La impactante, Playground, está dirigida por el polaco
Bartosz M. Kowalski, con guion compartido con Stanislaw
Warwas.
La historia gira en torno a tres niños estudiando en el mismo colegio,
con vidas muy distintas entre ellos. Michalina
Świstuń, interpreta a una adolescente enamorada de uno de sus compañeros de colegio, con
problemas en el hogar. Nicolas Przygoda
encarnará a un joven que además de estudiar, cuida de su padre con parálisis
cerebral y su mejor amigo Przemek
Baliński, viviendo bajo el techo de una familia disfuncional. El drama está
servido, pero Bartosz, incorpora un nuevo y trágico suceso, basado en un hecho
real.
Nada más se debe contar de esta obra dura, sobrecogedora y demoledora, que no solo impacta en el espectador a medida que va transcurriendo el tiempo mientras nos presenta a cada uno de sus personajes, sino lo incómodo que uno se siente desde el minuto uno. Una incomodidad extraña, que se percibe en el ambiente y traspasa a nuestro interior, sin ser comprendida, pues las imágenes iniciales no dan pie a nada fuera de lo normal, sino a la vida cotidiana de una niña dentro del hogar y en el colegio, pero sin duda Bartosz juega con esos elementos que bien ha estudiado, para dejar al espectador destrozado en la butaca, donde las miradas apuñalan los corazones.
La película cuenta con una planificación
perfecta, exacta en cada encuadre, en cada espacio de tiempo que se detiene
para contar las historias de sus tres personajes de forma individual, llevándoles
a ese último día de colegio y encontrándose en el patio del mismo. El devenir
de los acontecimientos en un tiempo casi real, salvo las licencias que se toma
en los flashback necesarios. Una dirección actoral sobresaliente con unas
interpretaciones magistrales, por parte de los tres jóvenes, apoyadas por un sólido guion que Bartosz comparte con Stanislaw Warwas
Pocas veces un director nos obliga a ver lo que él desea que
contemplemos, por muy duro que resulte. Busca que seamos testigos de excepción y jueces tras lo expuesto,
pues lo que nos va a mostrar es la cruda realidad: Abusos sexuales infantiles, las
familias disfuncionales, el deseo de querer madurar antes de tiempo, la
pasividad por parte de una sociedad que mira, critica, pero no reacciona; el
bullying o el homicidio practicado por menores de edad, que desgraciadamente
cada día se está haciendo más presente en nuestra sociedad y tras los llantos y
lamentos, no se ve que se busquen soluciones reales a dichos temas.
Un ejercicio muy arriesgado para la gran pantalla y para el
gran público, que Mateusz Skalski,
fotografía en toda su crudeza, pero con la inteligencia que comparte con el
director, de no llevarlo a lo escabroso, sino quedarse en lo realista, que ya es
bastante. Una obra tan brutal como necesaria, para que nuestras mentes reaccionen
y no oscurezcan nunca la verdad. Una obra que grita la necesidad de un trabajo de
equipo entre Estado, educadores y padres, en busca de soluciones reales.
Destacar para finalizar la magnífica banda sonora de
Kristian Eidnes Andersen y agradecer que la escena final, rodada en plano
general y desde cierta distancia, carezca de música. Si el impacto de lo que
nuestros ojos verán es brutal, con sonido real, aún se acrecienta más.
Mi nota es: 8,5
ESTRENO en ESPAÑA: 25 de Mayo
REPARTO: Michalina Świstuń, Nicolas Przygoda, Przemek
Baliński, Patryk Swiderski, Pawel Brandys, Anita Jancia, Pawel Karolak,
Malgorzata Olczyk, Mikolaj Zamorski, Karolina Czajka, Bartlomiej Milczarek,
Marta Grabysz, Joanna Kurek.
PRODUCTORA: Film It, Orka Studio, Film apoyada por el Instituto de
Cine Polaco
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Syldavia Cinema.
NOTA IMPORTANTE: En esta ocasión, tras la proyección tuve el placer de
participar del coloquio sobre la película con su director: Bartosz M. Kowalski y por supuesto no desaproveché la oportunidad
de hacerle una pregunta.
Tras felicitar a Bartosz por el filme y el atrevimiento a exponer un tema tan crudo y de forma
tan realista en la gran pantalla, le formulé la siguiente pregunta. ¿Cuánto
tiempo llevó la planificación de la escena final y cuántas tomas se precisaron
para el sobrecogedor resultado?
B.M.K. La larga escena final se rodó en un día, en parte
para lograr el impacto emocional que los actores debían proyectar en el público
y por otro lado, por la dificultad de la misma. Fue planificada al milímetro,
como el resto de las escenas, pero en esta ocasión aún con más motivo, pues
requería de unos efectos visuales muy precisos. Por todo ello se marcó cada
detalle a tener en cuenta, sin dejar nada al azar. Las posiciones exactas de
los personajes. Se situó tras los dos actores una pantalla azul y se creó una muñeca del mismo color, con un
peso determinado. De esa forma se conseguía el efecto deseado y que al
espectador tanto conmociona.
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