Hola a todos/as
Llevo unos días que no he
publicado nada en este blog, ni en otras páginas y columnas en las que
intervengo. Apenas estoy en la red de Facebook, donde tengo a muchos amigos,
algunos familiares y otros tantos conocidos.
El motivo principal es porque
estoy triste y con ese estado de ansiedad que uno siente al ver que su trabajo
se termina. Sí, hace unos días me comunicaron la noticia que el 31 de Julio
prescinden de mis servicios en la empresa para la que trabajo, y me ha dejado
en estado de KO.
Apenas he leído noticias, a penas
he hecho caso de lo que sucede en el mundo, pues en realidad sólo he buscado
recuperar esa energía perdida tras la noticia y una solución al problema. Pero
hoy me he dado cuenta que hay noticias mucho más duras, mucho más fuertes,
mucho más triste, y con la que descubrimos lo vulnerables que podemos ser ante
la vida. Que el día a día hay que vivirlo sin pensar en el futuro, pues nadie
sabemos lo que nos depara en un momento determinado de nuestra existencia.
Sí, hoy, como todos los españoles,
me he enterado del trágico accidente sucedido en el Alvia que cubría la ruta
entre Madrid y el Ferrol. Volcó a tres kilómetros del casco urbano de Santiago.
El resultado, hasta el momento es de 56 fallecidos, unos 20 heridos graves y
otros 111 con heridas leves, de los 218 pasajeros que viajaban en él.
El accidente sucedió sobre las
20:42 horas a su paso por la zona de Angrois. El tren de alta velocidad, al
alcanzar la curva de A Gradeira descarriló y uno de los vagones saltó por los
aires e incluso superó el talud que separa las vías del tren. El convoy se
partió en dos, y la máquina y los cuatro primeros vagones descarrilaron, otro
intermedio voló sobre el terraplén hasta caer muy cerca de unas viviendas, y el
resto volcó.
Desde este blog, mi más sentido pésame para todas las familias de las víctimas,
que descansen en paz, y el deseo de una pronta recuperación de los
heridos