Esta semana pasada nos han
abandonado dos personalidades: en la música y la escena. El jueves lo hacía Manolo Escobar
y el viernes Amparo Soler Leal.
Intentar resumir sus vidas y
obras, sería para escribir varios folios, por lo tanto me limitaré a realizar
una breve reseña, pues sobre ellos se ha escrito y se seguirá escribiendo
muchas páginas.
Sobre Manolo Escobar, me trae
recuerdos de mi infancia. Mi madre era una gran seguidora de sus temas
musicales y sus películas. En aquella vieja radio que había en casa, cuando
sonaba uno de sus múltiples temas, ella los canturreaba, incluso cuando no
había ningún sonido en la casa, mientras realizaba sus quehaceres, siempre,
entre su repertorio, había varias canciones de Manolo Escobar.
En una ocasión se sintió tremendamente feliz,
como las quinceañeras viven ante la oportunidad de estar junto a divos, sea
la época que sea.
El acontecimiento ocurrió en mi
ciudad natal: un empresario comercial, para el día de la madre, que él
organizaba cada año e invitaba a las mujeres de la ciudad, lo llevó. Ese día
recuerdo su rostro al regresar de la fiesta, era pleno, había visto a su ídolo.
Y es que Manolo Escobar, con su
planta, su sonrisa y forma de cantar, cautivó a innumerables mujeres de la
época.
En sus películas, sus temas se
enlazaban con el guión y donde hizo pareja artística, entre los años 1966 a
1975, con otra gran actriz: Concha Velasco. De ellos se decía: “Él, apuesto y
caballeroso, un poco antiguo, la verdad; ella, pizpireta y bulliciosa”
Desde el 2010 padecía un cáncer
de colon, y tras estar hospitalizado varios días en un hospital de Benidorm,
el cantante y actor almeriense, fallece a los 82 años de edad.
Amparo Soler Leal, ha sido una de
las grandes de la escena, sin ningún tipo de duda. Hija de los actores Salvador
Soler marí y Milagros Leal.
Su primer papel, con el que
debutó, fue “No me mientas tanto” de Alfonso Paso, con 15 años de edad.
Años
más tarde se incorporó a la compañía del Teatro María Guerrero y bajo la
dirección de Luis Escobar, cosechó éxitos muy importantes como: Historias de
una casa, de Joaquín Calvo Sotelo.
Su actividad teatral fue muy
intensa durante los primeros años de su carrera. Pasaría por compañías como la
de Catalina Bárcenas y Ernesto Vilches, hasta que entrada ya la década de los
sesenta, formó su propia compañía, con las que interpretaría obras de
Pirandello y de Sartre.
En el año 1975 y tras
protagonizar “La señorita Julia” se apartó de la escena durante una larga
temporada para centrarse en su carrera cinematográfica.
No sería hasta 1961, tras algunas
películas que pasaron desapercibidas, cuando comenzó su popularidad, en la cinta
titulada “Usted puede ser un asesino” de José María Forqué. Desde entonces
trabajaría a las órdenes de grandes directores como: Luis García Berlanga (La
escopeta Nacional 1977), Pilar Miró (El crimen de Cuenca 1980), Jaime Chávarri
(Las bicicletas no son para el verano 1984), Pedro Almodóvar (¿Qué he hecho yo
para merecerme esto? 1984) Y finalizando de nuevo bajo las órdenes de Luis García Berlanga (París Tombuctú
en 1999)
Sus últimas apariciones en teatro
fueron con la obra: “Al menos no es Navidad” en el Teatro Bellas Artes, bajo la
dirección de Carles Alberola.
Intervino en algunos trabajos
televisivos, como la serie: El Olivar de Atocha" de TV1, “Querido Maestro” de T5
o “Condenadas a entenderse” A3.
La actriz se encontraba en un
delicado estado de salud desde hacía tiempo, aun así, hace unas semanas y con
ayuda de su secretaria, contestó a una entrevista por escrito.
Amparo Soler Leal fallece el
viernes día 25 en Barcelona, tas sufrir una insuficiencia cardiaca.