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martes, 25 de junio de 2013

161 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE UN GRAN GENIO DE LA ARQUITECTURA. EL PADRE DEL MODERNISMO: ANTONI GAUDÍ


Hoy hace 161 años del nacimiento de un gran genio: Antoni Gaudí, que nació en 1852. Se desconoce el lugar exacto de su nacimiento, pues no se conservan documentos oficiales. Pero lo que sí se sabe es que su padre fue un industrial calderero: Francesc Gaudí  y su madre Antònia Cornet. Fue el menor de cinco hermanos. Sus orígenes familiares se remontan al sur de Francia, en Auvernia, de donde uno de sus antepasados, Joan Gaudí, pasó a Cataluña en el siglo XVII, el apellido en su origen podría ser Gaudy o Gaudin.

Gaudí se reconoció siempre partidario del catalanismo, aunque nunca quiso vincularse con la política, incluso cuando algunos políticos como: Francesc Cambó o Enric Prat de la Riva, le propusieran presentarse como diputado. Aunque por sus ideales, tuvo diversos altercados con la policía. Fue un gran defensor del catalán, por lo que durante la dictadura de Primo de Rivera, sería arrestado por la Guardia Civil pasando una temporada en los calabozos.

Gaudí vivió dedicado por completo a su profesión, hasta el punto de permanecer soltero. Sólo, que se sepa, estuvo atraído por una mujer, Josefa Moreu, maestra de la Cooperativa Mataronense, hacia el 1884. Desde entonces Gaudí se refugió en su profunda religiosidad, en la que encontraba gran sosiego espiritual.

Tras sus primeros años de estudiante, en 1868 se traslada a Barcelona para cursar enseñanza media en el Convento del Carmen, y posteriormente la carrera de arquitectura en la Escuela de la Llotja y en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Entre esos años realizó el servicio militar en La Armada de Infantería en Barcelona. Finaliza, tanto sus estudios de arquitectura como el servicio militar, en 1978.

Para pagarse la carrera, Gaudí trabajó como delineante para diversos arquitectos y constructores. Quizás por ese motivo, al recibir el título, con su característica ironia y sentido del humor, comentó a su amigo el escultor llorenç  Matamala: “Llorenç, dicen que ya soy arquitecto”

Gaudí viviría varias etapas en relación a su obra y la evolución de la misma, convirtiéndose por mérito en el padre del modernismo:

En sus primeras obras, tanto durante su etapa de estudiante como las primeras ejecutadas al obtener el título, destacan por la gran precisión de los detalles, la utilización de la geometría superior y la preponderancia de las consideraciones mecánicas en el cálculo de estructuras. Destacaremos: Las Farolas de la Plaza Real (Barcelona), y el proyecto de Kioscos Girossi.

Su etapa orientalista estaría marcada por el gusto por lo oriental, inspirado en el arte del próximo y lejano oriente (India, Persia, Japón) , así como el del arte islámico hispánico (mudéjar y nazarí) De esta etapa destacaremos: La casa Vicens y El Capricho, en Comillas y con motivo de la Exposición Universal celebrada en el Parque de la Ciudadela de Barcelona, 1888, Gaudí construyó El Pabellón de la Compañía Trasatlántica, propiedad del Marqués de Comillas.

Para el periodo Neogótico se inspiraría sobre todo en el arte gótico medieval, el cual asume de forma libre, personal, intentando mejorar sus soluciones estructurales. Fue uno de los periodos históricos de mayor éxito. Destacan obras como: Colegio de las Teresianas, El Palacio Episcopal de Astorga, o La Casa Botines en León.

La Etapa Naturalista, le llevará a perfeccionar su estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza, poniendo en práctica toda una serie de nuevas soluciones estructurales y geométricas, y donde Gaudí dará rienda suelta a la gran libertad creativa y una imaginación desbordante en la creación ornamental. Partirá de cierto barroquismo y dotará a sus obras de volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de cualquier premisa clásica. Obras importantes de este periodo serán: La Casa Calvet, La Puerta de la Finca Miralles, El Parque Güell y la Casa Batlló, entre otras muchas.

Su etapa final, será la culminación de su obra. En aquellos últimos años, que dedicaba casi en exclusiva a la Sagrada Familia, Gaudí llega a la perfección de su estilo naturalista, haciendo una síntesis de todas sus soluciones y estilos probados hasta aquel entonces. Logrará con ello una perfecta armonía en la interrelación entre los elementos estructurales y los ornamentales, entre plástica y estética, entre función y forma, entre contenido y continente, logrando la integración de todas las artes en un todo estructurado y lógico. Además de proyectar La Sagrada Familia, obras de este final de etapa, serán: Las Escuelas de la Sagrada Familia o los Púlpitos de la Iglesia de Santa María en Blanes.
Desde 1915, Gaudí se dedicó casi en exclusividad a La Sagrada Familia, donde se muestra la síntesis de toda su obra evolutiva arquitectónica.

Su vida estuvo fuertemente relacionada con sus creencias católicas, en 1899 se hizo socio del Cercle Artístic de Sant Lluc, sociedad artística de corte católico fundada en 1893 por el obispo Josep Torras i Bages y los hermanos Josep y Joan Llimona. También se afilió a la Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat, entidad catalanista de signo católico.

Y en toda su obra, se ve la gran influencia de sus creencias católicas, no sólo en las obras ejecutadas en diversas iglesias, sino, incluso en el famoso Parque Güell, donde su entrada presenta una estructura alegórica de gran simbolismo dentro de los parámetros conceptuales que compartían Gaudí y el conde Güell, centrados en el catalanismo político y en la religión católica, mostrando en dicha alegoría lo más elevado del mundo terrenal y espiritual.

El 7 de junio de 1926 cuando se dirigía a la Iglesia de San Felipe Neri, para rezar y entrevistarse con su confesor. Al pasar por la Gran Vía de las Cortes Catalanas, entre las calles Girona y Bailén, fue atropellado por un tranvía, que lo dejó sin sentido. Debido a su aspecto desaliñado y sus ropas gastadas y viejas, fue tomado como un mendigo, nadie se preocupó por él hasta que un guardia civil paró un taxi y lo llevaron al Hospital de la Santa Cruz. Al día siguiente lo reconoció el capellán de la Sagrada Familia, pero ya era demasiado tarde para hacer nada por él.  Murió el día 10 de Junio de 1926, a los 74 años de edad, en la plenitud de su carrera. Fue enterrado el 12 de Junio, con presencia de grandes multitudes que quisieron darle el último adiós, en la capilla de Nuestra Señora del Carmen de la cripta de la Sagrada Familia. En la lápida figura la siguiente inscripción:
Antonius Gaudi Cornet. Reusensis. Annos natus LXXIV, vitae exemplaris vir, eximiusque artifex, mirabilis operis humus, templi auctor, pie obiit Barcinone dit X junii MCXXVI, hinc cineres tanti hominis, resurrectionem mortuorum expectante. R.I.P.

Sin duda, Antoni Gaudí, fue un hombre adelantado a su tiempo, un gran amante de su profesión, a la que se dedicó en cuerpo y alma y con el espíritu fuerte de creación, descubriendo nuevas formas que en muchas ocasiones, hoy en día, nos siguen pareciendo imposibles.