jueves, 28 de junio de 2012

EN HOMENAJE AL 28 DE JUNIO DE 1969 (POWER GAY)


Algunos de vosotros ya habéis leído: Tras las puertas del corazón. Hoy para celebrar el acontecimiento del Orgullo Gay, en su 43 aniversario, os incluyo esa parte de la novela donde hablo de lo sucedido aquellos días.
Espero sea de vuestro agrado.



En el verano del 69 dos grandes acontecimientos tuvieron lugar en Estados Unidos, además de la continuación de la guerra, que cada vez, resultaba más cruel y difícil de aceptar. ¿Por qué aún no se ponía freno a dicha masacre?

El primero de aquellos sucesos, conmovió al colectivo gay y muchos no gays de Manhattan. Fueron los disturbios  ocurridos en  un local de Christopher Street en el Greenwich Village. Para situarte geográficamente, esta área residencial se encuentra al oeste de Manhattan rodeado por la calle Broadway y el río Hodson. El local se llamaba Stonewall Inn, o debería decir se llama, pues el local fue incluido en el año 99 en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos por su importancia en la historia del movimiento gay y lésbico y lo sucedido en aquellos días.

La policía irrumpió el 28 de Junio de forma violenta. Los enfrentamientos duraron tres largos días. En aquellas fechas, concretamente el día 22 de Junio, moría Judy Garland en el baño, debido a una sobredosis de barbitúricos. Los gays,  lesbianas, transexuales, bisexuales... celebraron un multitudinario funeral, ya que para el colectivo, era un icono y, se piensa, que este motivo fue uno de  los detonantes de no resistirse pacíficamente, como hasta la fecha había ocurrido.

Fuimos enviados para recoger la noticia y fotografiar el acontecimiento. La verdad, no nos esperábamos que aquella contienda fuera a durar tres días de violentos enfrentamientos. Todo comenzó cuando la policía irrumpió en el local para una redada indiscriminada como ya había ocurrido en otras ocasiones. Pero ésta vez, los homosexuales, cansados de los maltratos y desprecios por parte de la policía, tratándoles como criminales o ladrones, no se aminoraron; sino por el contrario, les hicieron frente. Los policías al verse rodeados y ante el asombro de la reacción de los asistentes, hasta la fecha no violentos, avisaron para que les enviasen refuerzos, llenándose la zona de patrullas, pero a su vez los gays también se multiplicaron en número no esperado.

La batalla, en algunos momentos, resultó encarnizada. Cuerpos mal heridos, ensangrentados, gritos e insultos, cabezas golpeadas en el asfalto por policías, que seguramente no sabían por qué estaban haciendo aquello, pero lo hacían. Sonidos de ambulancias, entrando y saliendo por las calles, mientras recogían a quienes no tenían las fuerzas para seguir luchando por el dolor que les atenazaba. Las luces, que iluminaban la noche, parecían  enturbiarse, y la luminosidad blanca, volverse gris. El ambiente era insostenible, pero ninguno de los bandos parecía querer ceder. El orgullo estaba muy alto entre los gays, hastiados, cansados y aburridos de ser tratados como animales, que digo, ni a los animales se les trataba de esa forma en aquellos tiempos. En sus ojos se leía el deseo de libertad y paz  y no mermaron sus fuerzas en el intento, aunque viesen a sus amigos con brazos rotos, con cabezas abiertas, con sangre encharcando las calles. Gritaban en su interior y lo expresaban con furia, el deseo de ser tratados como seres humanos y no como enfermos, dementes o degenerados. Cuando los enfermos eran aquellos que prohibían la libertad de quienes no causaban ningún daño, ningún disturbio, ningún malestar. Simplemente, querían y deseaban vivir su sexualidad. Simplemente deseaban amar a quienes ellos habían elegido para amar. ¿Qué mal había en ello? Sólo el ofuscamiento de mentes retrogradas, sin miras, sin visión más allá de sus narices; e incluso, entre ellos, los más deplorables, los que ocultando su homosexualidad, vivían una doble vida. Por una parte, con una familia, supuestamente maravillosa y por la otra, a escondidas, desahogando su verdadera sexualidad. Luego, a la luz del día, resultaban ser los más homófobos y castigadores, por no haber asumido ellos mismos su verdadero ser. El que la naturaleza les había otorgado y ellos rechazado.

Cuando aquellos enfrentamientos cesaron, la suma de heridos y arrestados era numerosa, además de un muerto. Fue entonces cuando nació el “Gay Power” y desde ese mismo año, cada 28 de junio, se conmemora en todo el mundo, el día del orgullo gay. Como himno, la canción del Mago de Oz  “Over the rainbow” Interpretada por Judy Garland, donde habla, que más allá del arco iris,  los problemas desaparecen y los sueños se convierten en realidad.  Y yo añadiría, la realidad de que un día todos seamos vistos de la misma forma, sin discriminaciones sexuales, de raza, de pensamiento o de acción. Una realidad, donde el ser humano aprenda a convivir entre todos, sin pensar que otros son inferiores o superiores a él. Pues todos estamos hechos de la misma materia y girando en el mismo círculo de la vida, y con ello, alcancemos en su momento ese arco iris, donde todos los colores tienen cabida y donde todos, somos importantes para el equilibrio de la sociedad y del planeta.

Los colores nacieron de la vida y que cada uno de nosotros, elija la paleta de color que desea en su trayectoria por el gran lienzo que formara su existencia. Intentemos por tanto, crear un cuadro de luz y armonía, hasta el punto que jamás un pintor pensara en realizar, sino que sea, la verdadera obra de nuestra vida y esa obra, posea la fuerza suficiente para que la energía pura se revalorice y la luz sea más intensa. Formemos por tanto, nuestro propio arco iris y que éste, por su calidad de pureza, pase a formar parte del gran arco iris de la creación.

Alejandro se quedó en silencio, dio vuelta a su sillón dándome la espalda durante unos minutos, donde sólo el humo del puro, rompía la monotonía que ante mis ojos se presentaba.  No me inmuté, no hice el menor movimiento de apagar la grabadora, ni siquiera moví mis manos de donde las tenía en aquel momento. El silencio se apoderó de toda la estancia y sólo podía escuchar mi respiración, la cual en aquel momento, deseaba silenciar...

Fragmento de la novela: Tras las puertas del corazón. Editada por: Odisea Editorial. Autor: Javier Sedano.
Un gran vídeo.
 

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