La tensión se palpa en cada fotograma del thriller
político, El Rehén. Está dirigido
por Brad Anderson bajo el magnífico guion de Tony Gilroy.
En los años 70, Mason Skiles (Jon Hamm) vivía
feliz con su esposa en el Líbano, gozando de un gran prestigio como diplomático
norteamericano. Durante una fiesta en su mansión, sufren un atentado
terrorista, muriendo un gran número de invitados, entre los que se encuentra su
esposa. Él decide abandonar el país.
Han pasado 10 años del atentado, Mason vive en Estados
Unidos, cuando la CIA lo emplaza para que vuelva a Beirut y mediar en las
negociaciones sobre el secuestro de uno de los suyos. Skiles se niega a
regresar, pero todo cambiará cuando conoce el nombre del secuestrado. Cal Riley
(Mark Pellegrino), su amigo y compañero en aquellos días. Decide
regresar a un Beirut destrozado por la guerra. Contará con una compañera, Sandy Crowder (Rosamund Pike) una agente
de la CIA que trabaja encubierto y cuya empresa es mantener con vida a Mason y
que la misión sea un gran éxito.
Hacía muchos años que no veía un filme tan tenso,
denso, complejo y apasionante como, el rehén. Una de esas películas que me trae
recuerdos de las primeras novelas sobre el oscuro mundo del espionaje, que
caían en mis manos siendo aún joven y en
ocasiones, costándome entender algunas de sus tramas políticas, pero a la vez
apasionarme los misterios que rodeaban a los espías y contraespías, a sus héroes y heroínas, viviendo en sus propios submundos, hasta conseguir entender con el tiempo, a medida
que iba madurando, los mensajes
patrióticos y políticos que encerraba sus historias.
Hoy en día, estos mundos y submundos oscuros, me
siguen entusiasmando e intrigando de la misma manera, pero a la vez desconcertando con esos personajes
que van de un lado a otro, buscando sus propios intereses, mientras los
inocentes que sufren lo único que esperan con el alma encogida y sus cuerpos
magullados, es regresar vivos, con los
suyos.
Brad Anderson, lo logra con creces. Desde el minuto
uno, la atmosfera que crea alrededor de su filme es tan densa que se puede
cortar con un cuchillo, creciendo a medida que transcurre el metraje y no
decayendo en ningún instante, algo complicado en este tipo de filmes. Mantiene
un magnífico equilibrio entre narración y tiempo. Nos sitúa en Beirut en el año
1982, durante la guerra del Líbano entre Israel y Palestina. Dos pueblos
enfrentados que a día de hoy, nada o muy poco, parece haber cambiado y como sucede
con todas las guerras, convertirse en lucha por el poder, el dominio de la tierra y el
dinero que genera.
Pero como de política no es el momento para hablar, hagámoslo
desde el punto cinematográfico y desde esa perspectiva, reseñar que el
largometraje cuenta con una puesta en escena excelente, creando como ya he
comentado, una atmósfera dura y opresiva. Parte de ese virtuosismo corre a
cargo de la excelente fotografía de Björn Charpentier y la sobrecogedora
partitura musical de John Debney.
Anderson además, se sabe rodear muy bien de un cuidadísimo
elenco actoral, muy a la altura de lo que los personajes precisan y aunque me
cuesta decantarme por algunos en concreto, lo voy hacer en la pareja
protagonista. Jon Hamm raya la perfección con su personaje envuelto entre
las sombras y las luces. Entre el pasado y la pérdida de los suyos por un lado
y la responsabilidad con su país de regresar en busca de uno de sus mejores
amigos, aunque para ello, tenga que lidiar con quienes quitaron la vida a su
gran amor. Rosamund Pike, encarnando a una agente que se convertirá en la sobra de
Mason y la aliada perfecta para que Skiles además de lograr su objetivo, no muera en
el intento. Pero me repito en que el reparto, tanto masculino como femenino, cumplen de sobra con sus
personajes.
Mi nota es: 8,5
ESTRENO en ESPAÑA: 10 de Agosto
REPARTO: Jon Hamm, Rosamund
Pike, Mark Pellegrino, Dean Norris, Shea Whigham, Alon Aboutboul, Jonny Coyne,
Larry Pine, Jay Potter, Ben Affan, Mohamed Zouaoui, Mohamed Attougui.
PRODUCTORA: Radar Pictures/
ShivHans Pictures.
Distribuidora en España: DeaPlaneta.
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