La
novia del desierto es la ópera
prima de las directoras y guionistas, Celia Atán y Valeria Pivato. Un drama
a ritmo de road movie, mostrando el frágil y hermético espíritu de su
protagonista.
Teresa (Paulina García) es una mujer de 54
años, que ha vivido toda la vida como empleada doméstica al servicio de una
familia en Buenos Aires. Un buen día la familia se ve obligada a vender la casa
y prescindir de su trabajo. El hijo de la familia la acompaña a la parada del
autobús, que la llevará a su nuevo destino.
Durante la noche el autobús se avería y tendrán que esperar a que llegue otro. Ella decide pasearse por un mercadillo, un comerciante,
al que apodan “el gringo” (Clauido Rissi) le ofrece comprar un vestido y
mientras ella se lo prueba en la caravana que éste tiene, comienza un gran
vendaval, con las prisas del gringo por salir de allí y ponerse a refugio, ella
se queda en mitad de la calle, olvidándose el bolso con todas sus pertenencias
en el interior de la caravana. Teresa tendrá que encontrar al gringo, para
recuperar su bolso.
La novia del desierto nos ofrece uno de esos extraños ejercicios cinematográficos que
hipnotizan al espectador por la pureza y verdad que destila, por el alma que posee y esa
magia que te impide dejar de mirar la pantalla. En “La novia del desierto” todo
funciona como un reloj a través de un preciso engranaje, que nadie ve, pero que
se presiente.
Cuenta con una dirección correctísima, arropada por
el fantástico guion que ambas directoras y guionistas, han elaborado. Una
historia pequeña que logran hacer grande. Un viaje al interior de dos
personajes muy diferentes, aun viviendo en situaciones precarias parecidas. Una
mujer que desde muy joven fue llevada a la gran ciudad, para entrar al servicio
de una familia. Su vida y su mundo han girado durante décadas en el interior de
una casa y al cuidado de unas personas, que no son su familia y que se deshacen
de ella como un mueble viejo. Y la de un hombre itinerante, sin un lugar
concreto donde vivir, mientras sobrevive de las prendas que vende en los
mercadillos.
Paulina
García y Claudio Rissi en dos espléndidos
trabajos hasta conquistar y seducir a la cámara con su naturalidad, personalidad y espontaneidad.
Un acto reflejo que logra que el espectador les siga a través de un paisaje entre
desértico y empobrecido, como manifiesto de una parte de la sociedad argentina
que sobrevive y malvive de lo que otros
les pueden dar por el trabajo que pueden ofrecer. La huella eterna del fantasma de la
soledad que les persigue y aun deseando huir de él, saber que su destino es estar solos. Paulina representa a
la mujer reservada, silenciosa y en parte esquiva, algo que desconcierta al
personaje de Claudio, más conversador y sociable. Ella está simplemente, deliciosa.
La banda sonora de Leo Sujatovich, se antoja
casi inexistente, solo en los instantes precisos y cuando la naturaleza lo
permite. El propio sonido ambiental, será el tercer caminante en el camino. El
silencio y la reflexión servirán de alimento para unas almas sedientas de
vivencias, en busca una paz añorada. En
cuanto a la fotografía de Sergio Armstrong, si bien cuenta con unos
precisos encuadres, resulta inquietante el exceso de planos fuera de foco total o parcial, así como
la escasa iluminación en algunos instantes, donde logra distorsionar hasta los
propios rostros. ¿Una búsqueda de deformar la realidad o evitar la existencia
de la profundidad humana y terrenal? Sea como sea, consiguen nutrir e intrigar aún más la mente
del espectador.
¿No
se cansa de estar moviéndose todo el tiempo?...¿No se cansa de estar quieta?
Mi nota es: 8
Mi nota es: 8
ESTRENO en ESPAÑA: 31 de Agosto
PRODUCTORA: Ceibita Films/ El Perro en la Luna/
Haddock Films.
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Golem Distribución.
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