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homenajea a una gran mujer: Clara Campoamor Rodríguez, nacida en Madrid el 12
de febrero de 1888. Fue la principal impulsora del sufragio femenino en España,
logrado en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones
de 1933.
Tras la muerte de
su padre, y al no tener una economía familiar muy holgada, se ve en el deber de
colaborar en el seno familiar y comienza a trabajar desempeñando varios
oficios: modista, dependienta de comercio y telefonista, más tarde tras pasar
unas oposiciones en 1909 consigue la plaza de funcionaria de segunda clase del
Cuerpo de Correos y Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, saltará de
destino en destino hasta que en 1914, gana con el número uno nuevas
oposiciones, esta vez al Ministerio de Instrucción Pública, regresando de esta
forma a Madrid como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las
Escuelas de Adultas. Trabajará también como traductora de francés, auxiliar
mecanógrafa en el Servicio de Construcciones Civiles del propio Ministerio, y
secretaria de Salvador Cánovas, director del periódico conservador, maurista. “La
Tribuna” este puesto fue el que le
permitió conocer gente muy distinta; allí comenzó a interesarse por la política
y a publicar algún artículo.
El 21 de marzo
de 1923 consigue el título de bachiller, matriculándose luego en la Facultad de
Derecho.
Sus ideas sobre
la igualdad de las mujeres la acercan al PSOE y escribe el prólogo del libro
Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Nunca se
incorporó al partido ni aceptó la colaboración de este con la dictadura de
Miguel Primo de Rivera.
En 1929 forma
parte del comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció
poco tiempo después.
Mantuvo una gran
actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la
Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la
mujer y la libertad política.
Al proclamarse
la Segunda República, Clara fue elegida diputada, en aquel año 1931 las mujeres
podían ser elegidas, pero no ser electoras, y pasó a formar parte del Partido
Radical, al que se había afiliado por haberse declarado: republicano, liberal,
laico y democrático.
Formó parte de
la Comisión constitucional encargada de elaborar el proyecto de la Constitución
de la nueva República e integrada por 21 diputados, y luchó por los hijos e
hijas nacidas dentro y fuera del
matrimonio, el divorcio y el sufragio universal. Lo consiguió todo, excepto lo
relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes españolas y donde la
izquierda, con la excepción de un grupo socialista y algunos republicanos, no querían
que la mujer votase porque se suponía que estaban muy influidas por la Iglesia
y que por ello votarían a la derecha. Por ese motivo, el Partido Radical
Socialista puso frente a Clara a otra reconocida diputada, Victoria Kent,
contraria al voto femenino, el debate resultó extraordinario y gano Clara. Finalmente,
la aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de la minoría de
derechas, gran parte de los diputados
del PSOE y algunos republicanos.
Clara Campoamor
vivió en el exilio al estallar la guerra civil, publicó en París la “revolución
española”, narrando las experiencias en Madrid y mostrándose muy crítica con el
comportamiento de los republicanos. Vivió en Buenos Aires y se ganó la vida
traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías. En 1955 se instala en
Lausana (Suiza) y trabaja en un bufete hasta que perdió la vista, y donde
fallece de cáncer en abril 1972.
Una mujer
luchadora, trabajadora y todo un ejemplo de vida en tiempos difíciles, donde la
mujer estaba infravalorada y ella luchó por su igualdad, consiguiéndolo, algo que parece que algunos de
nuestros políticos de hoy en día, en pleno siglo XXI, quieren volver a
restringir sus libertades.
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