Llegan los
días en que la familia se reúne en torno a la mesa y al calor del hogar, para
disfrutar de los instantes que no se pueden vivir en otras fechas del año, por
diferentes circunstancias.
Llegan los
días en que los amigos se juntan en comidas, cenas, tertulias y salidas, que en
otros momentos les resulta imposible estar todos unidos, por lejanía, por
trabajos, por estudios...
Llegan los
días en que en el espacio se respira un ambiente diferente y la nostalgia nos
viste con otras galas.
Llegan los
días en que las luces de mil tonos que adornan e iluminan las calles de
nuestras ciudades, coquetean y conversan con las estrellas.
Llegan los
días en que deseamos ver la nieve caer sobre nuestras cabezas y sonreímos
cuando un copo, roza nuestro rostro.
Llegan los
días en que se escuchan los villancicos por calles, comercios, hogares y se
adornan con árboles, belenes y cintas de formas caprichosas.
Llegan los
días en que pensamos más que nunca en los demás y buscamos ese regalo que les ilusione, lo envolvemos en papeles de colores y lo guardamos hasta el
momento en que debe de ser entregado.
Llegan los
días en que buscamos hacer sonreír y que las risas llenen cada rincón, cada
espacio, cada lugar en el que estemos.
Llegan los
días en que recuperamos al niño que llevamos dentro y le dejamos disfrutar, porque
por unos días somos capaces de dominar las prisas, los problemas y el trabajo, que
nos estresan a diario.
Llegan… Llegan
los días donde las familias y los amigos sonríen, juegan, recuerdan, se dejan envolver por la nostalgia al ver como
cae la nieve o como las luces de mil colores bañan la noche de su ciudad,
mientras escuchan de fondo villancicos y unas manos queridas, unas manos
amadas, unas manos de amistad, unas manos llenas de ilusión te ofrecen un
regalo en papel de mil colores, logrando que los sueños regresen.
Desde estas
líneas os quiero desear a todos:
FELIZ
NAVIDAD Y UN PRÓPERO 2016.