sábado, 5 de febrero de 2022

MISA DE MEDIANOCHE: CRÍTICA DE SERIE


“El terror más visceral, se aloja en la isla”

La coproducción entre Estados Unidos y Canadá, Misa de Medianoche, está creada y dirigida por Mike Flanagan, compartiendo guion con James Flanagan, Jeff Howard, Dani Parker y Elan Gale.

Un joven ex alcohólico, Riley Flynn (Zach Gilford) tras cumplir condena por matar a una joven en un accidente de coche, regresa a Crockett Island, una pequeña isla con una población de 127 habitantes. A la par que él, llega un joven sacerdote Paul (Hamish Linklater), que cubrirá al monseñor, que ha caído enfermo y está recuperándose en un hospital de la península. Los habitantes de la isla se ven divididos entre los que miran con recelo la llegada del joven Riley, pues la niña muerta vivía en dicha isla y la llegada del nuevo sacerdote, que ante su presencia comienzan a surgir extraños fenómenos, que pronto catalogaran de milagros.

Mike Flanagan está especializado en cine y series de terror, entre las que podemos encontrar  la aplaudida “La maldición de Hill House” 2018 y su segunda temporada “La maldición de Bly Manor” 2020. En la gran pantalla ha firmado obras como la trilogía de “Oculus” y la esperada secuela del “Resplandor” 1980 de Stanley Kubrick, “Doctor sueño” 2019 que no alcanzó las expectativas deseadas.

Misa de medianoche consta de siete capítulos pertenecientes a los libros de la Biblia: 1) Génesis, 2) Salmos, 3) Proverbios, 4) Lamentaciones,  5) Evangelio, 6) Los hechos de los apóstoles y 7) Apocalipsis. Flanagan dirige con maestría esta serie que nos sumerge en una narración que juega con diferentes géneros, principalmente el drama y el terror, de forma brillante, delicada y elegante. Siempre he dicho que para que una película o una serie, provoque el terror en el espectador,  no es necesario que cuente con una fotografía oscura que te obligue a pensar que hay tras las imágenes ocultas, ni los ruidos estridentes, golpes a gogó o sangre a raudales, sin olvidar los excesos que no llevan a ninguna parte. Mike nos envuelve en una magnífica atmósfera desde el inicio, primero mostrándonos el accidente, luego la consecuencia del mismo que es el paso por la cárcel de uno de los protagonistas, para desembocar en la llegada a esa isla de casas de madera, habitada por unos personajes a los cuales les persigue sus propias sombras. Recelosos, esquivos y hasta misteriosos. Mike prepara al espectador para lo que ha de venir. 

Una obra que no precisa de alardes pero sí de tomarse su tiempo para narrarnos una historia rica en matices, diálogos y reflexiva en los monólogos, sobre todo, los que desde el púlpito a modo de sermón, escucharemos en Paul, el sacerdote o las conversaciones de éste con Riley, en las reuniones que mantienen en el centro social. La obra cuenta con personajes perturbadores, creíbles y humanos, en donde Flanagan ha sabido combinar con acierto, religión, terror y sociedad, dejando al espectador sediento de más, al finalizar cada uno de los capítulos. 

Además de la cuidada dirección, cabe mencionar la extraordinaria fotografía de Michael Fimognari y las excepcionales interpretaciones, destacando a una impresionante Samantha Sloyan encarnando a la desconcertante Bev Keane, Zach Gilford en el papel del apesadumbrado Riley Flynn y  Hamish Linklater como el misterioso padre Paul. Pero me reitero que todos están magníficos en sus papeles, tan creíbles que estremecen. 

REPARTO: Kate Siegel, Hamish Linklater, Zach Gilford, Annabeth Gish, Michael Trucco, Samantha Sloyan, Henry Thomas, Rahul Abburi, Crystal Balint, Kristin Lehman, Matt Biedel, Alex Essoe y Rahul Kohli, Robert Longstreet, Igby Rigney y Annarah Shephard.

PRODUCTORA: Intrepid Pictures.

DISTRIBUIDORA: Netflix 

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