ZENIT
COMUNICACIÓN y FLIXOLÉ nos informa sobre las 80 óperas primas que marcaron un
antes y un después en el cine español.
A menudo con más
corazón que cabeza, nombres de pronunciación obligatoria en el cine español
tuvieron que superar el vértigo de ponerse detrás de la cámara por primera vez.
De esa toma de contacto inicial en la dirección han surgido películas que
removieron los cimientos del séptimo arte patrio, llenaron el patio de butacas
o le abrieron las puertas de la industria al bisoño cineasta. La
plataforma FlixOlé reúne, en una colección compuesta por más de 80
títulos, las óperas primas que consagraron a sus autores y dejaron un
dulce sabor en las palomitas del espectador.
El especial, que se
podrá disfrutar desde del viernes 9 de septiembre, incluye el estreno de
cuatro largometrajes que supusieron un inmejorable debut en las carreras
cinematográficas de sus directores. El primero de ellos es Acción mutante (1993),
la carta con la que un Álex de la Iglesia apasionado por los cómics y
juegos de rol se presentó a la comunidad cinéfila.
Esta película, repleta
de excesos y guiños a Star Wars, Alien, Mad Max y demás
elementos del universo friqui, supuso un soplo de aire fresco dentro del
panorama fílmico español. Ciencia ficción y humor castizo protagonizaban el
enfrentamiento entre un grupo de deformes liderados por Ramón Yarritu (Antonio
Resines) y los guapos pijos que los marginan. Todo a ritmo de ‘Def con Dos’ en
un filme premiado con tres goyas, y que ya advertía del estilo a
contracorriente al que nos acostumbraría el realizador.
Fue la productora de
los hermanos Pedro y Agustín Almodóvar, El Deseo, la que produjo la cinta del
director bilbaíno. La misma que años después arropó el rodaje del debut en la
dirección de Mónica Laguna con Tengo una casa (1996). Los
cortos de esta última le habían granjeado una merecida fama. Una popularidad
que creció con el citado filme, de toques rockeros (el título se inspiró en un
tema de Los Enemigos), cuya virtud radicaba en la sencillez y originalidad de
encuadrar los sentimientos de sus cuatro protagonistas (entre ellos, unos casi
novicios Ernesto Alterio y Silke) dentro de una cabaña en mitad del bosque.
Otro de los grandes
estrenos que presenta la colección ‘Óperas Primas’ de FlixOlé es Los
farsantes (1963). Firmado por uno de los mejores traductores de los
clásicos literarios a la gran pantalla, Mario Camus, no es de extrañar que
en su primera vez como director optase por adaptar en fotogramas líneas
ya escritas en papel. Partiendo de una narración de Diego Sueiro, Camus reflejó
las penurias de la época a través de los lances que deben superar un grupo de
cómicos de la legua. El largometraje hizo de vaso comunicante del compromiso
social y la preocupación por la violencia que grabaron el cine de uno de
nuestros más ilustres realizadores.
El capítulo de estrenos
lo cierra un nombre muy de actualidad, Daniel Monzón. El cineasta dejó a
un lado su faceta de crítico cinematográfico para dedicarse en cuerpo y alma a
la dirección con El corazón del guerrero (1999). La cinta, que obtuvo
una nominación al Goya en la categoría de Mejor Dirección Novel, fue una suerte
de parodia y homenaje al género de espadas y brujas; una temática algo distinta
de los derroteros fílmicos con los que experimentaría Monzón en películas
posteriores.
Más
de 80 primeras veces inolvidables
En una industria tan
exigente como la cinematográfica, los comienzos duros han estado a la orden del
día. Aunque esta situación se podría extender a cada nuevo alumbramiento que
llega a las salas.
A pesar de ello, la
gran pantalla del país cuenta con un vigoroso glosario de realizadores que ya
en sus inicios marcaron un antes y un después. Ello se aprecia en óperas primas
maestras como La tía Tula (Miguel Picazo, 1964), obra más
representativa del denominado Nuevo Cine Español; la siempre espléndida y
bella El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973); el poético
cántico al terruño de Montxo Armendáriz en Tasio (1984); la
laureada Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995) con la
que Agustín Díaz Yanes demostró que el cine de Scorsese y Coppola
tenía cabida en las producciones nacionales; y Tesis (1996), la
‘vendetta’ de Alejandro Amenábar a su profesor de facultad con la que
obtuvo la friolera de siete goyas.
A éstas hay que sumar
la película con la que Berlanga y Juan A. Bardem dinamitaron las comedias
de cartón piedra del franquismo, Esa pareja feliz (1953); la
transitoria Asignatura pendiente (1977) de José Luis Garci;
los cuentos para adultos que abrió Juanma Bajo Ulloa con Alas de
Mariposa (1991); la introducción a un cine alternativo que trajo consigo Santiago
Amodeo en Astronautas (2003); o los largometrajes convertidos en
obras de culto como Un, dos, tres… Al escondite inglés (Iván Zulueta,
1970), Bilbao (Bigas Luna, 1978) y El milagro de P. Tinto (Javier
Fesser, 1998).
La colección de FlixOlé
también incluye el debut de cineastas que rompieron el techo de cristal con
reseñables títulos como La petición (Pilar Miró, 1976), Demasiado
viejo para morir joven (Isabel Coixet, 1989) y Una estación de paso (Gracia
Querejeta, 1992). El especial recoge además filmes que vaticinaban la línea de
sus autores: Las dos y media… Veneno (Mariano Ozores, 1959) y Aparecidos (Paco
Cabezas, 2007); como aquellos que no hacían presagiar lo que vendría
después: El hombre de la isla (Vicente Escrivá, 1960), Pares y
nones (José Luis Cuerda, 1982) o Tu novia está loca (Enrique
Urbizu, 1988). Igualmente, en Óperas Primas’ se podrán encontrar las pequeñas
incursiones que hicieron ciertos actores que decidieron pasarse a la
realización, como Imanol Arias en Un asunto privado (1996), Jordi
Mollà en No somos nadie (2002) y Jesús Bonilla con El oro
de Moscú (2003).
FlixOlé está
disponible en Smart TV, tabletas y teléfonos IOS y Android, Fire TV, Orange TV,
ZapiTV, Amazon Prime Vídeo o a través del ordenador, además
las películas se pueden descargar para verlas sin conexión
a internet en cualquier dispositivo móvil.
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