Y llegó el verano. Sí, mí estación favorita, donde me siento más cómodo, la que me aporta la energía que durante el invierno se desvanece por el frío y la primavera va aplacando. La estación donde todos salimos más de casa, nos divertimos, las fiestas se multiplican y el contacto con los amigos/as es más frecuente entre risas y conversaciones, sentados en escaleras de plazas, en terrazas o caminando. En la playa disfrutando del mar y del gran hermano sol o en el campo con los elementos que nos embriagan con sus olores y colores. Tiempo para las vacaciones, para relajarnos y sobre todo, tiempo liberar nuestra mente y descansar.
Y llegó el verano y en esta ocasión con un calor sofocante. Los elementos se rebelan y no iba a ser menos en esta estación, donde mi gran hermano sol se siente herido y defraudado.
Él nos protege y nos da la vida, pero cuando el equilibrio es alterado por tanta polución que estamos generando en nuestro ecosistema y que no hacemos nada por remediar, nos grita y su forma de hacerlo es con sus altas temperaturas. Bueno, en lo que yo puedo si lo intento, pero es labor de todos. Hagámoslo, consigamos que cada estación tenga ese momento equilibrado y con ello no sintamos que resultan tan extremas, como lo están siendo.
Disfrutemos todos de esta hermosa estación, pero cuando salgamos al campo, a la playa, a cualquier sitio que nos desplacemos, pensemos un poco en la naturaleza; no nos cuesta nada y hacer lo justo, nos beneficia a todos. Cuidemos nuestro planeta.
FELIZ VERANO.
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