martes, 26 de noviembre de 2019

LA HIJA DE UN LADRÓN: CRÍTICA DE CINE

LA HIJA DE UN LADRÓN está dirigida por Belén Funes quien comparte guion con Marçal Cebrian. Vidas de extrarradios, de gentes anónimas que arrastran su existencia desde que amanece, hasta que sus ojos se cierran en la noche.
 
Sara (Greta Fernández) tiene 22 años, es madres soltera de un bebé de seis meses y trabaja en lo que le ofrecen, pero tiene un sueño, recuperar a su pareja Dani (Álex Monner) y que le concedan la custodia de su hermano pequeño (Tomás Martín), que en la actualidad vive con el padre de ambos, Manuel (Eduard Fernández). Un hombre que ha estado apartado de ellos durante años, cumpliendo prisión y al que Sara odia, no deseando estar cerca de él; pero Manuel no está dispuesto a que eso suceda y en el fondo ella tampoco, necesita una familia y cariño.

La obra está inspirada en su primer  cortometraje, dirigido en 2015, “Sara a la fuga” y en la historia real de un preso que conoció en una cárcel de hombres de Barcelona, donde estaban rodando una película. Un preso que tenía una hija a punto de cumplir la mayoría de edad y que vivía en un centro de acogida, esa chica le odiaba por haberla dejado sola.  Un drama social narrado desde lo más íntimo y profundo del personaje; para  ello ha contado con la pareja formada por Greta y Eduard, hija y padre en la ficción y en la vida real.
 
La guionista y directora, Belén Funes, en 2003 ingresó en La Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Catalunya (ESCAC), licenciándose en dirección cinematográfica, donde realizó sus primeros cortometrajes. En 2008 consigue una beca universitaria para acceder al máster de escritura de guion en La Escuela de Cine Cubana en San Antonio de los Baños (EICTV) Tras la universidad empezó a trabajar como ayudante de dirección, casting y script para diferentes producciones de Isaki Lacuesta, Fernando González Molina, Paco Plaza e Isabel Coixet. Isabel respaldaría sus dos cortos: “Sara a la fuga” 2015 con el que ganó la Biznaga de Plata al mejor cortometraje en el Festival de Málaga y “La inútil” 2017. Ahora llega con su ópera prima, “La hija de un ladrón”
 
De nuevo la tristeza se apodera de la gran pantalla, en una obra gris, donde la ausencia de amor es el denominador común y el fantasma a la soledad, asfixia a su protagonista. Una guerrera en los tiempos que corren, una heroína buscando la felicidad de los suyos, aunque a ella le esté vetada; una madre que debe dejar a su bebé en manos de otras personas, mientras va de un lado a otro, arrastrando los problemas que la persiguen. En ningún momento vemos sonreír a Sara, solo esbozar una sonrisa triste durante la comunión de su hermano pequeño y por el contrario, grita en silencio, resignada, observando y permitiéndose el lujo de que de sus ojos broten algunas lágrimas, aunque su propio padre, le pida que no lo haga.
 
Película sobria, en la cual la banda sonora está compuesta de retazos de vida, de esperanzas, de deseos de amar y ser amado, de miedo a quedarse sola, de trabajos míseros que no dan para vivir, de pisos de acogida, de idas y venidas a la oficina de empleo, de compañeras que duran un suspiro,  de un hijo al que no le puede ofrecer ni siquiera lo que precisa, de esos sueños que nunca soñó, de la llamada a la puerta de la cruda realidad, de los sonidos de la ciudad siempre bulliciosa, que no reconfortan y del viento que no trae buenas nuevas. Todas las demás notas musicales, no existen, porque no hay nada que celebrar y sí mucho que pensar. Es la historia de la vida, de la vida de millones de personas, la mayoría mujeres.
 
Una obra modesta y sencilla, sincera y profunda, entre la complicidad de dos mujeres; la una tras la cámara, Belén Funes, con cámara en mano, para dotar al filme de un mayor realismo, demostrando con su primer largometraje, su fuerte personalidad, maestría y madurez y la otra, delante de ese objetivo indiscreto, en la desnudez en cuerpo y alma, que una excepcional Greta Fernández, nos ofrece de Sara, entre sus luces y sus sombras. Una mujer que en sus silencios y miradas, nos regala todo lo que las palabras no son capaces de pronunciar e incluso en la ausencia de gesticulación, proyectar todo el dolor y  la necesidad de ser amada y abrazada. Nos hace comprender su ansia por poseer una familia, la que nunca ha tenido y que resignada, sabe que tal vez nunca tendrá.
 
Belén también ha sabido cuidar a sus actores masculinos y cada uno de ellos, brilla en su personaje. Eduard Fernández encarnando a ese hombre rudo, frío y áspero. El joven Tomás Martín, seduciendo a la cámara con su innata naturalidad  y ofreciendo aliento fresco al filme, sabiendo muy bien cual es su lugar en la historia y Álex Monner, quien cuida, desde una ligera distancia de Sara y desde una más cercana, de su hijo. Tres personajes que tienen mucho que ofrecer, que Sara necesita  y el espectador descubrirá.
 
Mi nota es: 8,5

ESTRENO en ESPAÑA: 29 de Noviembre
REPARTO: Greta Fernández, Eduard Fernández, Álex Monner, Frank Feys y Tomás Martín.

PRODUCTORA: B-Team Pictures// Oberón Cinematográfica
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: BTeam Pictures.

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