sábado, 25 de junio de 2011

OTRO APERITIVO DE PURO DESEO


- En esta habitación huele a macho en celo – gritó Iván despertándonos a los dos.
- ¿A qué quieres que huela con el polvazo que hemos echado? Aún tengo el culo ardiendo.
- Eso no está bien Rafa, te estas acostumbrando a ser pasivo y…
- No te equivoques – se incorporó – Me gusta que de vez en cuando vosotros me deis caña. Pero mira ésta como está – se la agarró dura como un tronco – Mientra siga así de dura, no la defraudaré.
Iván se acercó y se la llevó a la boca. Rafa me sonrió.
- ¿Ves? Ella es así. La hija de puta si fuera mujer, llegaría a ser miss universo. Los conquista a todos.
No dije nada y nos besamos. Iván se subió a la cama sin dejar de mamar, busqué la postura más cómoda y me llevé la suya a la boca. Rafa me acercó a él y tomó mi rabo haciéndome sentir el calor de su boca. Los tres estábamos encadenados en una buena felación. Cuando esto ocurría, no existía el tiempo hasta que nuestros líquidos entraban en las bocas por quienes éramos mamados. El deseo se silenciaba en nuestro interior y algunos gemidos nos provocaban aún mayor excitación. Iván tomó el primero postura y cogiendo la polla de Rafa se la introdujo hasta el fondo, galopó con fuerza y con cara de deseo me acercó a su boca. Nos besamos mientras Rafa le follaba con fuerza. Busqué la mejor posición y follé la boca de Rafa e Iván atrajo mis nalgas hacia la suya y me comió el culo. La lengua de Iván era musculosa y la sabía mover muy bien. Sentí una tremenda excitación cuando introdujo uno de sus dedos y luego dos. Me estaba dilatando y yo deseando ser penetrado, algo que debió de advertir porque sacó la polla del Rafa de su culo y en un movimiento, me la metió de golpe. Me agarré al cabecero de la cama con fuerza. Sus embestidas eran violentas, bufaba como un toro mientras salía y entraba dentro de mí. Rafa se deslizó y se colocó detrás de Iván y le volvió a penetrar. Los dos follaban con fuerza, con desesperación, como si les fuera la vida en ello y mi culo comenzaba a arder sintiendo el desenfreno de los dos machos. El pecho de Iván cayó sobre mi espalda empapándome con el sudor que desprendía, uniéndose al mío y se detuvo dentro de mí, para de esta forma, sentir mejor la penetración que le proporcionaba Rafa. Miré hacia atrás y los ojos de Rafa estaban llenos de fuego. En sus labios leí unas palabras que no pronunció: Fóllame, quiero que me folles. Me deshice del rabo de Iván y le ofrecí el cabecero para que se agarrara, así lo hizo y cuando estuve frente al culo de Rafa, le separé las piernas y se la metí de golpe.

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