Después de leer estos días todo lo que está sucediendo sobre el futuro de las fiestas del orgullo gay de Madrid y disfrutar de la carta de Abel Arana en su blog, poco me queda que decir, pero también deseaba exponer algunos puntos respecto a ese gran barrio que es Chueca y las fiestas más importantes a todos los niveles, que tiene Madrid.
Chueca era un barrio lleno de miserias hasta pasado el año 92. Un barrio lleno de delincuencia, de prostitutas, de drogadictos, de borrachos, carteristas y de camorristas entre otros que frecuentaban aquel lugar y donde los habitantes del barrio no se atrevían prácticamente a salir de noche. Y hablo en consecuencia, pues yo viví entre el 91 al 92 en la calle San Marcos. Contemplé todo tipo de escenas durante ese año: robos a ancianos y no tan ancianos, peleas callejeras donde las piedras destrozaban locales y coches que se encontraban en el camino de los maleantes, incluso en plena calle Hortaleza a pocos metros de donde yo me encontraba, un tipo apuñaló a otro con total naturalidad y nadie se atrevió a decir nada. Pasar por la noche, cuando se volvía del trabajo o de los estudios, era toda una odisea, pues no sabías nunca que te podías encontrar o que te podía suceder. En fin, que llegaron los gays y como se dijo en aquel entonces, revolucionaron Chueca. Una revolución que ayudó al progreso y tranquilidad del barrio. Un progreso donde los pisos se dispararon en precios, los alquileres ni que contar, se han montado grandes comercios de marcas punteras, se abrieron hoteles, pensiones y apartamentos para dar cabida a tanta gente que deseaba pasar unos días en esa zona, nuevos locales, nuevos restaurantes… Y en cuanto a tranquilidad, hoy por hoy, se puede pasear a cualquier hora de la noche, sin el menor temor.
Un barrio donde no es sólo visitado por gays, sino que cientos de heterosexuales, se acercan cada fin de semana para disfrutar de la paz, tranquilidad y el buen ambiente que existe en cada una de las calles.
Progreso, bienestar, tranquilidad, diversión. Creo que son palabras que todos buscamos para mejorar día a día una ciudad y eso se consiguió. Y ahora llega la Ana Botella y pretende con su puritanismo rancio y sus ideales homofobos poner en contra a un barrio, que en realidad está a favor de los gays, contra estos. Luego se esconde y pone delante al alcalde. Un alcalde, que siempre ha tenido una gran imagen, no sólo en Madrid sino fuera de esta ciudad y que está malogrando, por culpa de ella.
Señor Gallardón, es usted demasiado inteligente, liberal y amante de esta ciudad, para caer en las redes de una araña con veneno hacia lo que representa la libertad de la que ha hecho gala esta ciudad.
Señor Gallardón, es usted el hombre que se enfrentó a su partido, defendiendo la ley por iguales, cuando tras una votación y por mayoría se ganó y el PP intentó destruirla con todas sus fuerzas yendo en contra de la democracia y la libertad, atreviéndose a poner como escudo a la Iglesia creando aquella famosa misa de las familias. En aquel orgullo del 2005, muchas familias de gays llegaron a Madrid sintiéndose insultadas y proclamando que ellas también eran familia.
No me quiero extender más, pero todavía se podrían escribir muchas líneas sobre el comportamiento que este partido está intentando y no es ni más ni menos, que volver a los tiempos de la oscuridad y donde ellos gobiernen a sus anchas a base de dictadura.
