jueves, 9 de agosto de 2018

ALTO EL FUEGO: CRÍTICA DE CINE


En coproducción entre Francia y Bélgica, Alto el fuego, narra las secuelas que provocan las guerras, al finalizar las mismas.  Cuenta con guion y dirección de Emmanuel Courcol.

El prólogo nos sitúa en unas trincheras en la I Guerra Mundial, durante uno de los ataques y donde Georges Laffont (Romain Duris) intenta que sus compañeros abandonen el lugar y salven sus vidas, entre ellos se encuentra su hermano Marcel (Grégory Gadebois) al cual le estalla cerca una bomba, provocándole sordera.

Finalizada la contienda, George en vez de regresar a casa, decide asentarse en África, en el Alto Volta, con otro compañero de la guerra, Diofo (Wabinlé Nabié), juntos formarán un grupo de trabajo con nativos para sus plantaciones en Ghana, pero las cosas se ponen mal  y decide volver a casa, donde su hermano Marcel vive con su madre, está recibiendo clases de lenguaje de signo a través de Hélène (Céline Sallette) y tiene novia, Madeleine (Julie-Marie Parmentier), pero sigue traumatizado, sin hablar, desde su regreso de la guerra.

Una nueva propuesta de los efectos que ocasiona una guerra, el estar bajo el fuego, donde las bombas te estallan al lado, donde ves a los compañeros saltar por los aires en mil pedazos, pedazos que incluso se pegan a tu cuerpo, donde el ruido de pronto se vuelve silencio y la palabras deciden no volver a brotar por no comprender tanto sufrimiento, dolor y necedad.

El actor y guionista Emmanuel Courcol, tras varios trabajos en ambas especialidades y  dirigir el cortometraje “Geraldine Te amo” en 2012, se lanza al largometraje  con “Alto el fuego” Una obra entre el dolor, la resignación, los  fantasmas surgidos tras el combate, junto a la sangre derramada, las mutilaciones, las bombas,  el olor  a pólvora, muerte y polvo, provoca el mutismo e incluso  el deseo de aislarse del mundo, para olvidar y ser olvidados. Un nuevo canto a la vida tras ver tanta destrucción, gritando al mundo que el ser humano no ha sido creado para la guerra, sino para la paz. No ha nacido para matar, sino para dar vida.

Interpretaciones correctísimas entre las cuales por destacar mencionaría a un Romain Duris, a quien seguimos en sus aventuras y desdichas, de buena gana, aunque la tristeza no se quiera despegar de él.  A una fantástica Céline Sallette, bocanada de aire fresco en tan intenso drama y Grégory Gadebois, cuyo personaje convive con los miedos, la desolación, el vacío y la pérdida. Pero una vez más hay que felicitar a la dirección de casting, por tan acertada elección.

Una obra sencilla, efectiva y rica en matices; contenida y dejando claro el mensaje que desea le llegue al espectador, no solo a través del magnífico guion, sino de la espléndida fotografía de Yann Maritaud y Tom Stern y de una conmovedora banda sonora del maestro Jérôme Lemonnier, sin olvidar el correcto montaje. Si un pero se le puede reprochar a Courcol, en su ópera prima, es la falta de nervio. Este filme, con más garra, se hubiera convertido en una gran película, así todo, es una obra que se disfruta de principio a fin, dejando ese halo de amargura tras todo lo visto y escuchado.  Esperaremos sus nuevos trabajos.

Mi nota es: 7,5[]

ESTRENO en ESPAÑA: 10 de Agosto

REPARTO: Romain Duris, Céline Sallette, Grégory Gadebois, Julie-Marie Parmentier, Maryvonne Schiltz, Yvon Martin, Wabinlé Nabié, Benjamin Jungers, Arnaud Dupont, Morwenna Spagnol, Thierry Bosc, Mathilde Courcol- Rozés, Armand Eloi, Fabrice Eberhard, Konomba Traoré, Maxime Dorian, Valentin Naulin y Eric Bergeonneau.

PRODUCTORA: Polaris Films Production, Finance/ Fontana/ Umedia.

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: A Contracorriente/Films

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