras imágenes, mientras se desplaza con su bicicleta por las calles del pueblo. Incluso en su pedalear, despierta credibilidad; y a una encantadora Sibylle Brunner en el personaje de Vroni. En el lado opuesto nos encontramos con la impecable interpretación de Maximilian Simonischek, debatiéndose en sus luchas internas, entre el amor que profesa a su mujer y su condición como hombre dentro del seno de la comunidad. Las emociones y sentimientos, combatiendo con la realidad y la humillación de sus compañeros. 

       El montaje, el ritmo, la magnífica fotografía de Judith Kaufmann y la banda sonora de Annette Focks, serán los elementos, junto a todo lo ya expuesto, los que proporcionen a este filme, convertirse en una obra más que interesante de ser visionada para entender que en ocasiones la mirada al pasado nos sirve para no caer en errores, y saber avanzar hacia un futuro plural y de igualdad, que aunque parezca que todo está conseguido, aún falta mucho para que no existan diferencias entre hombres y mujeres.
 
           Una obra que deja un poso cálido, entrañable, realista y humanista.
          Mi nota es: 8
        ESTRENO en ESPAÑA: 22 de Junio

       REPARTO: Marie Leuenberger, Maximilian Simonischek, Rachel Braunschweig, Sibylle Brunner, Marta Zoffoli, Bettina Stucky, Noe Krejcí, Finn Sutter, Peter Freiburghaus, Therese Affolter, Ella Rumpf, Nicholas Ofczarek, Sofia Helin, Elias Arens, Mirjam Zbinden, Marietta Jemmi, Kristin Flückiger, Urs Bosshardt, Fabienne Hadorn, Sandra Ulzinger, Steffi Friis, Walter Leonardi e Ingo Ospelt.

      PRODUCTORA: Zodiac Pictures Internacional

     DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Surtsey Films.

martes, 19 de junio de 2018

LAS GUARDIANAS: CRÍTICA DE CINE

            Las Guardianas es la adaptación de la novela homónima de Ernest Pérochon por el francés, Xavier Beauvois, quien además la dirige.

          Estamos en el año 1915 en plena Guerra Mundial. Una madre, Hortense (Nathalie Baye) y su hija, Solange (Laura Smet) se han quedado al cuidado de las tierras de la granja, pues como es de imaginar, los hombres están en otro campo, el de la guerra.

          Hortense decide contratar a una joven, Francine (Iris Bry) para que la ayude con el trabajo duro, pues su hija apenas hace nada. Hortense y Francine conectan desde el primer momento, pero todo cambiará cuando llega del frente su hijo, Georges (Cyril Descours), los estadounidenses y Solange…

          En esta ocasión regresamos a una guerra anterior,  dejamos la  II Guerra Mundial y retrocedemos hasta la I. Sin duda las  guerras dan para muchas historias, que en algunas ocasiones no tienen nada que ver con el campo donde los hombres se disparan los unos a los otros defendiendo un país o territorio, sino con las batallas que las mujeres emprenden de una manera u otra, en el hogar o alrededor del mismo. Ese es el tema que Beauvois nos trae a la gran pantalla. Una batalla de mujeres, luchadoras, orgullosas, trabajadoras, defensoras de la familia, del hogar y del honor, cueste lo que cueste y se lleve por delante a quien se entrometa.  

          Xavier Beauvois adapta junto a  Frédérique Moreau y Marie-Julie Maille, la novela de Ernest Pérochon; desarrollándose entre los años 1914 al 1919. Un drama salpicado por el amor, los escarceos, el duro trabajo del campo, la soledad y el dolor que está provocando la guerra, apoyado por las magníficas interpretaciones.

          Nathalie Baye, Laura Smet e Iris Bry, forman el gran trío de esta obra, sometiéndose y enfrentándose a la vida, a  las adversidades y al destino de un tiempo pasado, amparándose en las enérgicas personalidades que transmiten, su fuerza, coraje y lo que las diferencia entre ellas. Un film donde Xavier nos narra una historia de mujeres entre mujeres y en la cual los hombres, quedan como personajes secundarios, meros espectadores de sus destinos.

          Los aspectos técnicos están cuidados al máximo, desde su puesta en escena al vestuario de Anaïs Romand. La banda sonora de Michel Legrand cuando la narración lo requiere, pues por instantes los sonidos ambientales son la música elegida; y por encima de todo ello, la fotografía de la mano de Caroline Champetier, creando cuadros rurales de gran belleza plástica. Pero... sí, casi siempre hay un pero.  Si bien este género de cine histórico, se caracteriza por tomarse sus licencias creando una narración pausada, en esta obra una vez más a mi parecer, es excesiva. Es el único pero, que le pongo a esta exquisita pieza cinematográfica.

Los amores son frágiles, las promesas fáciles

          Mi nota es: 8

          ESTRENO en ESPAÑA: 22 de Junio

          REPARTO: Nathalie Baye, Iris Bry, Laura Smet, Cyril Descours, Olivier Rabourdin, Yann Bean, Gilber Bonneau, Nicolás Giraud, Mathilde Viseux-Ely, Ophélie-Marion Debiais, Xavier Maly,

          PRODUCTORA: Les Films du Worso

          DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Wanda Visión.

lunes, 18 de junio de 2018

LAS GRIETAS DE JARA: CRÍTICA DE CINE

          Las grietas de Jara está dirigida por el argentino Nicolás Gil Lavedra. ¿Una grieta física o social de un país donde la corrupción, aunque haya mejora en los últimos años, sigue siendo el pan de cada día? Cuenta con guion del propio Nicolás Gil Lavedra junto a Emilio Torres, basándose en la novela de Claudia Piñeiro.

          Leonor (Sara Sálamo) entra en el estudio de arquitectura Borla y Asociados, preguntando por Nelson Jara (Óscar Martínez), pues desde hace un tiempo, ha perdido el contacto con él. Las miradas y la forma de esquivar la pregunta sobre el paradero del Señor Jara, por parte del arquitecto Pablo Simó (Joaquín Furriel), su jefe Mario Borla (Santiago Segura) y la socia de este último, Marta Hovart (Soledad Villamil), evidencian que guardan algún secreto inconfesable.

          El espectador irá descubriendo la verdad a través de los flashback que tiene pablo sobre Nelson Jara, el propietario de una vivienda que sufre una grieta importante en su salón y lo achaca a las obras que la empresa Borla y Asociados están realizando al lado de su edificio. Les solicita una indemnización por los daños que le están ocasionando. ¿Qué hay de verdad y mentira? ¿Cómo actuará la empresa? ¿Qué ha pasado con Nelson Jara?

          Nicolás nos adentra en una historia oscura y misteriosa, envuelta en los problemas sociales y políticos que atraviesa Argentina. La estafa en los inmuebles es simplemente una excusa para denunciar la corrupción existente aún en ese país, donde pocos se salvan en lo político, empresarial, social  y las propias administraciones, provocando con ello, como suele suceder tantas veces, que el ciudadano tome cartas en el asunto y los atajos que sean necesarios, utilizando la argucia para solventar su economía, sus necesidades y sus problemas, con el mínimo esfuerzo, aunque no sea lícito. Una obra con un final revelador.

        Una sociedad de juguetes rotos para algunos, solo necesarios para cuando hay que votar y olvidados el resto del tiempo, viviendo en una sociedad que respira tristeza y agonía, cuando debería ser lo contrario, pero nada cambiará, nada se solucionará, hasta que los engaños, los trapicheos y la codicia de unos, cese para el beneficio de todos.

          Interpretaciones muy correctas como nos tiene acostumbrados el cine argentino, destacando al trío formado por Oscar Martínez, Joaquín Furriel y Soledad Villamil y suspendiendo una vez más a un Santiago Segura, que no deja de imitarse a sí mismo, resultando cansino con un registro actoral carente de toda expresividad, naturalidad y quedando burlesca su imitación del acento argentino. Pero parece que este cómico, no es consciente de sus limitaciones y equivocaciones. Osado es un rato.

          Mi nota es: 6,5

ESTRENO en ESPAÑA: 13 de Julio

          REPARTO: Oscar Martínez, Joaquín Furriel, Soledad Villamil, Sara Sálamo, Laura Novoa, Santiago Segura, Zoe Hochbaum.

          PRODUCTORA: Coproducción Argentina-España/ MyS Producción/ Gaman Cine/ Telefe/ Cindy Teperman/ Benteveo Producciones Audiovisuales/ DK Group/ Royal Cinema Group/ Non Stop Digital/ Bowfinger Internacional Pictures.

          DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: 39 Escalones.

domingo, 17 de junio de 2018

LA ESTACIÓN VIOLENTA: CRÍTICA DE CINE

           La estación violenta es la ópera prima de la directora gallega Anxos Fazáns, quien ha adaptado la novela de Manuel Jabois, junto a Xacobe Casas, Daniel Groiz y Ángel Santos.

          Manuel (Alberto Rolan) vive en un pueblo costero de Galicia, escribe relatos, trabaja en un periódico y colabora en un programa de radio sobre literatura. Un buen día recibe la visita de dos amigos de la adolescencia que hace unos 8 años que no se ven. En la actualidad, son pareja. Claudia (Nerea Barros) y David (José Barato). En el pueblo permanece otro compañero de pandilla, Dante (Antonio Duran “Morris”) un yonki, atrapado en la rutina, como los demás.

          La joven directora Anxos, nos traslada a un pueblo costero de su Galicia natal,  para presentarnos a sus personajes, unos jóvenes despechados con la vida, respirando la muerte, la tristeza y los recuerdos de un tiempo misterioso que no se sabe si fue mejor, pues lo único que les une en la actualidad son las drogas, el alcohol, el sexo, los garitos con grupos alternativos y la dejadez.

          En un momento determinado Claudia le dice a Manuel que ha regresado porque se está muriendo, al igual que él, pero no sabremos la causa de esa supuesta enfermedad, aunque se presume que sea debido a las drogas y a algún trastorno psicológico,  aunque tampoco es necesario conocer los síntomas, pues la historia transcurre entre la terrible monotonía y la falta de aspiraciones, en un lugar donde la vida se ha detenido y deambulan, como el propio mar agitándose en su propio entorno.

          La fotografía de Alberte Blanco se presenta austera, al igual que la sombría banda sonora de Charles Rapante, para enfatizar aún más en ese pesimismo, ese dolor que lo envuelve todo, como refleja el tema que Claudia canta en un momento determinado: Yo no tengo ni padre ni madre que sufran mis penas. Huérfano soy. Solo llevo tristeza y martirio en el alma, y el cruel dolor de no hallar una mujer, una mujer buena que me llene el vacío tan grande que ellos dejaron, con tierno amor.

          Mi nota es: 6

          ESTRENO en ESPAÑA: 15 de Junio

          REPARTO: Nerea Barros, Alberto Rolán  Xosé Barato, Xiana Arias,  Antonio Duran “Morris”

          PRODUCTORA: Matriuska Producciones S.L

          DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Márgenes Distribución.

sábado, 16 de junio de 2018

EL REPOSTERO DE BERLÍN: CRÍTICA DE CINE

            La coproducción entre Alemania e Israel, El repostero de Berlín, cuenta con guion y dirección de Ofir Raul Graizer, en un drama intenso sobre el poder del amor.

          El ingeniero Oren (Roy Miller) entra en la pastelería de Thomas (Tim Kalkhof) y tras saludarle le comenta que viaja con frecuencia a Berlín por razones de trabajo y que siempre que puede, se detiene en su pastelería para comprar las galletas favoritas de  su mujer, Anat (Sarah Adler), pero entre ellos dos surgirá algo más, una relación amorosa, furtiva, pero sin engaños. Puntualmente cada mes, se encontrarán los dos enamorados.

          Un buen día Oren no se presenta a la cita y tras la insistencia de Thomas llamándole por teléfono y no recibir respuesta, teme que le haya pasado algo grave. Sin pensárselo dos veces, emprende viaje a Jerusalén. Al llegar se encontrará con la mujer de Oren, Anat, quien le comenta que su marido ha muerto en un accidente. Anat tiene un hijo, Itai (Tamir Ben Yehuda) y regenta una pastelería sin demasiado éxito. Thomas decide quedarse a trabajar con ella, preparando sus deliciosos postres.

          El director y guionista israelí Graizar, con su ópera prima, tras su experiencia como cortometrajista, ofrece al mundo la “comunión” entre dos países muy diferentes entre ellos, en sus culturas, tradiciones e incluso distancias geográficas, el uno en Europa (Alemania) y el otro en  Oriente Próximo (Israel), sin obviar la historia pasada pero aún reciente. Nos  presenta el filme como un sutil, emotivo y  delicado menú de dos platos a degustar, un primero consistente en el amor verdadero y un postre que como en sus múltiples variantes, desfilaran las costumbres y tradiciones tan arraigadas en un pueblo como el israelí, sobre todo en lo concerniente a la religión, en contraste con el europeo.

          La religión es lo que chocará de manera indiscutible entre el hermano de Oren, Moti (Zohar Shtrauss) y Anat, cuando Thomas comienza a preparar sus exquisiteces en la pastelería y aumenta la clientela. En una discusión entre ambos, le reprocha a su cuñada que Thomas es alemán y ellos judíos, que no respeta en sus elaboraciones el Kosher y que puede perder la licencia de su negocio. Anat zanjará el tema argumentando que ella no es religiosa.

         Una narración con altas dosis de emotividad, tierna y triste, dulce y amarga, en la cual los sentimientos se encuentran y sobremanera, el amor como vehículo de acercamiento de dos culturas, de dos países aun alejados por el dolor del pasado. Solo el amor es capaz de curar las viejas heridas, aunque no todas puedan cerrarse, si se persiste en ser obstinado.

          Cuenta con una excelente fotografía a través de una iluminación tenue  por parte de Omri Aloni, donde Aloni retrata con acierto aquellos planos que hablan más que las propias palabras. Fotogramas e historia que está muy bien acompañada por la banda sonora de Dominique Charpentier, destacando los sones de un piano que destila melancolía.

          Dejo para el final las interpretaciones, pero no por ser las menos importantes. Magníficos desde el primero al último, incluyendo al jovencísimo Tamir Ben Yehuda y la pareja protagonista, Tim Kalkhof y Sarah Adler, me hubiera gustado disfrutar más de la presencia de Roy Miller, su breve participación nos deja con ganas de más.

          Mi nota es un 8

          ESTRENO en ESPAÑA: 15 de Junio.

    
      REPARTO: Tim Kalkhof, Sarah Adler, Roy Miller, Zohar Shtrauss, Sandra Sadeh, Stephanie Stremler, Tamir Ben Yehuda, Eliezer Shimon,  Sagi Shemesh, Tagel Eliyahu.

          PRODUCTORA: Film Base Berlin/ Laila Films.

          DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Karma Films.

viernes, 15 de junio de 2018

EN TRÁNSITO: CRÍTICA DE CINE

          En Tránsito, cuenta con guion y dirección del alemán Christian Petzold, adaptando la novela de Anna Seghers. Un filme sin ningún tipo de engaño. Muestra lo que su título significa, pero dotando a la obra de tantas lecturas, como veces se piense en la trama.

          Georg (Franz Rogowski) recibe el encargo de llevar a Francia a un famoso escritor herido en una pierna,  junto a los papeles que les aseguran al escritor y a la mujer que le espera en Marsella, poder viajar a México, ante la eminente ocupación de los nazis. En el traslado el escritor muere y Georg logra llegar sano a Marsella, suplantando la identidad del escritor.

          Uno de los días en que pasea por Marsella, se encuentra con una mujer que le confunde con su esposo, ella, Marie (Paula Beer) está buscando desesperadamente a su marido, para juntos salir del país. El encuentro no va a ser casual y Marsella tampoco será un simple lugar de paso.

          Antes de comenzar con la reseña, debo aclarar que el espectador no espere encontrarse ante un filme ambientado en los años 40 durante la ocupación nazi en Francia, con edificios derruidos, con esos tonos apagados en la fotografía recordando un tiempo pasado, un vestuario de época e incluso soldados con los uniformes de ambos ejércitos; pues es lo primero que choca en la nueva obra del director  Petzold. Nos sitúa en un entorno totalmente contemporáneo, una magnífica y actual fotografía de Hans Fromm, BVK y vehículos actuales entre los que surgen los coches policía y ambulancias en constante circulación con el rugir de sus sirenas, por la ciudad.

          El filme está basado en la novela semi autobiográfica de la escritora alemana Anna Seghers, la cual Christian transforma en una frágil e intensa  historia de amor entre sus dos personajes: Georg que bien podría representar el consuelo y “tarjeta” de escape de los refugiados, los olvidados, aquellos que desean huir de la guerra y del opresor, y Marie encarnando, por las mismas razones, el refugio y la esperanza. Dos personajes libres pero a la vez manejados por hilos invisibles, como sucede con el resto de la sociedad que parece romperse en dos. Una extraordinaria visión muy diferente y aunque dotada del drama preciso, hacer sentir que los ciudadanos están impregnados de optimismo en el mañana, aunque Petzold no sea tan indulgente en su romanticismo.

          Una obra tan sólidamente narrada que poco se le puede cuestionar, pues es tan original en el planteamiento y resolución, que nos olvidamos del paralelismo que ha trazado entre dos épocas tan diferentes. Solo al salir de la sala nos podemos plantear algunas preguntas, cuyas respuestas nos hacen darnos cuenta, del ingenio y maestría del director.

          Claro, que una gran parte de la magia del filme radica, en el correctísimo montaje y en el cuidadísimo casting. Principalmente en un soberbio Franz Rogowski y la fuerza arrolladora de su partner Paula Beer. Naturales, creíbles y emotivos; y particularmente en cada uno de los secundarios, cuyas interpretaciones hay que tener muy en cuenta.

          Mi nota es: 8,5

ESTRENO en ESPAÑA: 15 de Junio

          REPARTO: Franz Rogowski, Paula Beer, Godehard Giese, Lilien Batman, Maryam Zaree, Barbara Auer, Matthias Brandt, Sebastian Hülk, Emilie de Preissac, Antoine Oppenheim, Louison Tresallet, Àlex Brendemühl.

          PRODUCTORA: Neon Productions/ Schramm Film.

          DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Golem Distribución.