La coproducción entre Francia y Bélgica, Black Box, está dirigida por Yann gozlan, compartiendo guion con Nicolas Bouvet, Jérémie Guez y Simon Noutairou. “Un buen oído e intuición, pueden ser armas peligrosas”
Mathieu Vasseur (Pierre Niney) es técnico analista de la BEA y experto en escuchas de las cajas negras. Tras desaparecer uno de sus compañeros, le asignan la misión de esclarecer lo sucedido en el avión que se ha estrellado en los Alpes, en la alta Saboya, con más de trecientas personas a bordo y ningún superviviente. Se entregará en cuerpo y alma a la misión y gracias a sus dotes acústicas, descubrirá anomalías y sospechas de lo que ha podido suceder.
El guionista y director, Yann Gozlan, estudió economía en la Universidad de Paris IX Dauphine y motivado por su gran pasión por el cine, se matriculó en 1999 en la Universidad de París VIII Saint Denis, en la especialidad de cine. Sus inicios estuvieron relacionados con el cine experimental, dirigiendo los cortometrajes “Pellis” 2004 “Echo” 2007 y debutando en el largometraje con “Captifs” 2010, al que siguieron “El hombre perfecto” 2015, “Burn Out” 2017 y ahora, llega a nuestras pantallas con un thriller dirigido el pasado año, “Black Box”
Un thriller, que desde el inicio nos hace cuestionarnos varias preguntas, aunque algunas de ellas, junto a sus respuestas, por resultar demasiado evidentes, las desecharemos enseguida; como son la posibilidad de que haya sido un ataque terrorista, demasiado visto ya en otros filmes; negligencias del piloto o un irreparable fallo técnico; todas ellas poco estimulantes para el espectador curtido en este tipo de películas, que busca algo más. Es entonces cuando nos detendremos en un personaje en concreto, un experto en escuchas de cajas negras, que posee un oído privilegiado, casi al nivel de un superhéroe. Mathieu, a quien hemos visto desde el inicio, se convierte en el hombre a seguir y acompañar a lo largo de todo el metraje, en una arriesgada misión, pues tras ese accidente y la extraña desaparición de su compañero, se esconde una verdad escalofriante y maquiavélicamente urdida.
Drama e intriga, que irá en ascenso a medida que transcurre la acción, entre giros inesperados y otros demasiado evidentes, mientras entran y salen del juego, personajes sospechosos, como el de su mujer, Noémie (Lou de Laâge), quien también trabaja en el gremio. Una obra clásica en su estructura marcada por una cuidada presentación, el nudo y finalmente el desenlace; que como drama que es, no podrá faltar el lado emotivo y predecible, aunque no importe mucho, que así sea, pues durante dos largas horas, ha conseguido mantenernos sentados en la butaca y con la mirada pegada a la pantalla, evadiéndonos de nuestros problemas e incluso del frío reinante en la calle.
Yann Gozlan mantiene en todo momento el equilibro narrativo y visual, apoyándose en un guion que ofrece tensión, elementos claves bien desarrollados y confiando parte del peso argumental, como punto original, en las famosas cajas negras de los aviones y de esta manera, hacer partícipe al espectador de la importancia de las mismas, su contenido y su posible manipulación. Seremos testigos del análisis minucioso que se efectúa sobre ellas, teniendo en cuenta hasta el mínimo detalle de lo que sucede dentro de una cabina en pleno vuelo, de las conversaciones que mantienen los pilotos, de quienes entran y salen, de las posibles interferencias medioambientales, el sonido de los motores u otros factores que ayuden a determinar lo que realmente ha provocado la caída del avión. Al final y aunque como se dice, viajar en avión es la forma más segura de hacerlo, nos deja con un regusto un tanto amargo y pensando hasta qué punto estamos seguros o no, como algunas veces ha sucedido en otros ámbitos de la sociedad, en las manos de los poderosos, de las grandes empresas y en saber qué es lo más importante para ellos, si la seguridad y la vida de los usuarios o llenar sus cuentas bancarias. Yo prefiero creer en lo primero y que lo visto, en este filme, solo sea un alarde de imaginación y ficción, para el disfrute del espectador.
Una película como ya he comentado, bien dirigida, con una excelente fotografía en la mirada de Pierre Cottereau, la música que ayuda a generar más tensión en la batuta de Philippe Rombi y la gran columna vertebral del filme, Pierre Niney, encarnando a Mathieu, en un personaje tenaz, obsesivo y cuya virtud más importante es su lado humano; buscando la verdad para que las familias de los fallecidos tengan una explicación a todas las preguntas, que se hacen.
Mi nota es: 8
ESTRENO EN ESPAÑA: 3 de Diciembre.
REPARTO: Pierre Niney, André Dussollier, Lou de Laâge, Sébastien Pouderoux, Olivier Ramourdin.
PRODUCTORA: 2425 Fims// Wy Productions// France 2 Cinema// Studiocanal// Panache Productions.
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: VERCINE.
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